Los problemas legales que rodean al expresidente de Brasil Jair Bolsonaro parecen estar muy lejos de acabar. Esta semana la Policía Federal recomendó que el líder derechista sea denunciado formalmente por tres delitos en torno al caso de las joyas obsequiadas por el reino de Arabia Saudí al gobierno brasileño debido a que Bolsonaro habría intentado mantenerlas como parte de su patrimonio personal.
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Según la policía, que lleva un año investigando el caso, lo que incluyó dos interrogatorios al exmandatario realizados en abril y agosto del 2023, Bolsonaro y un grupo de al menos 11 personas habrían intentado introducir las joyas a Brasil sin declararlas, mantenerlas en poder del entonces mandatario y posteriormente subastarlas en Estados Unidos.
De acuerdo a las autoridades se trataría de relojes Rolex, aretes, una especie de rosario árabe, además de un collar de oro y diamantes de Chopard que en conjunto tendrían un valor de 5 millones de reales (poco más de 915.000 dólares).
Pese a que Bolsonaro entregó las joyas en marzo del 2023, la Policía Federal considera que existen indicios suficientes para acusarlo de apropiación de bienes públicos, blanqueo de capitales y asociación criminal.
- Riesgo de cárcel -
El analista y consultor político brasileño Caio Manhanelli advierte que el delito de peculado sería el más grave de los que se barajan en contra del exgobernante. Según la legislación brasileña, las condenas por este cargo van desde los 2 hasta los 12 años, mientras que los delitos de organización criminal se sancionan con entre 1 y 3 años de cárcel y el lavado de dinero con entre 3 y 10 años.
“Las joyas son propiedad del Estado brasileño. El problema no es el regalo en sí sino lo que se hizo con él, las joyas llegaron a Brasil, se pusieron en manos de asesores de un exministro e intentaron sacarlas hacia Estados Unidos pero la Policía Federal los interceptó. Ese intento de sacar las joyas para venderlas es lo que arma el caso de peculado”, explica Manhanelli a El Comercio.
Luego de la imputación por parte de la Policía Federal, el caso de Bolsonaro irá a manos del juez de la Corte Suprema, Alexandre de Moraes, quien solicitará a la Procuraduría General de la República decidir si presentará o no una denuncia formal en contra del exmandatario.
“El Fiscal General ha sido nombrado por Lula da Silva y ha dejado muy en claro que buscará hacer cumplir la ley. Alexandre de Moraes es señalado por los bolsonaristas como su gran enemigo, pero en verdad es alguien que está aplicando justicia”, comenta Manhanelli, quien considera altamente probable que la denuncia termine formalizándose.
- Golpe a la imagen -
Cabe resaltar que este no es el único problema judicial al que se enfrenta Bolsonaro desde su salida de la presidencia. El ex jefe de Estado ha sido acusado formalmente de haber instruido a su mano derecha, el teniente coronel Mauro Cid, de manipular una base de datos y falsificar los certificados de vacunación contra el COVID-19 de Bolsonaro y su hija.
Cid también figura en la lista de 11 investigados por el caso de las joyas saudíes.
Además, el órgano electoral brasileño determinó en junio del 2023 que Bolsonaro había utilizado canales de comunicación del gobierno para promover su campaña de reelección. En consecuencia, el líder conservador ha sido inhabilitado de ejercer cualquier cargo público hasta el 2030.
La Policía Federal, mientras tanto, lleva adelante otras dos investigaciones contra el expresidente. En una se analizan los llamados de Bolsonaro a la población para que no utilizara mascarillas y alarmar sobre supuestos peligros causados por las vacunas en plena pandemia, lo que configuraría como delitos contra la salud pública.
En la otra, de lejos la más grave, Bolsonaro es señalado como el agitador detrás del intento de golpe de Estado que tuvo lugar en Brasilia el 8 de enero del 2023. A la fecha, diferentes testimonios de simpatizantes del expresidente y dos importantes cargos militares que han sido desclasificados lo señalan como un participante activo del plan para irrumpir en el Supremo Tribunal Federal y el Palacio Presidencial de Planalto.
De forma muy parecida a lo que sucede con Donald Trump en Estados Unidos, estas acusaciones parecen no afectar la imagen de Bolsonaro entre sus bases. “Hay todo tipo de pensamientos. Si revisamos las últimas encuestas podremos ver que la popularidad de Bolsonaro ha descendido un poco, pero aún hay una cierta cantidad de gente que no ve mal lo que ha hecho. Y no hablamos de poca gente sino de un 20% de votantes”, comenta Manhanelli.
El analista considera que, al igual que en el país norteamericano, el discurso que se ha instalado entre los bolsonaristas apunta a que su líder es víctima de una cacería de brujas.
“Hay quienes consideran que Bolsonaro está sufriendo una especie de persecución por parte del gobierno de Lula. Lo cierto es que el gobierno puede manejarse de una forma, pero la justicia es independiente. Son cosas totalmente distintas. De Moraes está siguiendo las reglas establecidas en la ley. Pero claro, las manifestaciones de Lula sobre los casos no ayudan a derrumbar estas creencias de falta de independencia”, señala el experto.
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