El lunes 26, durante una conferencia de líderes europeos en apoyo a Ucrania celebrada en París, el presidente francés Emmanuel Macron aseguró que no debía “excluirse” la opción de que Occidente envíe tropas militares para apoyar a Kiev en el terreno durante la guerra que libra desde hace dos años contra Rusia.
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“Hoy no existe un consenso para enviar de forma oficial, asumida y decidida fuerzas terrestres (a Ucrania) pero nada debe excluirse. Haremos todo lo necesario para que Rusia no pueda ganar esta guerra”, señaló Macron.
Como era de esperarse, las declaraciones del mandatario galo -muy alejadas de la cautela con la que la OTAN ha manejado sus mensajes durante estos dos años para evitar ser considerada un actor directo en el conflicto- generaron una respuesta inmediata por parte del Kremlin.
“Esto no redunda en interés de estos países, y deberían tener cuidado. En caso (de enviar tropas), tendríamos que hablar no de la probabilidad, sino de la inevitabilidad (de un conflicto directo entre la OTAN y Rusia)”, señaló al respecto el portavoz del gobierno ruso Dmitry Peskov.
Pero el rechazo al escenario planteado por Macron no llegó solo de Moscú sino de las propias filas aliadas. Tanto el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como representantes de los gobiernos de Alemania, España, Suecia, Italia, Finlandia, Polonia, Canadá, Estados Unidos, entre otros, han descartado la intención de enviar tropas a terreno ucraniano para participar directamente de la guerra.
El martes, el propio gobierno francés aclaró a través de su canciller Stéphane Séjourné que un eventual envío de sus tropas no traspasaría ningún “umbral de beligerancia” y mas bien podrían dedicarse a acciones de desminado o de lucha contra ciberataques, en un aparente intento de reducir la polémica causada por Macron.
“Por el momento se puede excluir que la OTAN quiera involucrarse directamente en la guerra entre Rusia y Ucrania, se debería dar un incidente gravísimo para que eso suceda. Por el momento no existe voluntad política de hacerlo”, asegura a El Comercio el analista internacional Francesco Tucci.
- Presión a sus aliados -
Pero entonces, ¿cuál habría sido la verdadera intención detrás de las palabras del mandatario galo si la posición de la Alianza ha sido más que evidente durante estos meses de conflicto?
“Una provocación, fue una provocación. La presencia de militares franceses en un país en guerra sería extremadamente peligroso porque podrían ser involucrados directa o indirectamente en los combates o en los bombardeos que a diario lanzan las fuerzas armadas Rusia contra objetivos tanto civiles como militares”, señala el analista.
De acuerdo al experto, incluso las declaraciones del canciller francés buscarían “no aclarar a propósito el papel que cumplirían estos militares”.
Tucci recalca el riesgo que representa para la seguridad global una eventual participación directa de Francia o cualquier otro miembro de la OTAN, debido a que el artículo 5 de la Alianza precisa que cualquier agresión contra un miembro de la misma obligaría al resto de países a responder en conjunto.
Sin embargo, para el analista las palabras de Macron no habrían buscado calar tanto en Moscú como sí en las filas de sus propios aliados.
“Yo lo veo como una presión a Alemania o Estados Unidos, a los gobiernos de los Aliados en general. Las declaraciones de Macron se relacionan con la frustración porque la contraofensiva ucraniana no logró los objetivos esperados, pero también con el bloqueo en el Congreso de Estados Unidos al paquete de ayuda militar por 60 mil millones de dólares. Ese paquete es fundamental para garantizar la resiliencia ucraniana, los rusos están avanzando muchísimo en el frente del Donbás”, explica.
Desde noviembre del 2023 los legisladores del Partido Republicano -que son mayoría en el Congreso desde las elecciones de medio término- se han encargado de bloquear el paquete de ayuda militar propuesto por la Administración Biden para ser enviado a Ucrania. Los conservadores han asegurado que no aprobarán el envío del mismo hasta que el gobierno asigne un mayor presupuesto a la seguridad en la frontera sur de su país.
Esto se suma, además, al llamado del precandidato Donald Trump, quien ha criticado en más de una ocasión el apoyo brindado por Washington a Kiev desde el inicio de la invasión rusa.
Para Tucci, esto no es más que un reflejo de lo que el 2024 representará para el futuro de la guerra y no necesariamente por lo que pase en Ucrania sino mas bien fuera de sus fronteras.
“Una serie de decisiones políticas que se tomarán este año impactarán seriamente en el destino de Ucrania. Un ejemplo de ello son las elecciones en Estados Unidos, si Trump consigue ganar ha dejado en claro que no ayudará militarmente a Ucrania y que no pensaba gastar el 2% del PBI en la OTAN”, asegura el analista.