Mientras la tensión entre Irán e Israel se mantiene al máximo y la posibilidad de un conflicto mayor sigue latente en Medio Oriente, la República Islámica ha vuelto a advertir a la región y al mundo de la amenaza que significa su programa y doctrina nuclear.
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Los enfrentamientos entre ambos países –enemigos máximos desde hace más de cuatro décadas– alcanzaron un nuevo nivel luego de que Irán lanzara el sábado pasado un ataque con misiles y drones contra Israel en represalia por el bombardeo contra el consulado iraní en Damasco (Siria), el pasado 1 de abril, en el que murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria.
Israel prometió responder al ataque, algo que ocurrió a primera hora de este viernes 19, confirmó un alto funcionario estadounidense a ABC News. La televisión estatal de Irán informó de “fuertes explosiones” escuchadas cerca de la ciudad de Isfahán, en el centro del país, y la agencia de prensa Mehr informó de la suspensión por unas horas de vuelos sobre Teherán y otras ciudades. Además, la agencia oficial de noticias Irna reportó que las autoridades habían activado sus sistemas de defensa aérea en varias ciudades del país.
Incluso antes de la respuesta israelí, todas las alarmas se activaron el jueves 18 cuando Irán afirmó que podría revisar su doctrina y política nuclear si el país hebreo amenazaba con atacar sus centros atómicos.
Hasta ahora, la doctrina nuclear iraní dictaba un uso exclusivamente civil de la energía nuclear. Pero la República Islámica advirtió que eso podría cambiar.
Ahmad Haghtalab, comandante de la Guardia Revolucionaria responsable de salvaguardar las instalaciones atómicas iraníes, advirtió que Teherán atacará las instalaciones nucleares israelíes como represalia a un eventual ataque similar por parte de Israel, informó la agencia Mehr.
Teherán cerró sus instalaciones nucleares el domingo último “por motivos de seguridad” ante una posible represalia israelí tras el ataque iraní del fin de semana, informó entonces el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA).
El analista internacional Francesco Tucci considera que Irán seguirá utilizando la amenaza nuclear cada vez con más frecuencia ahora que las tensiones están al máximo con Israel, que sí es un país nuclear.
“El régimen iraní de los ayatolas quiere el arma nuclear porque si logra desarrollar estas armas tendrá la disuasión máxima ya que podrá amenazar tanto a Israel como a otras potencias nucleares. No es el caso de Estados Unidos porque por los misiles que Irán quiere desarrollar no lo alcanzarán, pero sí puede amenazar a Europa. Ahora, es un hecho que la disuasión nuclear sería principalmente hacia Israel”, dice a El Comercio.
Opacidad que inquieta
El programa atómico iraní lleva muchos años preocupando a Occidente, que a menudo ha criticado su opacidad. Aunque en el 2015 se firmó un acuerdo nuclear (JCPOA) con seis grandes potencias con el fin de limitar bastante sus actividades, el acuerdo colapsó cuando Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, se retiró del pacto.
Desde entonces, los analistas señalan que el programa nuclear iraní ha avanzado mucho. Sin embargo, la nación persa no dispone aún de armas nucleares. Según el más reciente informe del OIEA, emitido en febrero en Viena, Irán produce uranio altamente enriquecido hasta el 60%, un material que apenas tiene usos civiles, pero sí militares.
Aunque el acuerdo ya no se cumple en gran parte, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) mantiene sus inspecciones y verificaciones del programa nuclear iraní.
“Por lo que sabemos hasta ahora es una amenaza que todavía no se ha desarrollado. Es decir, Irán está desarrollando una capacidad nuclear, pero todavía no la posee, ni posee armas nucleares. En la actualidad es Israel el que posee armas nucleares. Irán no, por lo que sabemos en base a los datos disponibles”, señala Tucci.
La agencia Efe señala que para producir una bomba nuclear se necesita uranio enriquecido por encima del 90%, algo que los técnicos iraníes parecen dominar ya al haber perfeccionado el enriquecimiento hasta el 60%.
Tucci apunta que Occidente debe asumir su responsabilidad en la creciente amenaza nuclear iraní pues el acuerdo que colapsó era mejor que no tener nada: “El acuerdo no era lo máximo, pero permitía a organismos internacionales controlar el desarrollo de las plantas nucleares iraníes. Ahora no tenemos informaciones directas por parte de autoridades civiles ni todos los controles que había antes, entonces no sabemos cuánto está avanzando el programa iraní”.
Sanciones en marcha
La escalada ha provocado la condena de la comunidad internacional. Estados Unidos y el Reino Unido anunciaron este jueves 18 una serie de sanciones coordinadas contra Irán con las que buscan “imponer consecuencias” al país.
Las sanciones estadounidenses fueron dirigidas a 16 personas y dos entidades que Washington asegura están vinculadas a la producción de vehículos aéreos no tripulados.
“Hace menos de una semana, Irán lanzó uno de los mayores ataques con misiles y drones que el mundo haya visto jamás contra Israel”, afirmó el mandatario estadounidense, Joe Biden.
Irán es el segundo país del mundo que más sanciones ha recibido tanto por parte de EE.UU. como de naciones europeas, según Efe.
Sin embargo, Tucci resalta que el impacto de este tipo de medidas no ha logrado cambios significativos. “Hay muchísimos estudios académicos que demuestran cómo las sanciones no sirven de mucho. Se ve con las sanciones a Rusia que ha recibido un paquete de sanciones muy fuerte, el más duro que se ha visto después de la Segunda Guerra Mundial. Pero la economía rusa ha crecido”, apunta.
Considera que para que las sanciones funcionen toda la comunidad internacional debería aplicarlas, pero no es así. “No veo las sanciones como una herramienta efectiva para inducir conductas distintas por parte de actores gubernamentales. No funciona, puede ser una herramienta de presión, pero no puede ser la única. Además, Irán se relaciona bastante bien con China y Rusia, entonces tiene unos aliados que son poderosos. Irán incluso le vende drones a Rusia”, concluye.