Este martes, estudiantes chilenos boicotearon por segundo día consecutivo la rendición de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), el examen único de admisión a las universidades del país. Desde el inicio de la jornada cientos de jóvenes se ubicaron en diversos colegios en los que se iba a tomar la prueba y evitaron el ingreso de los estudiantes inscritos, mientras gritaban y hacían ruido para impedir el silencio necesario para rendir la evaluación.
Sin embargo, el golpe más fuerte llegó por la tarde cuando se filtraron 23 de las 80 preguntas de la Prueba de Historia, Geografía y de Ciencias Sociales, un hecho que obligó a las autoridades a tomar la inédita decisión de suspender el examen que se realiza una vez al año en 729 colegios y otras instituciones en todo el país.
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La prueba filtrada este martes era la última de un total de cuatro evaluaciones y culminaba el proceso que arrancó el lunes. El PSU incluyó también la toma de exámenes de matemáticas, lenguaje y ciencias.
Cerca de 300.000 estudiantes se inscribieron para realizar el examen, que está compuesto por pruebas obligatorias de lenguaje y matemáticas y optativas de ciencias e historia.
Según el diario chileno “Emol”, cerca de 200 mil estudiantes inscritos en la PSU –un 65% del total– iba a realizar el examen de Historia, Geografía y Ciencias Sociales antes de que la prueba fuera suspendida.
“Los violentistas serán juzgados y sancionados por la Justicia y los estudiantes tendrán otra oportunidad de rendir la prueba e iniciar una nueva vida en Ed. Superior”, dijo este martes el presidente de Chile, Sebastián Piñera, a través de Twitter.
El lunes, unos 42.000 estudiantes, de un total de 297.400, tampoco pudieron rendir la evaluación debido al boicot.
“UN MODELO QUE SEGREGA”
El sabotaje es impulsado por la asociación de estudiantes Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), que pidió “boicotear” el proceso, al afirmar que la PSU perpetúa los problemas de segregación de la educación en Chile.
Los detractores de la PSU afirman que la prueba estandarizada es discriminatoria porque refleja en sus resultados la calidad de la educación. Los estudiantes que pertenecen a estratos acomodados ingresan mayoritariamente a la universidad, seguidos por los jóvenes de clase media, mientras quienes provienen de los colegios públicos generalmente quedan afuera de la educación superior. Asimismo, destacan los alumnos de enseñanza técnica que, por ejemplo, reciben semanalmente la mitad de las horas de clase de ciencia que el resto, constituyen un grupo que siempre se ve perjudicado.
“Creemos que es momento de poner sobre la mesa todas las formas en que este modelo nos segrega por la cuna en la que nacimos. Acabar con educación para ricos y para pobres y que los hijos de los trabajadores del país tengan derecho a estudiar”, dijo la ACES en su página de Twitter.
La desigualdad en el acceso a la educación, la salud, las pensiones y otros beneficios sociales han estado en el centro del estallido social de los últimos meses.
Según la agencia Associated Press, en Chile existe una enseñanza claramente estratificada: de los 3,5 millones de estudiantes en torno del 35% concurre a escuelas públicas gratuitas, un 55% asiste a colegios particulares con subvención estatal y cerca de un 8% a institutos particulares.
“Seguiremos en la calle contra la educación de mercado y luchando por un país donde pobres e hijos de trabajadores puedan estudiar sin competencia sin segregación. Arriba los que luchan!”, afirmó la ACES este martes.