Twitter y la ‘Operación Remate’: cómo logró Bukele obtener la “concentración del poder” en El Salvador

Los resultados preliminares confirman la irrupción de su partido Nuevas Ideas (NI) en las instituciones del país y su meteórico ascenso en la política salvadoreña. La agrupación fue fundada en el 2018, tras la expulsión del mandatario un año antes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), algo que Bukele no ha olvidado.

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La noche del lunes, con los resultados a su favor, el mandatario -criticado por sus opositores por sus matices autoritarios- se dio el lujo de compartir un tuit del 2017 en el que el FMLN anunciaba su expulsión de la agrupación.

Si Nuevas Ideas obtiene los suficientes diputados podría tomar decisiones ordinarias sin necesidad de ninguna alianza. Pero aún si no lo logra, cuenta con su aliado Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA, derecha) para alcanzar la mayoría absoluta (56).

El Comercio conversó con la periodista salvadoreña Melissa Pacheco, de la sección Política del diario “La Prensa Gráfica”, sobre la estrategia de Bukele para lograr su contundente triunfo y de las implicancias que tendrá para el país centroamericano que Bukele ahora pueda incidir en los nombramientos en la Corte Suprema de Justicia, la Contraloría y la Fiscalía, entidades con las que ha tenido disputas.

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—Según los resultados preliminares, Bukele dominará desde mayo el Congreso a través de una mayoría aliada. ¿Cuáles serán las principales consecuencias?

Para plantear las consecuencias, debemos partir de lo que hemos visto en estos casi dos años de gobierno de Bukele, caracterizados por una constante falta de transparencia, un permanente crecimiento de deuda, de ataques a los medios de comunicación y a cualquier ciudadano que sea considerado un opositor. Te bloquean en redes sociales y es algo que no debería pasar porque el gobierno debe responder a todos los ciudadanos salvadoreños, no solo a los que le muestran simpatía.

Las proyecciones de los resultados le dan mayoría calificada a Nuevas Ideas, con la cual no necesita de nadie más para elegir funcionarios de segundo grado, como el fiscal, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los magistrados de la Corte de Cuentas. Ellos van a poder elegir a todos los funcionarios sin necesidad de nadie más. La oposición quedaría reducida a bancadas que van desde 2 a 3 personas a 10 o 15 como máximo. El hecho de que tengan el control de la Asamblea Legislativa sí es un poco más complicado, por decirlo menos, porque si consideramos lo que hemos tenido en este tiempo que llevan de gobierno pues el panorama que se pinta no es positivo.

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—¿Se está rompiendo el balance de poderes?

Totalmente. No es bueno. Nunca es positivo en ninguna parte del mundo que exista tal concentración de poder.

—¿Se vieron irregularidades el día de las elecciones? ¿Cómo se desarrolló esa jornada?

La jornada comenzó un poco accidentada porque en la madrugada se conoció que el presidente estaba denunciando que su partido Nuevas Ideas y Cambio Democrático, que es la agrupación con la que él había formado coalición, no tenían credenciales. Lo que sucedió fue que estos partidos pidieron en la madrugada el cambio de 3 mil credenciales que ya estaban asignadas. Ese problema retrasó la apertura de cientos de centros de votación. Ello y la situación sanitaria por el COVID-19 hizo que se creara algo de desorden. Pero luego hubo fluidez en la atención de los votantes.

Para la prensa hubo afectación de parte de la autoridad. Por ejemplo, la Policía Nacional Civil y el personal de seguridad de la presidencia agredieron a varios colegas. La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) registró más de 100 agresiones a la prensa y los principales agresores fueron las autoridades de seguridad.

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—Muchos usuarios de Twitter comentaron que el canal del Estado tuvo una cobertura favorable hacia el partido del presidente Bukele.

Sí, sin duda. Toda la cobertura era favorable para él y su partido. Tú escuchabas las interrogantes que lanzaban y eran para provocar dudas e incertidumbre en la población y para, finalmente, generar problemas que no existían. Hablaban de fraude, de problemas con el sistema de transmisión y el sistema de registro de votos, pero sin dar mayores pruebas de lo que estaban asegurando.

—¿Cuál ha sido la estrategia de Bukele en estos comicios?

En primer lugar, apostarle a la bandera, al partido, que ellos promueven. No se vio una campaña en la que dieran libertad a cada candidato de promoverse personalmente. La estrategia del presidente fue promover siempre la N [del partido Nuevas Ideas].

Se veía en los medios de televisión y de radio que todo giraba en torno a la N de Nayib y él no era candidato, entonces eso ya era una ilegalidad porque él no tendría que haberse involucrado en esto.

—Poco después de sufragar, Bukele llamó a quienes no habían votado a sumarse a una “Operación remate” contra la oposición y así asegurar la victoria de su partido Nuevas Ideas.

Así es. Lo que él pidió a la gente fue que terminara lo que ya habían comenzado en febrero del 2019 cuando él salió electo presidente. Fue un llamado a darles el último golpe a todos los opositores y que solo quedara Nuevas Ideas a la cabeza. Él no ganó la presidencia con Nuevas Ideas, él la ganó con su aliada Gran Alianza Nacional (GANA), que es otro partido.

Entonces él pidió dar el remate, el último golpe, a quienes desde su narrativa son un obstáculo, es decir, al izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) o el grupo de centroderecha Partido de Concertación Nacional (PCN), las agrupaciones tradicionales.

—¿Qué otras acciones realizó el presidente para lograr su objetivo en la jornada electoral?

Como al mediodía la presidencia hizo una convocatoria anunciando que el mandatario iba a dar una conferencia. En la tarde otra vez utilizó sus redes sociales para llamar al voto, algo que está prohibido. Hizo lo mismo en el 2019, cuando era candidato. En ese entonces se le inició el proceso sancionatorio, pero en ese momento él no era funcionario. Ahora la situación es otra.

El mismo domingo se le inició el proceso sancionatorio por parte del Tribunal Supremo Electoral porque el código electoral establece que desde tres días antes de las elecciones rige el silencio electoral. Nadie puede decir nada que vaya en beneficio de algunos de los contendientes. Además, el código electoral también dice que ningún funcionario puede valerse de su cargo para hacer política partidista, pero el domingo el presidente de la república, a través de las secretarías de comunicaciones y de prensa, que son instituciones estatales, convoca a una conferencia y, literalmente, pide el voto para el partido GANA y Nuevas Ideas y Cambio Democrático. Es una violación total de la ley. Esto ya está en el proceso sancionador, hay que esperar a ver qué va a decir el tribunal.

—¿Cómo reacciona la población ante estas acciones de Bukele?

Ha habido reacciones divididas. Para muchas personas, esto ha sido como repetir lo incorrecto ocurrido en el 2019, cuando él también pidió el voto. Pero para otras ha estado bien, defienden que fue algo bueno que él hiciera un último llamado para “salvar al país de los mismos de siempre”, que es el mensaje que ellos manejan.

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