Ninguno de los partidos políticos que disputaron la segunda vuelta cuenta con mayoría en el Congreso, por lo que Pedro Castillo y Keiko Fujimori están obligados a formar coaliciones para garantizar la gobernabilidad ante un escenario de baja legitimidad que arrastran tras los resultados tan apretados.
Hay dos escenarios por resolverse, además del conteo oficial de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). El primero tiene que ver con la regulación de la cuestión de confianza que debate el actual Congreso de salida; y el segundo, las negociaciones para la formación de la Mesa Directiva del nuevo período.
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Fases parlamentarias
En los períodos parlamentarios –al menos en los que cumplen sus cinco años– se repiten tres fases: una primera de la luna de miel que se mantiene como máximo hasta el segundo año, en que el oficialismo consigue una coalición de gobernabilidad; una segunda, en que los aliados empiezan a querer dejar de compartir los pasivos del oficialismo durante el tercer año; y una tercera durante los dos últimos años en que hasta los aliados son oposición con fines electorales.
Para el especialista en temas parlamentarios Alejandro Rospigliosi, en un eventual gobierno de Keiko Fujimori volveríamos a los cauces de estas tres fases, en un período muy similar al del 2006-2011, cuando el Apra era gobierno, pero no tenía mayoría y formó una coalición que le permitió sobrevivir durante los cinco años.
Para un eventual gobierno de Pedro Castillo, el especialista en temas legislativos Martin Cabrera, advierte un escenario distinto. “Estoy convencido de que la presentación del Gabinete Ministerial podría significar la primera crisis en un gobierno de Castillo. Va a depender también de las primeras iniciativas de reforma que presente al Congreso, como la asamblea constituyente, que teóricamente merecería un proyecto de reforma constitucional que podría ser planteado con una cuestión de confianza. Con estas dos cuestiones de confianza, el Congreso quedaría en una posición bastante difícil. Por eso resulta importante saber cómo quedará la regulación de esa prerrogativa en el actual Parlamento”, explica Cabrera.
La politóloga Milagros Campos indica que no se puede establecer una asamblea constituyente dentro del marco constitucional vigente. “Se podría plantear a través de un proyecto de reforma constitucional, pero no debería venir forzado por el presidente”, indica. En esto coincide Rospigliosi: “No hay sustento constitucional para tal temeridad, y si quiere forzar el cierre del Congreso para realizarlo, necesitaría que le nieguen dos cuestiones de confianza. Antes de la segunda, lo vacarían”.
Coaliciones
Gane quien gane, Milagros Campos considera que desde el Ejecutivo se deben buscar consensos para la formación de una agenda legislativa, que deberá tener como punto de partida la atención de la pandemia desde el inicio de funciones.
Según explica la especialista en temas legislativos, esto será clave porque estamos ante un período fragmentado con diez agrupaciones y varios intereses individuales. Este Diario identificó hasta 18 facciones distintas.
Para Martin Cabrera, es muy probable que en las conversaciones para el apoyo en la segunda vuelta se hayan tocado los escenarios de alianzas legislativas, sobre todo para la formación de la Mesa Directiva. Fuerza Popular ha tenido a Renovación Popular, Alianza para el Progreso, Avanza País y parte de Acción Popular. Perú Libre ha tenido a Juntos por el Perú y algunos miembros del Partido Morado.
“En el caso de Fuerza Popular, está pendiente ver su posición en la Mesa Directiva. Sería un acto político poco consecuente que, siendo gobierno, busquen presidir la Mesa Directiva. Distinto es si pierden la segunda vuelta”, dijo Cabrera.
Pese a ello, Rospigliosi considera que Acción Popular puede convertirse en el centro de la balanza. “Es la tercera fuerza, y tendrá los votos para discernir según el proyecto o materia que se debata. Tiene la chance de posicionarse en la presidencia, porque no está en el extremo derecha no en la extrema izquierda, con lo cual se presenta como el punto de equilibrio”, asevera.
Cabrera también advierte que la formación del Gabinete Ministerial podría incidir mucho en la relación del oficialismo con el Congreso, puesto que algunos podrían quedarse fuera y convertirse en oposición.
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