China ha ordenado confinamientos y una serie de medidas radicales para evitar que el coronavirus se le salga de control a pocas semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing.
Pero la variante ómicron de la COVID-19 igual llegó a su territorio. ¿Cómo así?
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Beijing baraja la hipótesis de que esta viajó en una carta proveniente de Canadá y cuyo destinatario fue, justamente, el primer caso de contagio de ómicron en el país.
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En respuesta, ayer el servicio postal anunció que todos los paquetes del extranjero debían ser desinfectados y que todos los trabajadores que manipulan estos objetos “reciban una dosis de refuerzo” de la vacuna.
Pero, ¿tiene sentido lo propuesto por el gobierno chino?
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La agencia AFP recuerda lo dicho por la Organización Mundial de la Salud: “El riesgo de contagiarse por tocar superficies contaminadas es bajo y disminuye a medida que el virus queda expuesto”.
Consultado por esto, Erin O’Toole, político canadiense y líder del Partido Conservador, respondió:
“Escuché esa historia y la encontré cómica. Obviamente estamos muy preocupados por las variantes que han venido desde afuera de Canadá y con las que tenemos que lidiar”.
“Historias como esta nos recuerdan que, desde el inicio de la pandemia, no debemos confiar en algunas noticias y reportes que llegan desde China”.
Con eso en mente, El Comercio charló con el médico infectólogo Leslie Soto: ¿Ómicron pudo haber viajado a través de un paquete y contagiado a una persona?
“Hay una posibilidad casi despreciable de que se dé ese tipo de transmisión”.
Soto es contundente: la versión de China puede tener sentido, pero es altamente improbable.
“Actualmente se conoce que la transmisión del coronavirus es por vía aérea, por la vía respiratoria. Y, si bien es cierto que el virus puede estar en cualquier superficie, la posibilidad de que se transmita por ahí es muy pequeña”.
“Es imposible decir que hay cero posibilidades de que eso suceda, pero el porcentaje es casi nulo, ínfimo”.
De hecho, explica el especialista, esa es la razón por la que ahora se pueden recibir pedidos por delivery y no es necesario rociarles alcohol a los paquetes. “Ya no se desinfecta nada”, anota.
Los protocolos de entrega a domicilio que se solían seguir –por ejemplo, poner una bandeja, una pequeña silla y desinfectar los productos antes de que el cliente los recogiera- ya no son “tan útiles”.
“Habría un problema si la persona que hace el delivery no tiene mascarilla”, agrega.
“Hay que recordar que el uso de doble mascarilla y el distanciamiento siguen siendo importantísimos. Y tampoco olvidarse de lavarse las manos cuando se recibe algo de la calle, una costumbre que debemos mantener más allá de la COVID, porque nos ayuda a evitar enfermedades”.
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