La policía de España intenta dispersar a los migrantes en la frontera entre Marruecos y el enclave español de Ceuta, el 18 de mayo de 2021, en  Castillejos. (FADEL SENNA / AFP).
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Agencia AFP

Como miles de jóvenes marroquíes, Amal, una chica de 18, años se precipitó el lunes al puesto fronterizo de Castillejos (norte), con la idea de poder alcanzar el enclave español de . “No tengo miedo a la muerte, lo que me da miedo es morir pobre, aquí”, cuenta.

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Extenuada, con la cara pálida, Amal estuvo intentándolo toda lo noche, pero no logró llegar al final de “la aventura”: llegó demasiado tarde y las fuerzas de seguridad marroquíes le impidieron el martes de madrugada entrar en Ceuta, en territorio europeo.

Cuando supimos a través de Facebook que la gente entraba en Ceuta sin ser detenida por las fuerzas de seguridad, vinimos”, explica esta chica, oriunda de un pueblo vecino y que se dirigió a Fnideq (Castillejos en español) atraída, como muchos, por las impresionantes imágenes que se veían en las redes sociales.

El lunes, miles de personas de todas las edades, hombres, mujeres, jóvenes y niños, consiguieron cruzar la frontera hasta Ceuta, una situación sin precedentes, en un contexto de crisis diplomática entre Madrid y Rabat.

Ceuta y Melilla, dos enclaves españoles en Marruecos, son las únicas fronteras terrestres entre África y la Unión Europea.

Los internautas marroquíes expresaron su “estupefacción”, incluso su “dolor” al ver las imágenes de esta marea humana.

Algunos lo explican como una consecuencia del descontento de Rabat, que habría dejado pasar a los clandestinos tras la hospitalización en España del jefe del Frente Polisario --un movimiento que lucha desde hace décadas por la independencia del Sáhara Occidental, que Marruecos considera parte de su territorio.

He venido aquí para cruzar clandestinamente y garantizar el futuro de mis hijos, porque aquí, no hay nada. Nos atrevemos a pasar: o muero o paso”, afirma Ouarda, de 26 años y madre de dos hijos, divorciada y sin trabajo, procedente de Tetuán (norte).

Según las autoridades españolas, 6.000 migrantes (entre ellos unos 2.700 menores) llegaron desde el lunes de Marruecos a territorio español, a pie o a nado. Unos 1.500 fueron de devueltos al otro lado de la frontera.

La policía marroquí, tras observar durante 24 horas sin hacer nada como los migrantes cruzaban, comenzó el martes por la mañana a bloquear las entradas y a dispersar a la multitud que se había congregado en la zona.

El martes por la tarde, la situación seguía siendo confusa: había grupos de personas que persistían en su intento de cruzar, mientras otras daban media vuelta, disuadidas por las fuerzas de seguridad españolas, que utilizaron gases lacrimógenos.

Mapa localizando el enclave español de Ceuta. (AFP).
Mapa localizando el enclave español de Ceuta. (AFP).

“Sin futuro”

Las desigualdades sociales ya eran profundas en Marruecos, pero con la pandemia la situación empeoró. La pobreza se multiplicó por siete en este país de 36 millones de habitantes, según el Alto Comisionado de Planificación (HCP), a cargo de las estadísticas.

El cierre de las fronteras desde hace 15 meses y la decisión de las autoridades marroquíes a finales de 2019 de acabar con el contrabando (que servía de sustento a toda la región), dejaron a miles de personas sin recursos.

No tengo ningún futuro aquí”, asegura Soulaimane, de 21 años, cerca del puesto fronterizo.

Todos los jóvenes quieren abandonar el país, no hay trabajo”, abunda Mohamed, un rapero de 26 años.

A pesar de que las autoridades españolas han informado de que una persona murió ahogada, Mohamed no tiene miedo. “Tengo que irme para salvar mi vida”, dice.

“Cuando no tienes dinero, tienes que pagar un alquiler y tienes que ocuparte de tus hijos y tus padres, no hay lugar para el miedo”, insiste Ouarda.

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