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MARILIA PASTOR
La luna llena contempla la escena: madre e hijo reunidos alrededor del padre, quien finalmente se entera de cómo murió su primogénito. El misterio fue guardado por una antigua novia, también presente. Previamente, el patriarca ha confesado su propio secreto y sus culpas. Un error, que puso en peligro las vidas de extraños, cometido en favor de su familia.
¿Cuándo es recomendable decir la verdad? ¿Cuándo callar? ¿Por qué no ser sinceros siempre? Estas son algunas de las preguntas que nos plantea “Todos eran mis hijos”, obra del norteamericano Arthur Miller que se estrena este sábado 26 en el Teatro Británico.
La pieza, situada en 1946, se basa en una historia real: un comerciante que vendió piezas defectuosas al ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. “Miller dice que los hombres somos responsables de nuestros actos, pero esa responsabilidad nace de lo que la sociedad te enseña. Y es una comunidad que no mide responsabilidades. Que manda a los hijos de todos a la guerra y esconde las verdades”, sostiene el director Carlos Tolentino.
“Todos son víctimas de un sistema que, en honor de la democracia, ha descuidado la figura del hombre, del padre de familia y del hijo”, añade.
Se convocó al actor argentino Víctor Hugo Vieyra para protagonizar el montaje como el comerciante Joe Keller.
Entre Tolentino y Vieyra surgió la amistad, hace 30 años, cuando el actor vino a Lima para protagonizar la telenovela “Páginas de la vida” (1984). “[Joe] debía ser una persona a la que no vieses como un tipo oscuro.
¡Víctor Hugo tiene una gran simpatía!”, comenta el director sobre su elección.
Por su parte, María Elena Herrera, productora ejecutiva de la obra, señala que en su búsqueda por conquistar un nuevo público, y de crecer como productores, se invitó a Vieyra. Anteriormente ya habían llamado a directores extranjeros como el colombiano Jorge Alí Triana.
GUARDIANAS DE LA VERDAD
“Esta obra para mí es una tragedia perfecta como la mayoría de las tragedias griegas. Va creciendo y no se puede parar”, comenta Víctor Hugo, quien llegó a Lima para los ensayos a mediados de febrero.
El argentino tiene un especial interés por los dramaturgos estadounidenses. En el caso de Miller, destaca su obra por fijarse en la sociedad de su época. “Los grandes autores son los que han sabido pintar su sociedad en su momento”, recalca.
Lo acompaña Attilia Boschetti como su manipuladora esposa Kate. A la actriz le costó, especialmente, dar con los matices de maquinación de su personaje. “Yo pretendo no ser así”, dice arrancando la risa entre ambos. Ella destaca la compleja psicología de los personajes. Sería fácil ver en Kate a la típica madre mandona; no obstante, ella señala que se ha evitado caer en el cliché.
El director Carlos Tolentino se detiene, resalta la importancia de la figura femenina. “Es el ser que promueve el cambio. Es un poco el demiurgo. Las mujeres son las que tienen la verdad”, destaca sobre el montaje.
