Fernanda Milla de León

Desde la llegada del COVID-19, la posibilidad de fabricar vacunas peruanas se ha mencionado en más de una ocasión. El pasado viernes 7 de octubre, el presidente Pedro Castillo anunció que ha puesto en marcha la instalación de una comisión multisectorial a cargo del MINSA para crear una planta de vacunación en el país. El proyecto que involucra a diferentes poderes del Estado aún carece de detalles que determinen su viabilidad.

Para Sergio Recuento, especialista de la UNMSM, la propuesta es viable pero no a corto plazo. “Primero se debe hacer una agenda, evaluar el costo-beneficio de crear vacunas en vez de comprarlas”, indicó. “Luego, es indispensable determinar qué tipo de vacunas se fabricarán, cada una tiene requisitos de producción distintos. Los directores del MINSA y el INS no son expertos en el tema, tendrán que traer personal extranjero”, agregó. El Estado tendría que ofrecer un financiamiento a personal capacitado y que perdure en el tiempo, pues la creación de una vacuna toma, como mínimo, 7 años.

“Si se puede implementar, pero implica un esfuerzo y una inversión gigante en recursos económicos y humanos”, señaló César Ugarte, médico epidemiológico del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt de la UPCH. Para él, la idea de tener un centro de vacunación en el Perú - como ya existe en Argentina, Brazil o Sudáfrica - es para contar con un refuerzo en caso se de una situación de pandemia.

El jefe del Instituto Nacional de Salud (INS), el Dr. Víctor Suárez, señaló que el proyecto nace de la necesidad de tener soberanía tecnológica, pero aún se encuentran revisando los recursos disponibles. “Hay laboratorios interesados, pero tienen diferentes condiciones. También tenemos que evaluar si será inversión pública o privada”, indicó para este diario. “Esta aún por discutirse si será de uso nacional exclusivo o se exportaría a la región”, agregó. En ese sentido, Recuento hace hincapié en que una producción sin buenas prácticas de manufactura no pasaría la inspección de la OMS. “Es lo que pasó con la vacuna cubana y la rusa, y eso que ellos están mucho más desarrollados”, apunta.

El riesgo de las vacunas botadas en la playa Oquendo

La propuesta de tener una planta de vacunación en el Perú llegó junto al hallazgo de cientos de vacunas contra la influenza regadas por la playa Oquendo, en el Callao. Según la Diresa Callao, las dosis pertenecientes al laboratorio GLK no fueron distribuidas a nivel regional ni nacional. “Creo que puede ser que se han intentado deshacer de ellas por haber vencido. Si tenemos el número de lote, debe estar en la declaración de aduanas”, señaló el especialista Sergio Recuenco sobre el tema.

Las autoridades locales acudieron al lugar para la identificación y recolección de los frascos y el MINSA, en un comunicado, rechazó e actuar de los responsables. El epidemiólogo César Ugarte enfatizó el peligro que el hecho implica. “Toda medicina debe ser eliminada de forma segura, no solo por contaminación sino porque puede usarse para hacer medicinas falsas”, indicó. Aún no se da con los responsables.