Más que Chacalón o Johnny Orosco, el último embajador de la cumbia peruana en el mundo se llama Christian Cueva. No solo lo prueban sus live en Instagram, donde se conectan automáticamente 10 mil seguidores, o su influencia en los gustos ex Frank Sinatra y hoy Armonía 10 del peruviano Lapadula: la noche del triunfazo ante Paraguay 2-0, cuando el país estaba concentrado en el Nacional por 90 minutos, no solo hubo Contigo Perú a coro para poner la piel de gallina. Apenas los señores efectivos de la PNP ordenaban salir en orden a 45 mil asistentes, el equipo de organización y protocolo de la FPF prendió en los altoparlantes del estadio una canción que, en la voz de Cueva y Carrillo, en lo que tararea Lapadula, también se ha vuelto himno:
Cantinero, llegó el cervecerooooo
Pónganme mis tragos
Pónganme mis copas
Que quiero beber y beber y beber hasta morir
Beber y beber y beber hasta morir...
Qué más se puede hacer si clasificamos al mundial de Qatar 2022. Qué.
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Ojo, Cueva no es influyente solo en el playlist. Es una marca de la era Gareca, “un abrelatas”, como prefiere definirlo Jorge Barraza, periodista argentino. Hoy está en estado de gracia, los viejos hacen largas comparaciones con el Cholo Hugo y en sus pies hay paz porque en su cabeza hay paz. Pero no es de ahora su notable crecimiento futbolístico. Pasó en Asunción, también contra Paraguay, rumbo al mundial de Rusia 2018. Hasta esa noche, Christian Cueva era solo un buen seleccionado. Luego fue la selección.
“Esa noche en Asunción” es todo lo que ocurrió en paralelo a la goleada 4-1 de Perú, la selección de Ricardo Gareca, a Paraguay. En su cancha y ante su gente. La foto del reportero gráfico oficial de la bicolor Raúl Sifuentes del 10 peruano caminando solo al vestuario, por ejemplo. El inusual movimiento en los archivos de diarios, pues la Blanquirroja no ganaba fuera de casa hacía 12 años. El fastidio de José Luis Chilavert, que declaró que la selección “se agrandó”. El 10 de noviembre del 2016, tarde en Lima noche en Asunción, la selección peruana tenía los discretos números de los que no clasifican al Mundial, vieja costumbre patria: octavo lugar, 8 puntos, apenas dos triunfos y dos empates. Era un equipo a la altura de los 8 ciclos desde España 82: eliminado.
El más rebelde contra ese pesimismo parecía ser el futbolista que rescató Gareca de la crítica y que para esa noche, había jugado todos los partidos del proceso desde el 2015. La bandera del ciclo Christian Cueva. El muchacho de Huamachuco al que sus padres iban a llamar María Fátima Margarita y hoy el plantel llama Cholo.
Ese Cholo entró furioso al vestuario luego del 1-0 del primer tiempo ante Paraguay. Y aunque era el futbolista más bajo de ese plantel (1.65m), todos lo vieron. “Muy poca gente sabe que en el vestuario, al medio tiempo en Asunción, él tomó la palabra. No Guerrero. No Alberto. Cueva”, me dice Horacio Zimmermann, conductor de Movistar Deportes, uno de los periodistas que siguió a Perú en el extranjero todas las fechas de Eliminatorias. Se lo ha contado Cueva alguna vez. Un hombre muy cercano al comando técnico -y que por obvias razones prefiere mantener su nombre en reserva- recuerda los 15 minutos de ese entretiempo como “muy decisivos” para lo que ocurrió después en las Eliminatorias.
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Hoy sigue siendo luz. Y habrá que rezar todas las oraciones para que llegue a la fecha de repechaje (13/14 de junio) en ese nivel que lo hace levitar. Luego de un breve stalkeo en su cuenta de Instagram, el equipo de Deporte Total ha elaborado este playlist firmado por Cueva, un hombre que representa cada vez más a la peruanidad que tanto nos gusta.
Déjame - Armonía 10.
Gracias - Armonía 10.
Serrana - Armonía 10.
Pagarás (Humo del cigarrillo) - Armonía 10
El teléfono - Grupo 5
Morir de amor - Grupo 5
Escucha Marisol, Pintura Roja, Internacional Pacífico (con la voz de Tony Rosado). Ese también es Cueva. Y creo que por fin, lo estamos entendiendo.
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