Uno de los ejercicios más practicados por expertos y analistas electorales, en Estados Unidos y en el mundo, es desagregar las cifras y analizar el humor y el comportamiento de los electores por rangos de edad, ubicación geográfica, grupos raciales, creencias religiosas, afiliaciones partidarias y muchas más variables.
Los comicios que enfrentan a Kamala Harris y Donald Trump son campo fértil para realizar este estudio y percatarse de por qué la candidata demócrata y el postulante republicano tratan de movilizar a determinado grupo de votantes y enfilan hacia estos y no van a otros.
Que las mujeres en Estados Unidos voten con más frecuencia por candidatos demócratas y que los hombres lo hagan por candidatos republicanos no es ningún descubrimiento. Lo llamativo en esta ocasión es que la brecha electoral de género se haya ampliado tanto: Kamala Harris alcanza hasta 25 puntos de ventaja en el voto femenino en algunas encuestas, mientras que Donald Trump se impone por entre 10 y 15 puntos entre los varones en la mayoría de sondeos.
“Si Harris gana, será porque la han elegido las mujeres”, dijo Katherine Tate, politóloga y catedrática de la Universidad de Brown, en un reciente panel sobre las elecciones. Por ahora, además, las mujeres están superando a los hombres en la votación anticipada en varios estados. En ello tienen que ver campañas en redes sociales con mensajes titulados “De mujer a mujer” o esfuerzos como los de la excongresista republicana Liz Cheney (hoy opuesta a Trump) que clama en mitines: “Pueden votar en conciencia y no tener que decir una palabra a nadie”.
La brecha en la dinámica de voto es aún mayor entre la población joven. Según algunos sondeos, a las mujeres jóvenes estadounidenses les preocupa perder derechos y libertades básicas como el acceso a la atención de salud reproductiva y por ello muchas se inclinan por los “derechos sociales” que defiende Harris. Sus coetáneos varones valoran más la “libertad” que simbolizaría Trump, quien se ha acercado mucho a este grupo en los últimos días vía entrevistas con ‘podcasters’ e ‘influencers’ famosos.
Tanto para la campaña demócrata como para la republicana la misión en estos pocos días que restan para el 5 de noviembre es convencer al electorado joven de que vaya a votar. Como dice Susan Schwarz, profesora de ciencias políticas en Swarthmore College (Pensilvania): “Creo que el resultado va a depender de la tasa de participación entre los votantes jóvenes, pues ellos son el grupo con menos posibilidades de acudir a las urnas”. Recordemos que en el gigante del norte el sufragio no es obligatorio.