

Para Claudia Coca, la piel no es solo una superficie, sino un mapa de poder, resistencia y memoria. En su obra, la piel es un campo de batalla donde se inscriben las jerarquías raciales y de género que persisten desde la colonia. Es, al mismo tiempo, una barrera y un espacio de reescritura, un lugar donde el arte interviene para subvertir las narrativas impuestas.
“En mis primeros años respondí mucho a lo que pasaba con mi generación, que huía de hacer política, del conflicto, de la violencia. Realizábamos una mirada muy introspectiva, de ahí que surgiera el autorretrato”, menciona la artista. “Lo que hago hoy responde a mi trabajo anterior. Sigo trabajando sobre esos mismos temas, pero ya no es autorreferencial, sino una referencia a lo que nos rodea, a lo exterior, que sigue siendo propio”, agrega.

Actualmente, la artista presenta “La piel de mi reino” , una retrospectiva en el ICPNA Cultural que recorre su producción desde los años noventa hasta hoy. La muestra no solo exhibe su evolución técnica y conceptual, sino que también plantea un cuestionamiento sobre la representación visual y sus implicancias en la identidad y el poder.
“Yo cuando empecé a trabajar con estos temas como el racismo yo pensaba de forma optimisma que a traves de legilaciones, que existen en Perú, ser racista era un motivo de gran verguenza, pensé que estamos en un proceso de transicion de salida de tantas cosas, hoy veo todo y en algunos momentos pienso que no”, nos cuenta Coca.

Debajo de la piel
La exposición reúne piezas clave de su trayectoria, desde los primeros autorretratos hasta intervenciones en el espacio público. Pintura, dibujo, bordado y video, todo se entrelaza en un relato donde el cuerpo y su imagen son archivo vivo de lucha y transformación.
“Cuando ven la exposición, me preguntan si estoy contenta con el trabajo. Sí y no. Se siente que algo se ha logrado, pero también aparecen dudas, nuevas lecturas sobre lo que significan muchas de las cosas que hice”, dice Coca, como si supiera que el arte nunca está del todo terminado.

A lo largo de su carrera, ha explorado la iconografía colonial, el racismo estructural y el patriarcado como estructuras que moldean la subjetividad. Sus referencias van desde Guaman Poma hasta el arte pop, creando un lenguaje visual que desafía los discursos oficiales con la precisión de quien desmonta una máquina para ver cómo funciona.
“Hoy vivimos en un mundo donde la gente huye de la realidad. Se han construido microuniversos donde a nadie le importa lo que le pase al otro, pero a un nivel tan profundo que ni siquiera son conscientes de que existe el otro. Es terrible, porque la tecnología nos prometió un mundo más unido”, comenta Coca.
Más allá de ser un repaso por su producción artística, esta exposición es una reflexión sobre los cambios —o la falta de ellos— en la sociedad. A través de su mirada, La piel de mi reino no solo analiza 25 años de carrera, sino también 25 años de historia peruana.
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