“No estoy hablando contigo”. La frase, dicha por el presidente Jair Bolsonaro (PL) en el debate Band, todavía molesta a la senadora Simone Tebet (MDB-MS). Dicho lejos del micrófono y las cámaras, en respuesta a una intervención de la parlamentaria -”respete a las mujeres”, reaccionó ella, tras el ataque a la periodista Vera Magalhães-, la expresión se refería a otros insultos que la diputada escuchó durante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) Covid, cuando tuvo un feroz enfrentamiento con bolsonaristas y miembros del gobierno.
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Al decir “No te tengo miedo”, contrarrestando a Bolsonaro frente a las cámaras, la candidatura de Tebet ganó mayor visibilidad. La primera mujer en presidir la comisión más prestigiosa del Senado, la de Constitución y Justicia (CCJ), salió de la sombra del desconocimiento y enarboló su principal bandera: la agenda femenina, reforzando la imagen de maestra y madre para tratar de presentar una alternativa a la polarización entre Lula (PT) y Bolsonaro.
Tebet finalmente quedó tercera, con un 4,19% de los votos, muy lejos de los principales candidatos, Lula da Silva (48%) y Jair Bolsonaro (43,5%), que reunieron más del 90% en unas elecciones muy polarizadas y que terminarán de resolverse en una segunda vuelta. Con este resultado, la senadora es la candidata que quedó tercera en una elección presidencial con el porcentaje más bajo de la historia.
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Esta noche, después de conocidos los resultados, Tebet anunció que tomará posición rumbo a la segunda vuelta y que lo hará en las próximas 48 horas. “Tengo una responsabilidad. No solo porque obtuvimos el 4,2%, sino porque representamos a gran parte del electorado y de la población brasileña, que son mujeres”, expresó.
Una figura en ascenso
Después del primer debate, las encuestas mostraron que la tasa de votantes que dijeron saber quién es Simone Tebet saltó del 30% a más de la mitad de la población. Todo un logro para un nombre improbable de la llamada tercera vía. Cuando empezó a ensayar los primeros pasos hacia el Planalto, la parlamentaria ni siquiera estaba en el grupo de WhatsApp formado por precandidatos como Sergio Moro y Luiz Henrique Mandetta para discutir una sola campaña.
“El voto útil somos nosotros y pueden apostar por la tercera vía”, dijo insistentemetne Tebet, de 54 años, durante la campaña. “Nuestra candidatura no es solo electoral, es también política, de fortalecimiento de la democracia”, ha asegurado.
Como senadora desde 2015, Tebet votó a favor de la destitución de Rousseff y se mostró en contra en varias ocasiones de las demandas territoriales de los pueblos indígenas, así como se destacó por criticar el negacionismo de la pandemia de Bolsonaro.
Su nombre fue mencionado como opción para el MDB por primera vez en noviembre de 2020, en una entrevista con el presidente del partido, el diputado federal Baleia Rossi (SP), a Rádio Bandeirantes. La congresista de Mato Grosso do Sul, cuyo mandato finaliza este año, no tenía espacios para postularse para gobernadora de su estado ni perspectivas de postularse para la reelección al Senado. A juicio de los líderes del partido, podía encarnar la misión de contener la disidencia de los jefes de la sigla, que amenazaron con apoyar a otros candidatos presidenciales, y seducir al electorado femenino, mayoritario en Brasil.
Y fue precisamente entre los caciques del Movimiento Democrático Brasileño (MDB) donde la senadora encontró mayor resistencia. Con el tiempo, y respaldada por el expresidente Michel Temer, Tebet convenció al partido de que, una vez más, valdría la pena tomar un vuelo en solitario en las elecciones presidenciales, incluso después del pobre resultado del exministro Henrique Meirelles, que había terminado séptimo en 2018. con el 1,2% de los votos.
Fuera de su partido, Tebet también tuvo que lidiar con una gran mesa de negociación, predominantemente masculina: la llamada tercera vía, entonces formada por el MDB, PSDB y União Brasil.
“Fue un milagro (la candidatura)”, recuerda Tebet. “Desde el principio tuve el apoyo incondicional del MDB. Pero fue insuficiente, porque dependía de factores ajenos al partido. Mis mayores dificultades siempre han estado fuera”.
El tortuoso camino terminó por retrasar el inicio de la precampaña, haciendo más ardua la misión de darla a conocer. A pocos días de recorrer el país, la senadora se concentró en el Sudeste, sorteando estados donde el partido no la apoyó.
Aunque llegaba a las urnas con pocas posibilidades, Tebet reconocía antes de las elecciones que saldría más grande de la elección de lo que entró. Sin mandato a partir de enero, ya dio señales de estar dispuesta a apoyar a Lula en una eventual segunda vuelta. Entre bastidores, en tono de broma, los PT la tratan como una “futura ministra”, lo que ella siempre refutó oficialmente.