Pasaron varios años desde que en 2008 , el dúo integrado por el argentino y el mexicano Leonel García, decidió separarse. Desde entonces, muchas personas esperaban alguna señal de que volvieran a juntarse, una especie de reencuentro, al menos una última vez.

Y así ha pasado este 2016. Sin Bandera volvió con el EP "Una última vez", producción que le da nombre no sólo a su último trabajo discográfico, sino también a la gira que los lleva por todo Latinoamérica. Y tocó Perú. Y allí estuvieron más de 10 mil personas para escuchar a este dúo que conquistó al público limeño con sus baladas.

El inicio de este show estuvo a cargo del dúo Idéntico, peruanos que han sabido hacerse un espacio en la escena musical local.

Casi a las 10.30 de la noche, la pantalla que iluminaba todo el escenario construido para el show marcaba el conteo, los últimos 10 segundos fueron gritados por todos los asistentes. Al llegar a cero, se iluminó el escenario -más aún- y los músicos, le daban la bienvenida al dúo. La canción con la que iniciaron su presentación fue -cómo no- "Una última vez"

Noel y Leonel saludan al público limeño que ha esperado por ellos durante muchos años. Comentan que harán un repaso por toda su discografía así como por este último trabajo que los trae a nuestro país. "Y llegaste tú" es el siguiente tema en sonar, todos lo reconocen al instante. Las fanáticas cantan con pasión y un poco de locura.

"Lo único que supera la comida de este país, es la gente de este país", dice Leonel, generando una ovación del público. Luego sonarían algunos temas como "Tócame", "Para siempre tal vez" y "Un amor real".

Durante el show, Noel y Leonel interactúan con los asistentes que, a pesar del frío, no escarmientan al cantar con fuerza todos los temas del dueto. Para la parte final del show, temas emblemáticos como "Te vi venir", "Mientes tan bien" y "Suelta mi mano" hacen delirar a las fanáticas.

Tras 2 horas de show, Sin Bandera está por despedirse, pero no se pueden ir sin que suenen los temas "Kilómetros" y "Entra en mi vida", un broche de oro ideal para una noche fría -pero romántica- en el Jockey Club

 

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