Imagina que un día grabas un video íntimo con tu pareja y a los meses te enteras que ese material fue difundido sin tu consentimiento y como si fuera poco, te cuentan que tus compañeros de universidad, profesores y personal administrativo viene compartiéndolo por redes sociales.
Tu mundo se viene abajo. Te conviertes en el centro de las burlas, comentarios y empiezas a ser acosada ¿De quién crees que es la culpa? ¿Tuya, por grabarte? ¿Del que difundió el video sin tu consentimiento?
Ese es el dilema al que se tuvo que enfrentar una joven estudiante de ingeniería sanitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) que a sus 20 años no pensó vivir esta situación. La llamaremos Claudia para protegerla.
—“El video se grabó con mi consentimiento”—
En junio del 2018, Claudia consintió grabar un video mientras mantenía relaciones sexuales con su entonces pareja, pasó el tiempo y no supo más de aquella grabación hasta que seis meses después le revelaron que aquel video se había empezado a difundir dentro de su universidad.
Según la ex pareja de Claudia, el video fue extraído de sus redes sociales cuando, en un descuido, dejó su cuenta de Facebook abierta en una de las máquinas del centro de computo llamado INFOUNI. Ese desliz fue aprovechado por uno de los practicantes de aquel centro. Según el testimonio de Claudia, fue él quien buscó, ubicó y compartió aquel video íntimo.
“Fue un balde de agua fría, chocante (…) Me chocó bastante psicológicamente. Incluso quería suicidarme”, revela Claudia con la voz entrecortada.
En diciembre pasado, al enterarse de aquella difusión, la joven pensó en sentar una denuncia ante la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) de la Policía Nacional del Perú pero sentía que la investigación iba a demorar y ella quería respuestas.
“Yo sabía que se podía denunciar a la policía cibernética (...) pero era consciente de que iba a ser demasiado lento. No es algo efectivo y más aún, (después de denunciar) iba a salir afectada mi reputación y mi imagen. Iba a ser señalada…”, confiesa la joven.
Claudia inició la investigación por su cuenta y llegó a identificar a trece personas que compartieron su video, entre ellos se encuentran estudiantes, docentes, administrativos y egresados de la UNI. Por lo que, a inicios de año decidió denunciarlos en el foro interno de su universidad pero cinco meses después aún no encuentra justicia porque el proceso no avanza.
El Comercio acudió a la UNI para preguntar sobre el estado de la denuncia presentada por la joven y un alto cargo de la Facultad de Ingeniería Mecánica aseguró que aquel documento sería derivado ese mismo día a la Secretaría Técnica, unidad encargada de tratar los asuntos disciplinarios para iniciar el proceso administrativo correspondiente. Mencionó además que la demora se debe a que la abogada encargada de atender el caso se encontraba de licencia.
El caso de Claudia no es uno excepcional. La difusión de imágenes íntimas sin consentimiento es una de las modalidades de violencia de tipo sexual que se ejerce sobre las mujeres, pero de la que menos se habla porque la vergüenza y el miedo detienen las denuncias.
—También es violencia de género—
Una investigación de Hiperderecho sobre la violencia de género en línea en Perú identifica a la Difusión de material íntimo sin consentimiento como una de las diez modalidades de violencia ejercidas sobre las mujeres.
La organización define este tipo de violencia como “el almacenamiento, registro o difusión de fotos, videos, datos personales de carácter íntimo sin consentimiento” que a su vez se le conoce también como ‘porno-venganza’ o ‘pornografía no consentida’.
Sin embargo, la vocera de Hiperderecho, Marieliv Flores cuenta que aún no se pueden cuantificar los casos porque existe mucho miedo y vergüenza por parte de las víctimas para hacer una denuncia pública.
“No se habla de esto por vergüenza, porque si la gente se entera puede empezar a buscar las fotos o los videos de la afectada”, señala Flores y aclara que esta modalidad de violencia es mucho más común de lo que se cree.
“Una vez que algo sale a internet ya no tienes el control sobre esas imágenes, audio o videos… La proliferación de este contenido es sumamente rápida, inmediata y escapa de las manos de la persona que aparece en estos videos o de quién lo difundió por equis motivo y las consecuencias a nivel emocional son sumamente grandes”, agrega Flores.
—Una tortura eterna—
Al ser consultada sobre el caso de Claudia y el de otras mujeres que son vulneradas de esta forma, Sabina Deza, psicóloga del Centro de la Mujer peruana Flora Tristán, pronuncia una frase difícil de olvidar: “Es como si la hubieran violado”.
La especialista comenta que la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento es una irrupción tan violenta a la intimidad de una persona que muchas de ellas quedan devastadas porque se ven envueltas en la vergüenza, el miedo y la desesperación.
“Es como si el mundo se les quebrara. Se sienten observadas. Y eso genera una serie de trastornos psicosomáticos, como trastornos para dormir, pérdida del apetito y la falta oxígeno”, asegura Deza.
Ante esto, la psicóloga aconseja que para que una mujer afectada por este tipo de violencia pueda llevar a cabo un proceso sano de recuperación es muy importante el apoyo de la familia y los amigos, además del acompañamiento psicológico. Y recomienda algo muy importante: La denuncia de estos hechos.
“Algunos creen que no es importante la denuncia de este tipo de casos pero sí importa porque el hecho de exista una sanción a los culpables es una forma en la que la sociedad reconoce que te han agraviado y que eso no tuvo que pasar porque si no pasa nada el dolor, la ansiedad y el malestar psicológico es mayor”, menciona Sabina Deza.
—¿Qué les sucede a los que difunden material sin consentimiento?—
En setiembre del 2018, en el diario oficial El Peruano se publicó el Decreto Legislativo N° 1410, que modifica la Ley N° 27942 (Ley de Prevención y Sanción del Hostigamiento Sexual) e incorpora cuatro nuevos delitos, entre ellos el Delito de difusión de imágenes, materiales audiovisuales o audios con contenido sexual.
En él se expone que “el que, sin autorización, difunde, revela, publica, cede o comercializa imágenes, materiales audiovisuales o audios con contenido sexual de cualquier persona, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de 2 ni mayor de 5 años y con 30-120 días-multa”.
Pero la pena se agrava si es que la víctima ha mantenido una relación de pareja, son o han sido convivientes o cónyuges o incluso, si se han utilizado las redes sociales para difundir de forma masiva dicho material. En esos casos la pena privativa de libertad será no menor de 3 ni mayor de 6 años y de 180-365 días-multa.
Para la abogada penalista Cynthia Silva el avance de la tecnología y su mal uso termina siendo perjudicial para muchas mujeres. “Con el uso de los recursos informáticos y las redes sociales, hay cada vez mayor posibilidad de afectar a las mujeres a través de esos ataques que tienen que ver con la difusión de imágenes y la extracción no consentida de imágenes”, asegura.
Además, recomienda que en el caso de Claudia, su ex pareja también debería ser sometido a la investigación respectiva.
“Tiene que entrar en la investigación la posibilidad de que este señor (la ex pareja) que tenía las imágenes haya sido poco diligente o haya él mismo distribuido las imágenes (…) Si a partir de esa investigación se descarta su participación él no responde penalmente pero no se puede presumir eso solo por su declaración”, asegura la abogada.
—¿De quién es la culpa? —
Para responder la pregunta inicial ¿De quién es la culpa? Marieliv Flores, de Hiperderecho, envía un mensaje claro en apoyo a la decisión de Claudia y el de otras mujeres que deciden grabar un video íntimo: “Debemos entender que nunca es culpa de la víctima”.
“(Ella) decidió hacerlo porque quiso, porque es parte de sus derechos y del disfrute que cada uno pueda tener”, asegura Flores y hace una recomendación importante:
“(Debemos) ser precavidas en pensar qué va a pasar con ese material: quiénes van a tener acceso, por cuánto tiempo y dónde se va a almacenar. Esas tres decisiones, antes o después de grabar un video íntimo, son súmamente importantes. Nos vamos a sentir más seguras si sabemos que tenemos el control sobre eso”, segura.
—Recomendación—
La investigadora de Hiperderecho también mencionó once recomendaciones que brinda el proyecto acoso.online/pe para poder grabar y compartir de forma segura material íntimo. Entre ellas están:
- Si no quieres que te identifiquen, evita mostrar tu cara, tatuajes, la decoración de tu cuarto y otros aspectos pueden delatar tu identidad.
- La mejor forma de almacenar de forma segura material gráfico sexual e íntimo es cifrando los archivos y usando contraseñas fuertes.
- Si quieres borrar fotos o videos, asegúrate de eliminar todos los rastros en los dispositivos.
- Realizar el 'sexting' en aplicaciones seguras, entre otras.
Acoso.online es un espacio web que informa y brinda orientación sobre la publicación no consentida de imágenes y videos sexuales o eróticos a mujeres de 14 países de América Latina y El Caribe.
— Qué hacer si eres víctima de este tipo de violencia—
La penalista Cynthia Silva recomienda a las mujeres que sean agredidas bajo esta modalidad que acudan a la Fiscalía de turno o a la comisaría de su jurisdicción y aseguró que las denunciantes no están en la obligación de llevar pruebas porque esa es la labor de los órganos de investigación.
“Es importante y mucho más ágil acudir a la Fiscalía de turno. Si no la hubiera, (deben ir a) la comisaría. Esta será útil en la medida que tengan la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) para que ellos puedan hacer la investigación con los datos que la víctima haya podido recabar (si es que las tuvieran) (...) Las víctimas no van a requerir requisitos ni formalismos para acceder justicia, ellas no necesitan acudir con DNI y mucho menos están obligadas a denunciar con pruebas. Esto es algo que le corresponde a la policía y el Ministerio Público”, afirma la abogada.