Llámenlo crueldad, justicia poética u oportunidad para el humor: Laura Bozzo, la mujer acostumbrada a juzgar a los demás, vuelve al banquillo de los acusados para encarar su increíble vida en “Señorita Laura”, síntesis entre cómic e investigación periodística. Publicado por Planeta, este libro híbrido tiene como responsables a Marco Sifuentes en la investigación periodística, Hernán Migoya en el guion técnico y Ricardo Montes en el dibujo. “El lenguaje del ‘cartoon’ le queda superbién a Laura Bozzo”, me explica Migoya, y tiene razón: para contar la historia de tan exagerado, increíble y perverso personaje, hacía falta darle la plasticidad de un personaje de historieta. En esta entrevista, Sifuentes y su cómplice analizan a esta (hasta hoy) inédita chica mala del cómic.
El último libro de Hernán Migoya se titulaba “50 mujeres de bandera”. ¿Abanderada de qué puede ser Laura Bozzo?
Marco Sifuentes: De sí misma. Dicho esto, es cierto que ella sinceramente, en su fuero interno, está convencida de que realiza un tipo de ayuda social.
Hernán Migoya: A mí me cuesta hacer una lectura moral de Laura Bozzo. Por suerte, esto no se trata de un ensayo biográfico, sino de un cómic. Este lenguaje te permite tomar distancia y verla como en verdad es: un personaje de ficción.
¿Qué sucedió para que un libro que podría ser una biografía convencional se convierta en una mezcla de novela gráfica y reportaje periodístico?
M.S.: Hace 15 años que pienso que una biografía de Laura Bozzo podría funcionar muy bien en América Latina. Pero siempre imaginé que alguien más la haría. Por otro lado, siempre he sido fan de los cómics y, recientemente, he estado leyendo mucho cómic de no ficción. Pensé: “Oye, yo soy periodista, puedo hacer algo como esto”. Lo malo es que aquí no hay industria de cómics. Pero, claro, la presencia de Hernán en el Perú lo ha cambiado todo (aunque él no sea consciente de eso). Cuando vi lo que hizo con “Grumete Grau”, me con todas sus características. Esto es lo que la hace única. De hecho, su leyenda trasciende al fujimontesinismo cuando, por ejemplo, tiene la idea, genial, de pedir que su arresto domiciliario sea en el set de su programa. Eso es sinceramente extravagante y lo más alucinante es que es un dato poco conocido fuera del Perú.
H.M.: A Laura la veo como una aspirante a Josefina Bonaparte. Le hubiera encantado ser la esposa del emperador. Pero creo que su caso es bastante único.
¿Laura es producto de la falta de institucionalidad de la política peruana? ¿Una oportunista que supo utilizar los entresijos del poder para su ascenso?
M.S.: Buena observación. En el libro se ve cómo cambia de camiseta cada vez que deja de serle útil: de funcionaria del gobierno aprista al Frenatraca, a Belmont... hasta que llega un punto en que se da cuenta de que los partidos son obsoletos, que no sirven. Fue una visionaria. Si hubiera surgido en estos días, seguro ponía una universidad.
¿Cómo influye el clasismo para entender a Laura Bozzo? Los analistas no le perdonan, entre otras cosas, ser una mujer tan ordinaria….
M.S.: En el libro, Rafo León hace un par de observaciones muy lúcidas sobre eso. No quisiera ‘spoileárselas’ a los posibles lectores. Pero sí, como todo en el Perú, el clasismo subyace, de ida y vuelta, a lo largo de su historia.
H.M.: Obviamente ella tiene un complejo. Una de sus autojustificaciones es esa: decir que pertenece al pueblo y que cuando la atacan, están atacando al pueblo. Pero, al mismo tiempo, ella procede de “buena familia”. Es interesante que Laura no responda al estereotipo canónicamente atractivo que imponen los medios. Por allí, hay un resquicio interesante en su personalidad. He visto muchas periodistas absolutamente corruptas, cínicas, imperdonables, pero por su belleza siguen allí, impunemente. Ese punto de no sentirse aceptada por la élite puede explicar su perpetuo conflicto y arrogancia hacia las élites intelectuales.
¿Cómo les gustaría que Laura Bozzo leyera este libro? ¿Cómo creen que lo tomará?
H.M.: Me gustaría averiguar cuánta capacidad de reírse de sí misma tiene Laura Bozzo.
M.S.: En un mundo ideal, ella lo leería con la cabeza fría y se daría cuenta de que siempre la hemos dejado tener la última palabra. Por ejemplo: cada vez que hay una controversia sobre algún suceso, se asume que su versión es la real. Nos hemos esforzado permanentemente por ponernos en sus zapatos. Lástima que lo más probable sea que quiera aplicarnos el tratamiento siciliano que se describe en el libro.
Al final del libro se sugiere el posible regreso de Laura Bozzo al Perú. ¿Por qué el pesimismo?
M.S.: Primero, porque ella misma lo dice. Y, segundo, porque, en este país, si volvió Alan puede volver hasta Atahualpa.
H.M.: Mi intuición me dice que Laura Bozzo es de esos personajes que son “bigger than life”. Nadie puede ser tan ingenuo de creer que Laura Bozzo esté terminada. Ella es un personaje que se reinventa continuamente. Por supuesto que volverá. Como diría Terminator: “I’ll be back”.