La intención del Gobierno de otorgar los principales lotes de Talara a la estatal Petro-Perú, al día siguiente del vencimiento de sus contratos, ha caído como un baldazo de agua fría para la fuerza laboral de dichos campos petroleros.
Es el caso de los trabajadores y contratistas del lote VI-VII, de la estatal china Sapet, los cuales temen perder sus beneficios laborales y puestos de trabajo una vez que el campo petrolero pase a manos de Petro-Perú en octubre de este año.
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Esto, a pesar de las protestas del Gobierno de que todos serán contratados por la empresa estatal.
“Lo único que sucederá es que el trabajador que ya está allí [en los tres lotes que revertirán al Estado en 2023] se cambiará de camiseta; en este caso, se pondrá la camiseta de Petro-Perú”, explicó el ministro de Energía y Minas, Oscar Vera.
Los trabajadores de Sapet dudan, sin embargo, de la veracidad de esta afirmación debido al “precedente del lote I’, que Petro-Perú opera mediante un contrato de licencia temporal desde diciembre de 2021.
Según refieren, allí laboraban 60 operarios en planilla de UNNA (ex GMP), de los cuales “solo 5 o 7′ se incorporaron a Petro-Perú cuando esta tomó el lote, siendo el caso que los demás ‘fueron despedidos y pasaron a contrata’.
“El ministro Vera nos ha dicho que no nos preocupemos porque vamos a pasar todos a planilla de Petro-Perú, pero la incertidumbre nos gana porque hemos visto que muy pocos compañeros del lote I han sido incorporados por la petrolera estatal, y la desocupación de ellos es ahora masiva’, indica Víctor Silva, secretario general del sindicato de trabajadores de Sapet.
Detalla que los trabajadores que pasaron a planilla de la estatal perciben ahora un sueldo menor del que ganaban con UNNA, y advierte que lo mismo ocurrirá con los 200 trabajadores y contratistas del lote VI-VII.
“Nosotros tenemos ahora la tranquilidad y el compromiso de Sapet de mejorar cada año la calidad de vida de los trabajadores. Eso se verá truncado si el Estado quiere revertir los lotes de Talara sin siquiera aportar en el desarrollo del sector hidrocarburos’”, agrega Silva.
Al respecto, la petrolera estatal precisó a este Diario que no despidió al personal que ‘venía laborando con el anterior operador’ (UNNA) sino que lo contrató para dar continuidad a las operaciones del lote I.
En el mismo sentido, aseguró que gestionará la continuidad de los trabajadores en las operaciones de los lotes que va a retornar próximamente y aclaró que su explotación no representa riesgo porque se trata de campos que producen desde hace mucho tiempo.
SOLVENCIA DE PETRO-PERÚ
A diferencia de lo que sostienen Petro-Perú y el Minem, sin embargo, los trabajadores de Sapet advierten que la mantención e incremento de la productividad de los lotes de Talara dependerá de la realización de intensas labores de perforación y exploración.
Esto es, de una inversión continua que solo pueden realizar empresas con solvencia económica.
“Todos tenemos muy claro que Petro-Perú no puede asumir técnica, legal ni económicamente ningún lote petrolero porque no califica como operador. Y eso pone en riesgo el suministro de crudo a la nueva refinería de Talara, que necesita petróleo con urgencia para no tener que importar de Ecuador”, advierte Oscar Águila, secretario de defensa del sindicato de trabajadores de Sapet.
Para evitar su desempleo los trabajadores de Sapet proponen que el Minem no ceda los lotes de Talara a Petro-Perú sino que implemente contratos temporales con los actuales operadores durante un plazo de 10 años.
“Eso dará el tiempo que necesita Petro-Perú para estabilizarse económicamente y poder asumir los lotes al 100% y asumir los riesgos en la industria petrolera”, anota Águila.
El lote VI (seccionado del VI-VI) uno de los tres que pasarán a manos de la estatal en octubre y noviembre de este año, junto con el lote I y el Z-69 (otrora Z-2B).
Se trata de lotes que producen en conjunto 9.000 barriles diarios de petróleo, volumen equivalente al 25% de la producción nacional de crudo.