Martín Caparrós es conocido, sobre todo, por tres cosas: la calidad de su pluma, lo portentoso de su bigote y el incansable espíritu viajero que lo ha llevado por décadas a distintos y distantes lugares del mundo. (Foto: archivo El Comercio / Germán Falcón)
Martín Caparrós es conocido, sobre todo, por tres cosas: la calidad de su pluma, lo portentoso de su bigote y el incansable espíritu viajero que lo ha llevado por décadas a distintos y distantes lugares del mundo. (Foto: archivo El Comercio / Germán Falcón)
/ GERMAN FALCON

Si te ofrecieran la posibilidad de extender tu vida más allá de lo que tu cuerpo puede, ¿aceptarías? ¿Qué te parecería que esa vida, además, sucediera en una realidad virtual con un contenido que tú eligieras previamente? ¿Te imaginas la posibilidad de que tu mente, tu personalidad, tus gustos y todo aquello que te define como persona sobreviviera de alguna manera, infinitamente? Bueno, pues todo esto sucede en “Sinfín”, la más reciente novela del escritor y periodista argentino Martín Caparrós, publicada poco antes de iniciarse las primeras cuarentenas en América y Europa, y que sirvió como un estremecedor preludio que pareció anticipar ciertos efectos colaterales de la pandemia del coronavirus… y exagerar otros.

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