La dermatitis atópica, o también conocida como eccema, es una afección que ocurre en la piel y produce su resequedad y enrojecimiento. Puede ocurrir en cualquier etapa del ser humano, sin embargo, en estos últimos tiempos se ha vuelto un problema frecuente en bebés e infantes. Aunque a primera vista pareciera ser una situación compleja de tratar, con una atención oportuna y cuidados esenciales desaparecerá progresivamente de la dermis de tu bebé.
¿Por qué se origina la dermatitis atópica?
El Nemours Kidshealth señala que no existe una causa exacta por la cual se desarrolla la dermatitis atópica. No obstante, explica, es una reacción diferente del sistema inmunitario frente a los diversos factores de su entorno.
De lo que sí podemos hablar es de los factores que influyen en la aparición de disfunciones en la barrera cutánea. Según investigaciones, existe una connotación genética, Es decir, que los niños cuyos padres han sufrido o sufren de la misma afección, son propensos a sufrir de piel atópica.
Por otro lado, está el factor ambiental. Muchas veces el pequeño posee hipersensibilidad a los alérgenos, los cuales se encuentran presentes en el espacio donde vive. Por este motivo es conveniente asegurarse que la casa y la habitación del bebé se encuentren aseadas y sobre todo libres de ácaros y humedad.
¿Cómo se presenta la dermatitis atómica?
Un paciente con dermatitis atópica experimenta la pérdida de hidratación en la epidermis, ocasionando una resequedad casi instantánea que produce la aparición de escamas y pequeños bultos en la piel. En niños menores de un año de edad, la afección se manifiesta principalmente en la frente, el cuero cabelludo y las mejillas. Pero también se extiende en el tronco, los codos y las rodillas.
Hay que prestar atención al desarrollo del problema. Si hay fiebre, enrojecimiento y calor o ampollas llenas de pus tanto en el área afectada como en sus alrededores, es necesario acudir de emergencia al hospital.
Diagnóstico y tratamiento
Para dar con la afección, el médico evaluará otras enfermedades que pueden desencadenar lesiones en la dermis y tomará en cuenta los antecedentes médicos de los familiares. Se recomienda acudir a un alergólogo o dermatólogo a fin de tener un diagnóstico más oportuno y certero.
A pesar que la dermatitis atópica no tiene cura, con un tratamiento adecuado es posible hacer más llevadero el proceso y a largo plazo, que sea casi imperceptible. Para ello, el especialista tratante recomendará usar antihistamínicos, hidratantes, corticoesteroides –cortisona o pomadas de esteroides– y antiinflamatorios de uso tópico.
Cuidados de la piel con dermatitis
El tratamiento tiene que complementarse con una serie de cuidados, éstos deben continuar incluso cuando la crisis haya sido controlada para evitar un rebrote:
- Bañar al niño con agua tibia y jabón con pH neutro.
- Colocar solo prendas y ropa de cama hechas de algodón, ya que posee un tejido suave y absorbente. Por el contrario, no uses prendas de lana o poliéster que podrían irritar su piel.
- No lo expongas directamente al sol.
- Mantén aseado y libre de alérgenos las estancias en las que se encuentra mayormente el niño.
- Cuida sus prendas a la hora de lavarla, no emplees detergentes con olores ni suavizantes.