El 15 de abril del 2019 un feroz incendio devastó gran parte de la catedral de Notre Dame, en el corazón de París. Algunos de los peores daños los sufrió el techo del monumento medieval y su densa red de vigas de madera. Las llamas también derribaron la aguja, enviando escombros carbonizados al interior de la catedral. La titánica reconstrucción realizada durante cinco años permitirá su reapertura el próximo 7 de diciembre, aunque su exterior inacabado revele que aún quedan tareas por hacer.
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Restaurar la imponente iglesia gótica de los daños causados por el fuego requirió el trabajo de profesionales en campos modernos y ancestrales, quienes lograron darle una nueva vida al monumento construido originalmente entre 1163 y 1345. Restauradores de pinturas murales, herreros artísticos, carpinteros y ebanistas artísticos doradores fueron algunos de los expertos que participaron en la reconstrucción.
El esfuerzo también se ve reflejado en varias cifras importantes: Más de 250 empresas y talleres artísticos se movilizaron para restaurar la catedral, entre ellos más de 50 laboratorios y 175 científicos e investigadores. Un despliegue a la altura de lo que significa Notre Dame para París y toda Francia, pero también para el resto de la humanidad. Más de 846 millones de euros se recaudaron para restaurar el monumento gracias a donantes de 150 países.
Para el historiador y politólogo peruano afincado en Francia Rodrigo Murillo, la reapertura de Notre Dame es, ante todo, una buena noticia. “Podríamos decir que el incendio afectó las sensibilidades no solo de los parisinos sino acaso de los franceses en su conjunto. Para muchos, la catedral de Notre Dame es sinónimo del legado, de la grandeza, del esplendor del viejo París y por supuesto de una Francia que parece haberse perdido. Nadie por lo tanto ha estado ajeno a la reconstrucción exitosa de Notre Dame”, dice a El Comercio.
Por ello, señala que los franceses están satisfechos fundamentalmente con el respeto a los plazos que tomó la restauración, y a la financiación privada que pudo sacarla adelante. El experto recuerda que el Estado tiene la propiedad de la catedral y que, para su reconstrucción, no se ha utilizado el dinero público, sino contribuciones de gentes en todo el mundo.
Para los parisinos la vuelta a la vida pública de la catedral es motivo de gran alegría, en momentos en que, como casi todos los habitantes de las principales capitales europeas, “se encuentran divididos profundamente en el marco de un debate político que pareciera tan solo degradarse y alcanzar nuevos niveles de polarización”, recalca Murillo.
La pronta reconstrucción de Notre Dame fue un compromiso que el presidente francés, Emmanuel Macron, asumió como prioridad en medio de una crisis de popularidad. Por ello, algunos franceses cuestionan si la reapertura se realizará prematuramente para complacerlo.
“El presidente Macron se encuentra inmerso en una crisis de popularidad y legitimidad que pareciera no tener solución. Ya sea que hablemos de su modelo económico y social, de sus planes para Ucrania, para Europa, o respecto del crecimiento de China o el retorno de unos Estados Unidos agresivos bajo Donald Trump. Existe entre los franceses una suerte de hartazgo respecto de la figura del presidente, quien fuera de discursos y apariciones cada vez mejor producidas y cuidadas no ha podido concretar el resurgir que prometió para Francia”, añade Murillo.
Entre los trabajos más desafiantes estuvo la reconstrucción del armazón de la catedral, una labor que se hizo en roble siguiendo el modelo medieval. Unos 2.000 árboles se usaron para reedificar esta parte de Notre Dame. En cuando a la restauración de las bóvedas góticas, se utilizaron 1.300 m3 de piedra. Los canteros trabajaron con piedra caliza de características similares a las originales.
La oficina de Macron plantea la restauración de Notre Dame como un triunfo del saber hacer francés, comparándola con otros hitos nacionales como los Juegos Olímpicos de París. Desde que ocurrió el incendio, el mandatario realizó 7 recorridos por el monumento, el último fue el viernes.