Este 5 de noviembre la mirada el mundo viró hacia Estados Unidos, que eligió al republicano Donald Trump como presidente por encima de la demócrata Kamala Harris. Sin embargo, ¿las relaciones entre nuestro país y Estados Unidos cambiarían de alguna forma con la llegada de Trump?
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La experiencia nos demuestra que durante los últimos gobiernos la longeva relación que mantienen ambos países no ha sufrido mayores consecuencias con la asunción de un partido u otro y, mas bien, se ha consolidado especialmente en el plano económico y político.
Las últimas cuatro administraciones estadounidenses han tenido a dos republicanos -George W. Bush y Donald Trump- y a dos demócratas -Barack Obama y Joe Biden- en la Casa Blanca.
Los trágicos incidentes del 11 de septiembre del 2001 llevaron a que la política exterior de la Administración Bush (2001 - 2009) se centrara principalmente en combatir al terrorismo internacional; sin embargo, fue durante este gobierno que se alcanzó el que hasta el momento se considera el hito económico más importante entre Estados Unidos y el Perú: el Tratado de Libre Comercio.
Si bien el Perú era uno de los países beneficiados con los programas APTA y ATPDEA, en el 2004 se iniciaron las rondas de negociaciones para conseguir el ansiado TLC con Estados Unidos. Ese mismo año, además, se firmó el Convenio de Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa que buscaba reforzar las capacidades de las fuerzas armadas peruanas en áreas como la inteligencia, entrenamiento y provisión de equipos.
Este tipo de cooperación en seguridad se enmarca en una estrategia bilateral más grande que mantienen desde 1998 y busca, principalmente, hacerle frente al narcotráfico en la región.
Pero volviendo al TLC, este se firmó en el 2006 y entró en funcionamiento en febrero del 2009, cuando el demócrata Barack Obama ya ocupaba la Casa Blanca.
Quince años más tarde, este tratado económico ha promovido la exportación de productos peruanos hacia Estados Unidos, aumentado la llegada de inversores estadounidenses a nuestro país y llevado a que la potencia norteamericana se posicione como el segundo socio económico más importante del Perú.
Para dimensionar mejor la magnitud de este acuerdo hace falta ver las cifras del 2021, cuando se movieron unos 20 mil millones de dólares como parte del TLC.
El mismo año en el que se implementó el Tratado de Libre Comercio, además, la Administración Obama (2009 - 2017) anunció que Estados Unidos impulsaría negociaciones para conseguir el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), un tratado aún más ambicioso que integraría a una docena de países.
En el 2016 las negociaciones llegaron a buen puerto y tanto el Perú como Estados Unidos fueron países firmantes; sin embargo, con la llegada de Donald Trump a la presidencia (2017 - 2021) esto cambiaría. Dentro de sus primeros 100 días de gobierno, el polémico republicano emitió un decreto que ordenaba la salida de su país del TPP por considerarlo “un desastre potencial”.
La decisión no solo frustró una infinidad de oportunidades comerciales entre las naciones de Asia - Pacífico con Estados Unidos, sino que también permitió que China remontara en su influencia económica dentro de la región.
Durante la presidencia de Trump, incluso, existió el temor de que el TLC con el Perú pueda verse afectado como parte de una anunciada revisión de los tratados comerciales del país, afortunadamente para nosotros esto nunca pasó.
En la era Biden (2021 - 2025) no se vivieron mayores novedades en temas comerciales, con el demócrata apostando más bien por normalizar este tipo de relaciones luego del paso del huracán republicano por el poder. Cabe recordar, además, que estas dos últimas administraciones estuvieron marcadas en gran parte por la pandemia de COVID-19 y la recuperación económica posterior a dicha crisis sanitaria.
- Cooperación política y diplomática -
Pese a que Estados Unidos y el Perú mantienen relaciones bilaterales desde 1827, fue recién el 23 de marzo del 2002 que George W. Bush se convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones que realizó una visita oficial a nuestro país.
Su llegada duró apenas 17 horas pero generó una enorme expectativa empresarial y política, quienes lo consideraron la muestra más clara de la recuperación de la economía nacional. Seis años más tarde, el republicano volvería a nuestro país para participar del foro APEC y poner la cereza en aquel apetitoso pastel llamado TLC que entraría en vigor pocos meses después.
Ocho años más tarde, en noviembre del 2016, el sucesor de Bush, Barack Obama, también llegaría al Perú como parte de una cumbre APEC. Durante el mandato del demócrata se fortalecieron otros pilares como la cooperación en temas ambientales, especialmente en la lucha contra la deforestación en la Amazonía y la promoción del uso de energías limpias.
En el 2014, por ejemplo, se firmó el Acuerdo de Cooperación en Energía Renovable que buscaba la colaboración en el desarrollo de energías limpias, promoviendo la inversión en infraestructura de energía renovable en Perú, además de compartir tecnologías y mejores prácticas
En el 2018 se esperaba que Donald Trump continuara con la novel tradición de visitas oficiales al país, aprovechando especialmente que Lima sería sede de la VII Cumbre de las Américas; sin embargo, el viaje no se llegó a concretar y su lugar fue ocupado por su hija Ivanka.
En el 2019, el Perú fue uno de los países incluidos en la Iniciativa de Seguridad Energética en América Latina y el Caribe, que buscaba reducir la dependencia de fuentes de energía no sostenibles y alentar la inversión de EE.UU. en proyectos energéticos en la región.
Este acuerdo muestra sin duda lo antagónicos que pueden resultar los intereses de ambos partidos frente a temas específicos. Otra diferencia que trajo el paso de Obama a Trump fue la postura de su gobierno hacia la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela.
Mientras que el demócrata apostó principalmente por la presión diplomática sobre el régimen chavista apoyándose en gobiernos de la región y órganos como la OEA, el republicano optó por una vía más agresiva, buscando asfixiar económicamente a Maduro con sanciones a rubros enteros y manteniendo en la mesa la opción militar, esta última sobre todo generó inquietud entre los gobiernos sudamericanos, incluyendo el peruano. La muestra más clara de esto último fue que si bien Estados Unidos apoyó su creación y trabajó en conjunto, oficialmente no formó parte del Grupo de Lima.
Mientras que la transición de Trump a Biden estuvo marcada por la pandemia, un periodo que se caracterizó especialmente por el apoyo de Estados Unidos al Perú para afrontar la emergencia. Según datos de la agencia de cooperación estadounidense USAID, desde inicios del 2020 hasta diciembre del 2021 el gobierno de Washington envió más de 75,5 millones de dólares y dos millones de dosis de vacunas Pfizer-BioNTech al Perú.
Una vez superada la pandemia la principal preocupación estadounidense en materia exterior se trasladó primero a Europa con el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, y luego hacia el Medio Oriente a causa de un nuevo episodio en el eterno conflicto palestino israelí. Esto de alguna forma llevó a que América Latina en general pase a un segundo plano.
Pese a ello, hay dos grandes problemáticas que afectan a su población y que son imposibles de abordar sin hacerlo en conjunto con los gobiernos latinoamericanos: la migración irregular y la lucha contra el crimen organizado. Esto, por supuesto, también incluye al Perú.
Por ello, en el 2021 ambos gobiernos firmaron el Convenio de Cooperación en Migración y Refugio, con el que buscaban promover una migración segura y ordenada hacia el norte del continente luego de oleadas históricas de migrantes que atravesaban América.
A fines del 2023, además, ambos países alcanzaron un nuevo acuerdo de cooperación para enfrentar al narcotráfico y en mayo de este año firmaron un convenio en migración, minería y deforestación, tras un diálogo de alto nivel en Washington.