Maha Mamo vivió 30 años sin patria. En 2018 Brasil le concedió la nacionalidad. Maha está en la foto con Cate Blanchett en un evento de la ONU que busca generar conciencia sobre la apatridia.
Maha Mamo vivió 30 años sin patria. En 2018 Brasil le concedió la nacionalidad. Maha está en la foto con Cate Blanchett en un evento de la ONU que busca generar conciencia sobre la apatridia.
/ DENIS BALIBOUSE
Katherine Subirana Abanto

De niña, Maha Mamo no podía asistir a los paseos escolares fuera del Líbano. Y, a pesar de ser una de las mejores en baloncesto, nunca pudo representar a su país en competencias internacionales. Maha nació en Líbano y vivió casi toda su vida en ese país sin ningún documento que la reconociera como ciudadana libanesa o que, en realidad, le reconociera nacionalidad alguna. Maha es una persona apátrida.

Los padres de Maha nacieron en Siria y tienen documentos que los reconocen como ciudadanos sirios, pero ambos profesan distintas religiones —su padre es cristiano y su madre musulmana— y los matrimonios interreligiosos no son reconocidos en su país. Buscando formar una familia, la pareja se mudó a Líbano, donde nacieron Maha y sus hermanos. ¿Por qué ni Maha ni sus hermanos accedieron a una nacionalidad? ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, explica la situación: ya que el padre de Maha es sirio, según la legislación, ella debió ser reconocida como siria. Sin embargo, como sus padres eran de religiones diferentes, no fue posible registrar ni el matrimonio, ni su nacimiento, lo que le impidió ser reconocida como ciudadana siria y obtener los documentos necesarios para demostrarlo. Tampoco Maha fue reconocida como libanesa, porque la legislación nacional no permite adquirir la nacionalidad por el nacimiento en el país y sus padres no son libaneses.

La representación de la Sagrada Familia en una iglesia de California.
La representación de la Sagrada Familia en una iglesia de California.
/ DAVID MCNEW

—Migración y apatridia a. C. y d. C.—

Los restos fósiles de nuestros antepasados nos muestran que las migraciones son comunes desde la prehistoria. Avanzando en el tiempo, la Biblia grafica mejor que los libros de historia los grandes movimientos migratorios: desde el pueblo judío que sale de Egipto y va, de mano de Moisés, hacia la tierra prometida; hasta la vida del propio Jesús, que nació en un establo mientras sus padres huían hacia Egipto buscando salvarlo de la locura del rey Herodes que andaba matando niños recién nacidos. Era, pues, Jesús un migrante. ¿Era también un apátrida?

No en sentido estricto, pues en esa época no existía la idea de nacionalidad; sin embargo, la figura de la Sagrada Familia se ha usado desde tiempos antiguos y hasta hoy para llamar la atención sobre el problema. Por ejemplo, este año una iglesia en Claremont, California, ha instalado un nacimiento que representa a Jesús, María y José como refugiados en jaulas, para representar una escena similar a la que han sufrido miles de familias que buscan asilo en Estados Unidos.



“Ser apátrida significa estar privado del derecho a tener derechos”, una contundente frase de la filósofa alemana Hannah Arendt, quien experimentó en carne propia la apatridia.

La apatridia es un resultado directo de la migración y de legislaciones cerradas de algunos países, como lo muestra el caso de Maha Mamo; pero también de la disolución de países. Miles de personas pasaron por esta situación durante la disolución de la URSS, por ejemplo.

Pero, según explica el diplomático peruano Pedro Pablo Delgado, en su libro Apátridas, refugiados y migrantes, la apatridia es el resultado de la incoherencia entre el derecho humano a la libre circulación y el derecho de los Estados a decidir quién entra o no a su territorio. “Para los ciudadanos de los países desarrollados las puertas del mundo están abiertas, mientras que el resto lucha porque sus derechos sean respetados”, escribe.

En ese sentido, no podemos circunscribir el problema de la apatridia al siempre convulsionado Oriente Próximo, o a Estados Unidos, el mayor receptor de migrantes en el mundo. En Latinoamérica la migración venezolana ha puesto a prueba a un continente donde los casos de apatridia pasaban desapercibidos. Cécile Blouin, investigadora del IDEHPUCP, propone un ejemplo que gráfica perfectamente el tema: el de los bebés de padres venezolanos nacidos en el tránsito migratorio, específicamente en Colombia. Ellos son apátridas. O lo eran.



“Soy tres veces apátrida: bohemio entre los austriacos, austriaco para los alemanes y judío en todo el mundo; un intruso en todas partes”. — Gustav Mahler

“Si los padres venezolanos no tenían residencia en Colombia, no podían inscribir a sus hijos en dicho país. Tampoco podían inscribirlos como ciudadanos venezolanos, pues el Consulado de Venezuela en Colombia no funciona. Al ser más de 20.000 los casos registrados con este problema, el Gobierno colombiano tuvo que tomar cartas en el asunto”, explica. En agosto de este año, el presidente Iván Duque firmó una resolución para otorgarles la nacionalidad a los niños de padres venezolanos nacidos en Colombia a partir del 19 de agosto de 2015.

El no tener nacionalidad limita a las personas en el acceso a sus demás derechos. Por ejemplo, Maha Mamo fue a la escuela y a la universidad gracias a la buena voluntad de diversos educadores, pero no pudo sacar ningún título oficial. Al cumplir 30 años, en 2016, y buscando existir formalmente, envió cartas a más de 130 consulados del mundo. Solo el de Brasil le abrió las puertas, primero como refugiada, luego como ciudadana. Hoy Maha, nacida en Líbano, es una feliz brasileña que lleva su testimonio por todo el mundo. Y repite siempre que al tener una nacionalidad ya no solo está viva, sino que también existe.


El libro

Apátridas, refugiados y migrantes

El diplomático peruano Pedro Pablo Delgado aborda las diversas condiciones migratorias desde los ángulos jurídicos, filosóficos y económicos.
El diplomático peruano Pedro Pablo Delgado aborda las diversas condiciones migratorias desde los ángulos jurídicos, filosóficos y económicos.


Los datos:

  • La ONU estableció, el año 2000, el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante.
  • 3,9 millones de personas apátridas hay en el mundo, según la ONU.

¿Cómo se adquiere una nacionalidad?

  • principio de ius soli: Se obtiene a partir del nacimiento en el territorio de un Estado determinado.
  • principio de ius sanguinis: La nacionalidad se transmite de padres a hijos por vínculo biológico.
  • principio de ius domicili: Se consigue tras largo tiempo de residencia en un territorio.

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