Luego de “El viaje de Javier Heraud”, imprescindible documental de Javier Corcuera, llega a las salas comerciales esta película de Eduardo Guillot que, desde la ficción, pretende recrear la vida del poeta de “El río”. El arco temporal aborda el breve lapso de sus últimos años: prácticamente desde que ingresa a la universidad hasta que fallece en 1963, como consecuencia de su incursión guerrillera, en Puerto Maldonado.
A Guillot lo conocemos por “Caiga quien caiga” (2018), sobre los últimos días en el poder de Vladimiro Montesinos. Pese a su pobre guion y caracterización de personajes, era una cinta que buscaba una funcionalidad narrativa conseguida a duras penas. Nada hacía prever, sin embargo, que el interés de Guillot por hacer ‘biopics’ sobre personajes peruanos lo acercaría luego a una figura tan diferente, como la del poeta Heraud.
“La pasión de Javier” se propone como un largo ‘racconto’. Vemos a Heraud (Stefano Tosso) surcando las corrientes fluviales antes de su fatal episodio con las Fuerzas Armadas del Perú. Luego regresamos a sus años como escritor precoz, antes de cumplir la mayoría de edad, a punto de entrar a la universidad. La cinta intercala esos dos tiempos, en lo que debería ser una narración dinámica y de sugerentes contrapuntos narrativos.
Pero hay un problema central, ya visto en “Caiga quien caiga”, y ahora agudizado. Este reside en la naturaleza ilustrativa de las imágenes, que reiteran lo que ya se dice en los diálogos o, peor aún, lo que dice la voz en off –que supuestamente pertenece al amigo de Heraud, interpretado por Gabriel González–. La impresión que deja esta lógica es de un tono declamativo, que subestima la capacidad intelectiva del espectador.
Hay momentos más logrados que otros. Algunos de los mejores tienen que ver con las secuencias de bohemia y de relación con los círculos literarios limeños. Aparecen con inusitada frescura las figuras protectoras de Washington Delgado y Javier Sologuren, la aventura del primer poemario, la conquista amorosa, la conflictiva presentación de la vocación literaria a los padres –unos desaprovechados Sofía Rocha y Luis Cáceres–.
Lamentablemente, todo lo ganado en los primeros 20 minutos, pese a la molesta vocación pedagógica de la cinta, se echa irremisiblemente a perder. Quizá lo más prometedor era el vínculo de amistad con el fiel amigo que migra a Europa, que además reviste un cariz emotivo más conseguido, junto a la promesa frustrada de un reencuentro. No obstante, esta línea argumental se difumina en medio de las demás.
En efecto, otro de los problemas tiene que ver con un guion que pretende abarcar demasiadas ‘pasiones’ de Heraud –la poesía, la política, la amistad, el amor, la guerrilla, los padres–, pero sin forjar un hilo narrativo coherente: la poesía se cambia por la política de forma abrupta, el amor de pareja se extingue, el mejor amigo queda borrado por los compañeros de armas. Ni siquiera la relación con los padres tiene un perfil convincente.
Guillot ha puesto especial cuidado en la reconstrucción de época. Filma los objetos antiguos, y las calles lucen extrañamente deshabitadas para no provocar anacronismos. Pero la historia languidece, como las imágenes, igual que la caracterización del héroe. Otra cosa que este filme hace extrañar –junto con el documental de Corcuera– son los meandros del polémico abordaje del paso a las armas en nombre de la guerrilla. Esta es una cinta muy superficial y, hasta cierto punto, infantil. Stefano Tosso, el actor que hace de Heraud, está sobrepasado por un personaje que debió llenar la pantalla y conmover al espectador. Aún esperamos un buen filme de ficción biográfico sobre un escritor peruano.
LA FICHA
Género: biografía, drama.
País: Perú, 2019.
Director: Eduardo Guillot.
Reparto: Stefano Tosso, Vania Accinelli, Sofía Rocha, Lucho Cáceres, Gabriel González.
Calificación: ★.