El video tiene apenas seis segundos. Nada más. Se ve el cielo claro, unos árboles de fondo y suena “No Surprises” de Radiohead. El protagonista, mentón sobre el puño cual pose vallejiana, lee uno de sus poemas: “La canción perfecta dura tres minutos./ Yo, que no soy perfecto, ¿cuánto duraré?”. El resultado: casi medio millón de reproducciones en TikTok.
LEE TAMBIÉN: Paul Auster en entrevista con El Comercio: “La escritura académica me parece sumamente aburrida”
No es una joven estrella ni un ‘influencer’ de moda. Es un hombre de 63 años llamado Bruno Mendizábal, poeta de culto para quienes han seguido su obra; personalidad esquiva y retraída, usualmente reacia a la exposición mediática. Por eso sorprende que el autor de libros como “San Felipe Blues” y “Todos estos años” ahora sea un activo usuario de la red social china de videos, donde ya cuenta con 283.000 seguidores (hasta el cierre de esta nota, porque siguen aumentando).
¿Cómo llegó Mendizábal a aventurarse en esa plataforma donde predominan el humor, el baile y los cuerpos de gimnasio? Apenas hace unos seis meses, luego de recuperarse de un problema de salud y de ir saliendo poco a poco del confinamiento impuesto por la pandemia del COVID-19. Comenzó sin mostrar su rostro, tan solo leyendo algunos de sus poemas junto a la imagen de sus libros. Pero después decidió dar la cara en el contenido que publicaba y el despegue fue exponencial, para su propia sorpresa.
Versos fugaces
Ciertamente, el poeta no está solo en esta renovada faceta. Detrás del éxito viral está la mano de su sobrino Eduardo Álvarez Mendizábal, un especialista en tecnologías de la información que convenció a su tío de que podían probar suerte en la red social con más crecimiento orgánico del momento. “Para crear una marca hay que buscar un ‘branding’. Y Bruno siempre ha sido un ‘branding’”, afirma Álvarez sobre la “marca Mendizábal”. “Él siempre ha estado asociado a ‘San Felipe Blues’ o a la residencial San Felipe”, agrega en referencia al barrio donde desde hace años vive el autor y al cual su obra suele aludir.
Casi a modo de prueba, empezaron publicando unos cuantos videos que no tuvieron demasiada repercusión, pero continuaron con la certeza de que la clave para triunfar en TikTok estaba en la regularidad y la constancia. Un día Bruno probó grabar un poema del estadounidense Allen Ginsberg, y luego uno suyo, el de la canción perfecta, y fue ese uno de los hitos de su cuenta. El número de vistas se disparó.
Así es como encontraron el equilibrio ideal para tener un alcance mayor: por un lado, mantener la identidad de su poesía, que lidia con temas como la soledad y la melancolía; por otro, ofrecer lo que sus seguidores buscan mayoritariamente, que son versos de corte romántico y de una muy breve simpleza. Una combinación que tampoco es tan ajena a Mendizábal Delgado, como señalaba en su libro “Todos estos años”: “Me refugié en la poesía porque era corta y fugaz”. Y qué más corto y fugaz que un post en TikTok.
El arte de la mértrica
La poesía es un misterio, pero las métricas (de TikTok) no mienten: de los casi 300.000 seguidores de Mendizábal, la proporción entre hombres y mujeres es la misma, pero más o menos un 70% son adolescentes de entre 13 y 18 años. Además, y este dato es llamativo, el 50% son mexicanos. Les siguen un 20% de peruanos, y luego algunos colombianos, argentinos, chilenos, ecuatorianos, etc.
“Bruno está en el top 10 de los creadores de contenido de poesía en TikTok en Latinoamérica”, explica su sobrino Eduardo. Los tres primeros lugares los ocupan chicas muy jóvenes. En general, se trata de una comunidad bastante fresca, positiva y unida: no hay ‘trols’, peleas o insultos, sino más bien un compañerismo generado por la afición por la poesía.
“Los jóvenes te escriben y te proponen que leas algo de lo que ellos han escrito”, cuenta Bruno Mendizábal sobre otra de las claves de su popularidad en la red. “Son poemas chiquitos y yo los leo para que ellos se sientan satisfechos con lo que hacen. Lo que buscan es que alguien como yo los promueva, que les dé un espaldarazo”. Por eso cada uno de sus videos termina con una invitación a que sus seguidores dejen sus versos en los comentarios. Una dinámica que le ha funcionado a la perfección.
Vivir en poesía
La actividad ‘tiktoker’, además, ha servido de acicate para que Mendizábal escriba a un mejor ritmo que antes. “Con la pandemia he estado más replegado que nunca, ya no solo en San Felipe, sino dentro mi propia casa”, cuenta el poeta. “Y los muchachos de TikTok me piden más poemas, usualmente breves y románticos. Así que yo trato de pensar en otras mujeres, por ejemplo. Creo que es como un actor al que le dan un papel, es una impostación. Pero al mismo tiempo me desafío a mí mismo, porque los poemas sobre el amor son los más difíciles”, añade.
Su sobrino también da fe de su renovada productividad: “Como ya hemos agotado casi todos los poemas de sus libros, le dije que tenía que escribir más. Y así ha empezado a encontrar un rumbo bien interesante, que mezcla el romanticismo y su propio estilo melancólico. Técnicamente se ha convertido en un trabajo. A veces me dice ‘¿cuántos poemas necesitas?’ y se sienta a escribir, algo que antes no sucedía”.
El resto del trabajo es su desempeño frente a la cámara, que no por breve es menos laborioso. De a poco, Mendizábal ha ido cambiando el gesto parco por, al menos, un pulgar arriba al cerrar cada video. Y también innova con algunas tomas paseando por San Felipe u otras en interiores pero con iluminación especial y la musicalización adecuada. Un esfuerzo de producción que le rinde réditos.
¿Qué sigue después del inusitado éxito en el TikTok? Además de seguir fortaleciendo esa joven comunidad de amantes de la poesía, Mendizábal anda pensando en publicar un nuevo libro con sus escritos recientes (“Pandemia Time” es el título tentativo) y quizá desarrollar un taller como una forma de rentabilizar su popularidad. Aunque él se reconoce como un autor no académico, le entusiasma la idea de generar una conexión más directa con sus nuevos lectores.
Porque en el fondo, esta aventura virtual es perfectamente coherente con su propia obra: una siempre cercana y sincera, alejada del supuesto arte creado solo por elegidos o iluminados. “Como decía Lautréamont –cita Mendizábal a manera de corolario–, la poesía debe ser hecha por todos”.
El dato
- Puede seguir a Bruno Mendizábal en TikTok en su cuenta @bruno.mendizabal.poeta
TE PUEDE INTERESAR
- “El misterio de Soho” con Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy: una vuelta al elegante terror de los 60
- El zorro ‘Run Run’ no está solo: de “Robin Hood” a “Zootopia”, cinco ficciones donde este animal nos fascinó
- Paolo Guerrero y Nico Ponce: ¿Hay ‘whitewashing’ en el casting de la nueva serie de Netflix?
- Paul Auster en entrevista con El Comercio: “La escritura académica me parece sumamente aburrida”
- Manuel Vilas: apasionamiento y erotismo en “Los besos”, historia de amor otoñal en tiempos de pandemia | ENTREVISTA