Quien dude de la influencia del fútbol debe prestar atención a la siguiente comparación: mientras la FIFA está compuesta por 211 países o territorios, las Naciones Unidas cuenta con 193 naciones afiliadas.
El deporte rey se ha convertido en un imperio. Al menos eso asegura Boniface, intelectual que hoy a las 7:30 p.m. brindará una charla en la Alianza Francesa sobre el deporte como un elemento de poder, influencia y enfrentamiento.
—¿El mundo ahora tiene forma de balón de fútbol?
Se decía que el sol nunca se ponía sobre el reino de Carlos I de España. Eso no era tan cierto pero sí lo es para el imperio del fútbol. El fútbol es el factor más desarrollado de la globalización, más que la democracia, el mercado libre o la electricidad. Y en esta aldea global en la que se ha convertido el mundo, los futbolistas son
–quizás– los ciudadanos más populares.
—¿En serio?
¿Cuántas personas crees que conocen al primer ministro de Portugal fuera del país? Solo algunos. ¿Y cuántos conocen a Cristiano Ronaldo?
—Me quedó claro.
Y el fútbol ha conquistado el mundo de forma pacífica, con un vibrante entusiasmo en sus “conquistados” y sin borrar las identidades nacionales, sino reforzándolas.
—¿Ahí reside su poder?
El famoso geopolítico Joe Nye [Joseph Samuel Nye] decía que hay dos tipos de poderes: el duro y el blando. El primero consiste en imponer tu visión mediante la fuerza militar o económica. El segundo, en convencer a través de la persuasión, es la fuerza de la buena imagen. El fútbol está en el segundo.
—Dígame un ejemplo.
Cuando el presidente Jacques Chirac realizó una gira por Latinoamérica a fines de los 90 incluyó a Michel Platini en su delegación. Durante el viaje, casi todos los asistentes preguntaban: “¿Quién es el tipo junto a Platini?”.
—¿Cuánto de la sociedad francesa representa su selección nacional?
El fútbol en Francia es un ascensor social, por la diversidad que existe es mucho más fácil surgir en este deporte que en otras actividades. El éxito del 98 demostró la ventaja de tener jugadores de diferentes orígenes. Esa victoria fue una buena ocasión para luchar contra el racismo. Un millón de personas celebraron en los Campos Elíseos, algo que no se veía desde que París fue liberado en 1945. El fútbol es la mejor herramienta para combatir el racismo. Un niño tiene mucha suerte si su primer contacto con el extranjero es admirando a un futbolista porque no le importará su nacionalidad o color de piel.
—¿Qué reformas son necesarias en el fútbol actual?
El fútbol ha crecido en todo el mundo, pero su estructura de gobierno no ha crecido al mismo ritmo y lo que más necesita es transparencia. La FIFA debe ser reformada tal como lo fue el Comité Olímpico Internacional tras el escándalo de corrupción de Salt Lake City.
—Ud. no es crítico del millonario pase de Neymar.
El precio puede parecer irracional. Sin embargo, el PSG se convertirá en un equipo mucho más fuerte, tendrá más exposición global y ganará más dinero en venta de productos.
—Se podrían cambiar muchas cosas en mi país con 200 millones de euros...
Puede parecer inmoral gastar todo ese dinero en el fútbol con tanta gente necesitada de fondos estatales. Pero nunca se discute el dinero que gana George Clooney o Beyoncé. Neymar es una estrella mundial tal como ellos, solo que para algunos es inmoral ganar dinero jugando al fútbol.
—Qatar no tiene pasado futbolístico y organizará el Mundial del 2022. ¿Cuál es su verdadero interés?
Para Qatar el poder duro está fuera de su alcance. El poder suave, por otro lado, es la mejor manera para aparecer en el escenario global. Desde que compraron el PSG y fueron elegidos para el Mundial todos hablan de ese emirato. Ahora Qatar está en el mapa mundial gracias al fútbol.
—¿Y el interés chino cuánto cambiará el mundo del fútbol?
China es el nuevo El Dorado del fútbol. Para ellos se trata de un reto nacional, China quiere ser el líder mundial en economía, intercambios comerciales, etc. Ya no es aceptable para sus líderes ser un actor secundario en los deportes globales.