Policía captura a tres delincuentes tras persecución y balacera. (Foto: Municipalidad de San Borja)
Policía captura a tres delincuentes tras persecución y balacera. (Foto: Municipalidad de San Borja)
Oscar Paz Campuzano

Muchísima menos gente estaba en las calles, la mayoría de establecimientos comerciales cerraron y los controles policiales se redoblaron con apoyo de las fuerzas militares. Sin embargo, pese a ese estricto confinamiento obligatorio por el COVID-19, no hubo un solo día sin asaltos en el país.

Lejos de que los delincuentes se replegaran por temor al virus, siguieron saliendo, asaltando y matando. Cambiaron sus horarios y zonas de acción y usaron modalidades como el ‘raqueteo’ de transeúntes o el ‘marcaje’ de personas que acudían a los bancos. Algunos aprovecharon la noche para entrar en los locales comerciales cerrados por la pandemia y sin vigilancia; otros más creativos se disfrazaron de fumigadores o de trabajadores de Sedapal.

A las comisarías y departamentos de investigación criminal del país llegaron entre marzo y junio de este año más de 36 mil personas para denunciar haber sido víctimas de robo o hurto en sus diferentes modalidades: a mano a armada, en banda, de vivienda, etc.

–Delitos recurrentes–

Los delitos contra el patrimonio fueron, desde el 16 de marzo hasta el 31 de junio, los más reportados a la PNP, solo por debajo de las 101.347 denuncias por incumplimiento del aislamiento social obligatorio.

Después de los hurtos y robos aparecen los casos de violencia física (29.214) y psicológica (24.608) en los que la víctima es, principalmente, una mujer (No se debe perder de vista que en la cuarentena se ha reportado la desaparición de más de 900 mujeres).

Antes de la pandemia, en los primeros dos meses del año, las denuncias por robo y hurto bordeaban los 25 mil casos reportados a la policía cada mes. En marzo (debido a que desde el 16 se ordenó el aislamiento social obligatorio) estas bajaron a 15.813 y en abril hubo una disminución mayor al llegar a 4.255 casos.

Por esos días ocurrió la muerte del abogado Juan Ávila Rodríguez, de 40 años. El 16 de abril, pasadas las 8 a.m., él había salido a comprar a la tienda de su vecindario, en el distrito limeño de San Martín de Porres. De una mototaxis bajaron dos delincuentes y lo interceptaron. Uno de ellos, el venezolano Yoinelson Antonio Hidalgo Muro, le disparó a quemarropa al ver que la víctima se opuso al robo. Los disparos fueron letales.

Para mayo, las denuncias subieron a 6.690 y en junio llegaron a 9.464 reportes. Uno de estos últimos asaltos fue contra una joven en la Av. Paseo La Castellana, en Surco. Un sujeto armado descendió de una moto y la amenazó. Durante varios minutos de forcejeo y de golpearla, el raquetero logró quitarle sus cosas y huir junto a su cómplice. El asalto ocurrió en el día.

El coronel PNP Carlos Céspedes, jefe del Departamento de Robos, de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), dice que la cifra actual de asaltos sigue por debajo de los niveles de prepandemia, pero es posible que el temor a ser víctima de los delincuentes haya aumentado en las últimas semanas.

Para el oficial, esto puede estar ocurriendo porque algunas actividades se están retomando y hay una mayor exposición a la delincuencia a diferencia de lo que ocurrió en los últimos cuatro meses, por el confinamiento en los domicilios.

En este cuadro se grafica mejor la evolución de la delincuencia este año, con información del Sistema de Denuncia Policial (SIDPOL).

Fuente: SIDPOL
Fuente: SIDPOL


–RESPUESTA A LOS DELINCUENTES–

En su Mensaje a la Nación, el presidente Martín Vizcarra ha anunciado que las Fuerzas Armadas continuarán en las calles hasta fin de año para que apoyen a la policía en la contención de los focos de criminalidad. Según el ministro de Defensa, Walter Martes, los mandos policiales y militares han venido coordinando a diario las operaciones de seguridad en el país y para que esta labor continúe se debe ampliar por séptima vez el estado de emergencia.

Para el exministro del Interior José Luis Pérez Guadalupe, ya es hora de ir “preparando dentro de las FF.AA. una división que apoye a la policía en el orden interno”. Es la misma propuesta que ha hecho el excomandante general del Ejército Peruano, general EP (R) Roberto Chiabra para crear una policía militar similar a la Guardia Nacional de México o la Policía Militar de Brasil.

Serían militares a los que se les entrenaría y equiparía para el combate de la delincuencia común y ejecutar acciones concretas junto a la Policía Nacional. Antes, dice Chiabra, debe crearse un respaldo legal ya que por ahora las fuerzas militares no tienen dentro de sus funciones la persecución y detención de delincuentes comunes como ‘raqueteros’ y ‘marcas'.

Otros, como el exviceministro de Seguridad Pública Ricardo Valdés, están en contra de involucrar al Ejército, Marina de Guerra y a la Fuerza Aérea en una tarea le corresponde a la PNP. En su opinión, lo mejor es que invertir en repotenciar a la policía con más vehículos, armadas y herramientas tecnológicas (como el sistema integral de videovigilancia) para enfrentarse en una mejor condición a los criminales.

Pérez Guadalupe agrega que el estado de emergencia, que implica la suspensión del derecho de inviolabilidad del domicilio, debe ser aprovechado por la PNP para optimizar la investigación policial y desmantelar a las organizaciones criminales más peligrosas del país, pero esto -dice- debe ir de la mano con un trabajo muy cercano de la PNP con el Ministerio Público y el Poder Judicial.

“A la policía cuestionó Pérez Guadalupese le puede criticar muchas cosas, pero cuando hace su trabajo lo hace bien. Vemos todos los días bandas y raqueteros capturados, hacen operativos. En el 2015, cuando fui ministro de Interior, vimos que del total de personas que captura e investigaba la PNP el 92% regresaba a su casa. Lo mismo está pasando ahora”.

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