Santiago Roncagliolo le ha dedicado a la no ficción casi tantos desvelos como a sus celebradas novelas. "El material de los sueños", su último libro, compendia más de una década de crónicas publicadas en medios como "Vanity Fair" o "El País Semanal". Ensayo, reportaje y periodismo gonzo conviven entre sus páginas, frecuentadas por personajes como Jean-Luc Godard, Marlon Brando o David Bowie, por historias como la convivencia de Roncagliolo con un ejército de zombies en un pesquero ruso, o por audacias como meterse en la piel (y las mallas) de un acróbata del Circo del Sol.
— ¿Dirías que sin el cine y la cultura pop habrías llegado a ser escritor?
Quizá sí, pero otro tipo de escritor. Seguramente, un profesor universitario de Literatura. Aún recuerdo cuando, al final de mi carrera de Literatura, rechacé un puesto en la universidad para irme a escribir telenovelas. Después de la reunión casi vomito de los nervios. Temía estar tirando mi carrera a la basura. Ahora comprendo que solo estaba siguiendo mi vocación, más cercana al oficio de escribir y a la creatividad que al análisis académico.
— El libro incluye tres tipos de crónicas, dependiendo de tu nivel de aproximación al tema. Primero están aquellas crónicas monográficas, ensayos sobre personajes con los que no tuviste contacto, que investigaste leyendo sus libros o viendo sus películas…
Esas primeras crónicas me inspiraron mucho porque, indirectamente, hablaban de mis propias dudas como creador de ficciones. Marlon Brando estaba estancado cuando surgió la oportunidad de hacer "El Padrino". David Bowie tuvo que huir de Los Ángeles para decidir si quería ser una estrella o un artista. Stanley Kubrick luchó contra los códigos morales conservadores para hacer "Lolita". En pequeñito, todos los contadores de historias enfrentamos retos equivalentes. Es fascinante descubrir cómo los resolvieron los más grandes.
— Una de ellas habla de Jean-Luc Godard. ¿Es cierto que alguna vez lo usaste como herramienta de seducción?
Te ríes de mí porque estudiaste Derecho, pero yo estaba en Literatura. Las chicas de Humanidades te hacían un largo test de intereses estéticos, valores morales progresistas, nivel cultural y estética. Es lo que tiene estudiar algo que no da dinero. Tu única moneda en el mercado del amor era intentar ser "interesante".
— El segundo grupo de crónicas tiene que ver con aquellas historias que reporteaste, que escribiste luego de entrevistar a sus protagonistas y ver lo que hacían…
Resultó una ventaja ser escritor. La mayoría de los artistas, especialmente de cine, sienten pánico de los periodistas. Están acostumbrados a la prensa del corazón, y a que se retuerzan sus declaraciones. Pero gente como Isabel Coixet o Santiago Auserón sabían que yo era escritor. Algunos incluso habían leído mis libros. Así que se abrieron como se hace con un amigo. Y fueron muy generosos para enseñarme cómo creaban su magia.
— Una crónica sorprendente es la que escribes luego de pasar unos días trepado en un barco fantasma, rodeado de zombis hambrientos…
¡Apocalipsis REC! ¿Sabes que, cuando estás en el rodaje, no ves la mitad de las cosas que luego aparecen en pantalla? Los zombies estaban ahí, claro, pero hoy en día, casi todo lo demás se digitaliza. Lo más interesante fue conversar con el director Jaume Balagueró. Era el momento de máxima moda de los muertos vivientes, y él me explicó cómo eso refleja miedos que la sociedad guarda a flor de piel. También hablamos de por qué la crítica toma en serio una película de muertos vivientes... pero no una novela. En el fondo, ese reportaje cuenta por qué las personas consumen historias que les dan miedo.
— En las demás crónicas abandonas el lugar del espectador y del reportero para ocupar el del protagonista…
En algunos casos, no hay mucho que narrar ¿Cómo describes un espectáculo visual? ¿O un concierto? ¿Dices cuántas luces tiene? ¿Quién diseñó el vestuario? Lo mejor que puede hacer el reportero es convertirse en parte del espectáculo para llevar al lector tras bambalinas. Hacer que el lector perciba lo que vive el artista en el escenario. Y así abrirle un punto de vista que no conseguirá de otro modo. Para eso fue muy útil la literatura... y una absoluta falta de sentido del ridículo por mi parte.
— ¿Cuáles disfrutaste más?
Creo que bailar con el Circo del Sol fue una experiencia única. Muy difícil, pero inolvidable. Y me cambió. De hecho, ahora bailo en fiestas y conciertos, algo que antes no hacía. Hoy en día, se habla mucho de salir de la zona de confort. Bueno, yo rompí a patadas las paredes de la mía.
— En un mundo digital, ¿qué futuro le queda a crónicas como las de tu libro?
Si por mí fuera, haría una edición digital del libro con enlaces a las películas y espectáculos mencionados, incluso a las biografías citadas. El lector podría vivir la experiencia de esas historias desde múltiples puntos de vista ¡Y habría que pensar en reportajes de realidad virtual! Pero cuando empiezo con mis propuestas, los editores creen que estoy chiflado. Debo ser el único en esta industria que se excita con los cambios en vez de aterrarse.
DATO
Autor: Santiago Roncagliolo
Título: "El material de los sueños"
Editorial: Arpa
Páginas: más de 300 páginas.