Tránsito, transformación, transición: Podemos hablar de la máscara de Batman, del maquillaje de Coco Marusix, o de la propia imagen fotográfica travestida en pizarrón o cuaderno escolar. En su muestra “De un punto a otra”, Flavia Gandolfo ofrece una antología de su trabajo realizado desde inicios de la década del 90 hasta hoy, cuestionando profundamente la fotografía como mera representación de lo real. Desde sus inicios documentales hasta sus obras más conceptuales, la realidad registrada en la emulsión puede mutar en diferentes sentidos: celebración de la diversidad, registro del pasado, soporte para la investigación crítica.
Con la propuesta curatorial de Miguel Lopez, en la exposición a inaugurarse este 12 de noviembre las imágenes nos remiten a temas fundamentales como la identidad, el género, el cuerpo o la forma en que hemos aprendido la historia. Temas que, a decir de la propia artista, se habían presentado por separado, pero que ahora puede verlos reunidos de una forma coherente. Como señala el curador, el trabajo de Flavia Gandolfo significa una de las investigaciones más rigurosas y sólidas y, al mismo tiempo, menos atendidas en la fotografía contemporánea peruana. Por ello, para López la muestra resulta un acto de justicia.
Golpes que da la vida
A la entrada de la muestra, luce su obra más temprana, trabajos de inicios de los 90, un registro documental inédito hasta esta exposición, en los que Gandolfo retrata a los veteranos catchascanistas que entonces se enfrentaban ante un alicaído público en el coliseo del Puente del Ejército. Allí estaba la figura patriarcal de Vikingo, su hijo Relámpago, entre otros luchadores como Sandokán, Pepe Pantera, El Tigre, Batman, o algunas mujeres, como Gamora. Pero ya entonces había desaparecido el entusiasmo de antaño, cuando sus peleas eran televisadas. Siempre consideré que la persistencia de su práctica era realmente admirable. Allí comienza mi interés en el tema de la máscara, la capacidad de transformarte en otro", explica.
También un ejemplo de su trabajo inicial es la serie “Maternidad”, realizada cuando cursaba su maestría en Bellas Artes en Fotografía por la Universidad de Texas en Austin, EEUU. Se trata de mujeres,, adolescentes o ancianas, apegadas a sus muñecas. “Con esta serie comenzó la transformación de la imagen para mí”, afirma la artista, reconocida por su trabajo en el laboratorio, oscureciendo la placa, enmascarando la imagen, alterando su contraste. “Son transformaciones que significaron una mirada temprana a la maternidad, con cierto miedo a lo desconocido”, afirma.
Una intervención aún más radical llegará con la serie “El salón de belleza”, en las cuales Gandolfo retrata a mujeres en la peluquería, envueltas en toallas o sometidas en voluminosos aparatos, transformándolas luego en el laboratorio fotográfico al conseguir perturbadoras formas y lecturas diversas.
Pero ningún trabajo más potente y directo para plasmar el interés de la entonces debutante fotógrafa que su serie “Transformisma”, realizada entre 1991 y 1992, pero solo mostrada al público en el contexto de la muestra en el MALI. Se trata de imágenes muy personales, que nunca Gandolfo pensó como un proyecto, sino que formaban parte de un momento de su vida, cuando convivió con Jossie Tassi (José Antonio Tassi Curotto), uno de los más celebrados bailarines y ‘drag queen’ de la escena limeña de la época. “Básicamente, yo cargaba mi cámara y fotografiaba sus camerinos en las discotecas como Perseo, o Zeus, cuando todo era más clandestino”, recuerda. A su lente se entregaron Naamin Timoyco, Coco Marusix, Javier Temple, Paco Ferrer.
En todas estas series tempranas, para Miguel López es visible el interés de la fotógrafa por registrar lo teatral, entendiendo lo femenino como una puesta en escena. La cámara fotográfica le permitía o incitaba proyectar deseos y fantasías. “En este momento hay una aparición insistente de cuerpos auto diseñados, enmascarados, maquillados, que permiten pensar cómo para Flavia Gandolfo la cámara fotográfica no es un mero recurso antropológico, sino que opera desde la complicidad. La cámara le permite multiplicar las ficciones que los retratados colocan a través de sus cuerpos”, explica el curador.
La enseñanza de la historia
Luego llega un momento en que la fotógrafa limeña decide apartarse de la fotografía documental y profundiza en proyectos más conceptuales. Asimismo, su interés se desplaza a un cuestionamiento del realismo fotográfico, manipulando sus copias fotográficas en el laboratorio. “Eso es muy interesante, porque uno de los argumentos de la muestra tiene que ver con cómo se puede buscar significados políticos en la fotografía más allá del registro documental”, advierte el curador.
El trabajo de Flavia es pensar que tipo de realidad o qué tipo de verdad están colocando las imágenes fotográficas en el ámbito público. En su característica serie “Historia”, Gandolfo viaja a escuelas públicas de Cusco y Huaraz para investigar visualmente nuestra relación con el aprendizaje de la historia.
El producto de este trabajo son fotografías de cuadernos escolares, donde el niño ha plasmado su ingenua pero muy sugerente relación con la patria que empieza a descubrir simbólicamente. Asimismo, imágenes convertidas en negras pizarras, o planos medios de estudiantes que saludan a la bandera y cuyos sugerentes contrastes mantienen la búsqueda de la artista en la materia de la fotografía, más allá del mero registro documental.
Finalmente, el corpus de la obra más reciente de Gandolfo tiene que ver con su investigación en el archivo de la investigadora peruana Victoria de la Jara, poco reconocidas por el mundo de las ciencias sociales en el país, quien dedicó su vida intentando demostrar que el Perú prehispánico sí tuvo escritura, a la vista en tejidos y tocapus incas. Así, la propuesta de la fotógrafa se basó en fotografiar los documentos de la estudiosa y luego tejer la impresión digital recortada en líneas horizontales como una referencia al tejido que originó aquellas teorías. Quien vea la muestra “Khipus”, ya inaugurada en la sala principal de exposiciones temporales del museo encontrará en estas piezas una sutil y lúcida relación. Todo un guiño conceptual.
Finalmente, el corpus de la obra más reciente de Gandolfo tiene que ver con su investigación en el archivo de la investigadora peruana Victoria de la Jara, poco reconocidas por el mundo de las ciencias sociales en el país, quien dedicó su vida intentando demostrar que el Perú prehispánico sí tuvo escritura, a la vista en tejidos y tocapus incas. Así, la propuesta de la fotógrafa se basó en fotografiar los documentos de la estudiosa y luego tejer la impresión digital recortada en líneas horizontales como una referencia al tejido que originó aquellas teorías. Quien vea la muestra “Khipus”, ya inaugurada en la sala principal de exposiciones temporales del museo encontrará en estas piezas una sutil y lúcida relación. Todo un guiño conceptual.
La coherencia a la distancia
A treinta años vista, si hay algo que ha descubierto Flavia Gandolfo en esta retrospectiva es, justamente, la coherencia de su trabajo. “Creo que en mi constante hacer, me convencí de que mis intereses iban por otro lado y marque distancia con los trabajos que yo consideraba tempranos. Reunirlos ahora con una mirada coherente ha sido un trabajo que ha venido de afuera, por el que le agradezco a mi curador Miguel López. Juntos, esta coherencia se me ha ido revelando”, señala la artista. “Mirar todo esto reunido ha sido para mí revelador”, añade.
EL DATO: La temporada de la muestra irá del 12 de noviembre de 2020 al 16 de mayo de 2021, y contará con aforo limitado. “Flavia Gandolfo. De un punto a otra” se presenta gracias al auspicio del Centro de la Imagen y a Crisis Galería.
Sobre la reapertura del MALI
Como lo exige la actual coyuntura sanitaria, la reapertura del MALI toma todas las medidas de bioseguridad pertinentes. En esta primera fase el museo atenderá tres días a la semana (martes, jueves y sábado) y solo estarán habilitados los ingresos a las salas de exhibición temporal del primer piso con aforo limitado. El ingreso será solo por la puerta principal del Parque de la Exposición (Av. 28 de Julio).
El acceso a otros servicios del museo, (cursos, biblioteca, auditorio, tienda y cafetería) no estarán disponibles. En cumplimiento de las recomendaciones oficiales, los menores de 12 años de edad no podrán ingresar. Se sugiere que los grupos de riesgo y los adultos mayores de 65 años permanezcan en sus domicilios.
La boletería es virtual. Compra de entradas para la muestra se realiza por la plataforma JOINNUS.
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