La casona de Barranco cuya pared cayó cerca al puente de los Suspiros la madrugada del sábado 3 de junio es uno de los 200 inmuebles que conforman la Zona Monumental de Barranco, declarada como Patrimonio Cultural de la Nación en 1972, que ocupa el 70% del distrito. La antigüedad de estas propiedades oscila entre los cien y ciento cincuenta años.
El Comercio identificó siete inmuebles antiguos de la Zona Monumental de Barranco, declarada como Patrimonio Cultural de la Nación en 1972, que requieren ser restaurados, porque presentan deterioros en sus estructuras interiores y exteriores. Seis de ellos son bienes privados. Por su parte, cuatro suponen un riesgo para los peatones que, ignorando los daños en sus fachadas e interior, circulan por las aceras contiguas.
Las casonas antiguas del distrito están construidas principalmente por adobe, caña y madera. “Si estos tres tipos de material de construcción son expuestos a fugas de agua, sufren de plagas de insectos, no pasan por una revisión frecuente, entre otros, la infraestructura fallará y habrá un riesgo para los transeúntes que pasan por las vías cercanas”, explicó David Mendoza, gerente de Desarrollo urbano de la municipalidad distrital de Barranco.
Cabe recordar que debido a que forman parte de la Zona Monumental de Barranco, todo intento de restauración debe ser aprobado previamente a través de expedientes técnicos del ministerio de Cultura.
Asimismo, al ser inmuebles privados, la responsabilidad sobre las obras y costos de restauración recae sobre los dueños. Sin embargo, la gestión actual de la comuna de Barranco, liderada por la alcaldesa Jessica Vargas Gómez, propone alternativas de negociación.
“La inversión de la restauración corresponde a los dueños, pero si no cuentan con los fondos para hacerlo, estamos dispuestos a gestionar el apoyo. Sí exigiremos a los vecinos que no realicen obras civiles sin tener una asesoría técnica de la municipalidad de Barranco o de Prolima, institución con la que se ha acordado un acuerdo para poner en valor el patrimonio histórico del distrito”, detalló.
El sábado 3 al mediodía, la municipalidad de Barranco y Prolima, órgano desconcentrado de la Municipalidad de Lima que tiene como objetivo recuperar el valor histórico y cultural del Centro Histórico de la capital, firmaron un convenio que permitirá fortalecer, recuperar y restaurar los inmuebles que conforman la Zona monumental de Barranco.
Ricardo Rivera, coordinador del Equipo de Gestión del Riesgo en Patrimonio Cultural de Prolima, señaló a este Diario que la institución tiene potestad para apoyar a los distritos de Lima a través de su equipo especializado, que cuenta con experiencia en intervención y recuperación de monumentos históricos.
Ermita de Barranco
Desde 1974, la ermita de Barranco permanece cerrada tras el grave deterioro a su estructura como consecuencia del terremoto que asoló a Lima en aquel año. A lo largo de las décadas, los intentos de restauración por parte del Ministerio de Cultura y la Municipalidad de Barranco con el Arzobispado de Lima, dueño del inmueble, han sido infructuosos.
El año pasado, este Diario entrevistó al exalcalde José Rodríguez, quien declaró que no obtuvo respuesta del Arzobispado de Lima luego de ofrecer una propuesta de financiamiento de restauración de la ermita.
El inmueble requiere una restauración total. Su techo original de cubierta de torta de barro fue retirado para ser reparado, pero la obra concluyó por falta de recursos. Hoy en día, su estructura de vigas de madera desgastadas, donde se observan decenas de gallinazos, permanece descubierta, lo que contribuyó al deterioro de otras parte de la ermita. Tal es el caso de sus muros de adobe agrietados.
Por tales razones, debido a la falta de mantenimiento, el inmueble representa un peligro para los visitantes que transitan por las calles la Ermita o Abregú, o se detienen junto a la estatua de Chabuca Granda y José Antonio, ubicados frente al patio de la ermita.
Frente a esta situación, la Municipalidad de Barranco lleva a cabo dos acciones para acelerar la restauración la ermita, responsabilidad del Arzobispado, y los espacios públicos alrededor del inmueble.
Acerca del primer punto, David Mendoza señaló a este Diario que la alcaldesa Jessica Vargas apoyará al Arzobispado a obtener fondos para la restauración del inmueble, cuyo costo oscilaría entre tres a cuatro millones.
El Arzobispado ya cuenta con un expediente técnico elaborado por sus arquitectos y lo presentarán al Ministerio de Cultura. “Estamos evaluando cómo apoyar al Arzobispado para poder restaurar este monumento tan importante para el público peruano y extranjero que visita Barranco”, manifestó la alcaldesa Vargas a El Comercio.
Por otra parte, con respecto a los espacios públicos aledaños a la ermita, como la calle homónima y el jirón Sucre, la burgomaestre informó sobre la suscripción de un convenio con el Plan Copesco Nacional para el mantenimiento e intervención de esta y otras zonas emblemáticas de Barranco.
“El 23 de mayo recibimos oficio para la suscripción de un convenio de cooperación interinstitucional entre la Municipalidad de Barranco y Plan Copesco Nacional para poner en valor los principales atractivos del distrito, como el mantenimiento del puente de los Suspiros y los planes de intervención en explanada de la Ermita y alrededores, el Monorriel, el paseo Sáenz Peña, el Palacio municipal, la Biblioteca del distritito y el mirador detrás de la ermita”, detalló.
Casa en el cruce de Corpancho con Bolognesi
El segundo piso de madera de la casona en el cruce del jirón Corpancho y la avenida Bolognesi colapsó en el 2021 por falta de mantenimiento de la planta de madera y caña. Desde entonces, los escombros permanecen sobre el nivel inferior del inmueble de más de 200m², que no ha sido refaccionado. Además, la fachada de la vivienda presenta grietas.
“En cualquier momento se puede derrumbar. Cuando se cayó el piso, solo limpiaron escombros. La calle debe cerrarse de nuevo hasta que aseguren la pared, porque por aquí pasan ancianos que van al centro de salud [Gaudencio Bernasconi] y niños del colegio Saco Oliveros”, reclamó Gladys Durán, vecina del jirón Corpancho.
David Mendoza contó a este Diario que esta edificación fue considerada por la actual gestión edil como un inmueble de riesgo. Asimismo, ayer por la mañana los propietarios de la vivienda y la Municipalidad de Barranco acordaron un proyecto para la restauración de la casona. “La obra se realizará con el dinero de los dueños. El municipio los apoyará con los pagos de agua y luz a Sedapal y Luz del Sur, respectivamente”, explicó.
Colegio Sagrado Corazón en el jirón 28 de julio
En un amplio terreno entre los jirones 28 de julio y 2 de mayo, dos edificaciones de material noble y un patio bajo un techo corredizo conforman el colegio nacional Sagrado Corazón de Barranco, UGEL 07, en la parte trasera de la parcela. Sin embargo, la casona que da hacia el jirón 28 de julio presenta grietas en su fachada y una columna lateral se observa deteriorada. Además, ante el menor descuido de sus maestras durante el recreo, los niños se acercan a la edificación.
Flor Piñán, directora del centro educativo, aseguró a El Comercio que la casona no está en riesgo. Aún así, afirmó que todos los estudiantes tienen prohibido ingresara a ella. Por otro lado, la directora detalló que el Ministerio de Educación, dueño del terreno, ha avalado un proyecto para la inversión en la restauración y uso del inmueble.
“Quien esté interesado en utilizar la casona como restaurante, galería, etcétera, debe invertir en la remodelación. Una vez que recupera lo invertido con su negocio, deberá invertir en construir un área para el colegio. Por ejemplo, aquí nos falta un salón de cómputo”, explicó.
Casona en la segunda cuadra del jirón 28 de julio
A unos pasos del colegio Sagrado Corazón, una casona en el jirón 28 de julio luce una infraestructura que representa un peligro para los transeúntes de la vía. Partes de madera de la fachada y el techo del inmueble fueron retiradas, por lo que ambas estructuras están seriamente deterioradas.
Ex local de la facultad de Arquitectura de la universidad Alas Peruanas
Luego de comprar el terreno en el que funcionaba el colegio San Julián, primera cuadra de la avenida Sáenz Peña, para construir una facultad de Arquitectura, los dueños de la universidad Alas Peruanas intentaron demoler la casona lindante a la edificación de concreto. Sin embargo, la operación fue paralizada cuando ya se había destruido una parte posterior de la edificación.
David Mendoza indicó a El Comercio que la universidad permitió el deterioro de la casona al no reparar filtraciones de agua, agravio que fue advertido y sancionado por el Ministerio de Cultura. Además, el gerente de Desarrollo urbano de Barranco indicó que actualmente todo el terreno ha sido incautado por lavado de activos.
Casa en la avenida San Antonio
En el cruce de las avenidas San Antonio y Grau, una vivienda alquilada para eventos artísticos, según una comerciante entrevistada, tiene el techo desmantelado. A través de una ventana, se observan daños en el interior del inmueble, como una columna de ladrillos totalmente resquebrajada.
Una vendedora de yuquitas declaró a El Comercio que, el año pasado, el dueño de la vivienda intentó demolerla sin éxito. Este Diario intentó conversar con la persona a cargo de vigilar la casa, pero rechazó una entrevista. Afirmó que el inmueble es seguro.
Rancho en la avenida Lima
En la tercera cuadra de la avenida Lima, se ubica un rancho cuyo techo e interior fueron desmantelados por completos. La parte superior de la fachada se encuentra resquebrajada
Lorenzo Vela, vecino de la avenida Lima, asegura que el rancho fue vandalizado: “El dueño dejó que el terreno sea invadido por fumones y delincuentes por cuatro años hasta que la municipalidad escuchó nuestra queja y colocó un cerco de calamina para que no se metan”.