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Estados Unidos vs. Brasil: una tensión que se agrava por el juicio a Bolsonaro y la mayor presencia de los BRICS
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Estados Unidos y Brasil, dos de las economías más grandes de la región, han entrado en una nueva fase de tensiones diplomáticas. El presidente Donald Trump anunció este miércoles 9 un arancel del 50% a todos los productos brasileños a partir de agosto. A diferencia de otras medidas similares, esta tiene un fuerte componente político.
Durante su primer mandato (2017-2021), Trump mantuvo una estrecha relación con el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, a quien ha defendido abiertamente. Ahora, en su retorno a la Casa Blanca, ha criticado con dureza al gobierno de Lula da Silva por el juicio que enfrenta su antecesor, acusado por la justicia brasileña de conspirar para dar un golpe de Estado tras perder las elecciones del 2022.
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MIRA: Por qué el enfrentamiento comercial y político de Trump con Lula parece más difícil de desactivar que otros
“El trato que Brasil le ha dado al expresidente Bolsonaro, un líder muy respetado en todo el mundo durante su mandato, incluso por Estados Unidos, es una vergüenza internacional. Este juicio no debería celebrarse. ¡Es una caza de brujas que debe terminar de inmediato!”, escribió Trump en una carta dirigida a Lula.
Trump ataca y Lula responde

La nueva tarifa se suma a otros aranceles ya vigentes, como el del 50% al acero y aluminio. Cabe recordar que Brasil es el segundo proveedor de acero de Estados Unidos. Pese a ello, Trump aseguró que ese 50% es “mucho menos de lo necesario para lograr la igualdad de condiciones”.
En realidad, el comercio entre ambos países alcanzó los 41.700 millones de dólares entre enero y junio: 20.021 millones en exportaciones brasileñas y 21.695 millones en productos estadounidenses, según datos del gobierno de Brasil.
Consultado por El Comercio, el internacionalista Alonso Cárdenas, de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, recuerda que no es la primera vez que Trump impone aranceles a Brasil: “Ya lo hizo en diciembre del 2019, en su primer gobierno, incluso cuando el país era gobernado por Jair Bolsonaro, su aliado ideológico”.
Tras el anuncio, Lula convocó a sus ministros en el Palacio de Planalto y publicó un mensaje en la red X en el que subrayó que Brasil “no se dejará amedrentar” y que su sistema judicial es “inmune a interferencias y amenazas”.
Advirtió además que cualquier subida de impuestos unilateral será respondida en base a la Ley de Reciprocidad Económica, norma aprobada en abril que faculta al gobierno brasileño a imponer contramedidas comerciales contra países o bloques que apliquen barreras sin acuerdo previo.
El entorno de Bolsonaro, pieza clave

Una parte central del conflicto es la presión ejercida desde el entorno de Bolsonaro en Estados Unidos. Eduardo Bolsonaro, hijo del exgobernante y figura cercana a Donald Trump, se encuentra instalado en Washington desde hace varias semanas haciendo lobby para defender a su padre.
“Donald Trump no tiene a Latinoamérica en su radar, salvo por México. Entonces, sí llama la atención que haga un pronunciamiento tan fuerte para defender a un expresidente investigado por delitos muy graves. Una hipótesis es que Trump quiere ir consolidando alfiles en la región. Ya tiene uno en Argentina, y ahora busca apuntalar a Eduardo Bolsonaro”, explica Cárdenas.
El internacionalista también remarca que este tipo de presión no es nuevo en la estrategia de Trump, quien ya intentó interferir en los procesos judiciales que afronta su aliado israelí, Benjamin Netanyahu. “Trump ya lo hizo antes, con Netanyahu. Y ahora lo repite con Bolsonaro. Hay una lógica clara de defensa a sus aliados”, señala.
¿Quién pierde más con este arancel?

El impacto económico de la medida sigue siendo materia de análisis. Aunque el principal socio comercial de Brasil es China, Estados Unidos importa productos clave como soya, acero, aluminio y café. “Son bienes que no se reemplazan fácilmente en el mercado internacional. El arancel podría encarecer esos productos para los consumidores estadounidenses”, advierte Cárdenas. “En este contexto inflacionario, con una deuda desbocada y la intención de Trump de devaluar el dólar, creo que Estados Unidos puede perder más que Brasil”, añade.
Por su parte Juan Carlos Ladines, docente e investigador de la Universidad del Pacífico, declara a este Diario que “el consumidor norteamericano no va a preferir un café caro: va a buscar alguna otra alternativa competitiva”. Recuerda que el café es un sector agrícola que genera mucha mano de obra en Brasil, por lo que la medida “puede tener un impacto significativo” en su economía.
Ladines también advierte que una eventual respuesta brasileña —basada en la Ley de Reciprocidad Económica— podría incluir aranceles a bienes estadounidenses como tecnología o semiconductores, lo cual “encarecería productos clave y generaría un efecto negativo”.
“Es verdad que solo el 12% de las exportaciones brasileñas van a Estados Unidos, así que el país tiene cierto margen para maniobrar”, explica Ladines. “No es como México, cuya economía está fuertemente entrelazada con la estadounidense y depende de ese mercado para más del 60% de sus exportaciones. Si a México le imponen un arancel, no tiene muchos otros destinos comerciales inmediatos. En cambio, Brasil sí cuenta con alternativas”.
El especialista apunta que, en el mediano plazo, Brasil podría redirigir parte de su oferta exportadora hacia otros mercados, especialmente dentro de Latinoamérica o Asia. “Tiene la posibilidad de mirar a sus vecinos regionales —incluido el Perú, con quien tiene un TLC vigente— o fortalecer su presencia en países del sudeste asiático que forman parte del bloque BRICS ampliado, como Vietnam o Malasia”.
Aunque reconoce que este tipo de desvío comercial no ocurre de la noche a la mañana, enfatiza que el menor nivel de dependencia comercial de Brasil respecto a EE.UU. le da mayor capacidad de respuesta y flexibilidad ante medidas de presión como la anunciada por Trump.
La sombra de los BRICS

El anuncio del arancel llega días después de que Brasil fuera sede de una nueva cumbre de los BRICS, el bloque que integran también China, Rusia, India y Sudáfrica. Trump ya ha calificado al grupo como “contrario a los intereses de Estados Unidos” y ha amenazado con imponer un 10% adicional a las naciones que se alineen con sus políticas.
“Brasil está arropado por los BRICS, especialmente por China, su principal socio comercial e inversor”, comenta Cárdenas. En ese contexto, una ofensiva comercial desde Washington puede terminar reforzando el acercamiento de Brasil a Beijing. “Es muy difícil contener la influencia china en la región. Prácticamente todos los países estratégicos de Latinoamérica, salvo Colombia y México, están girando más hacia Beijing que hacia Washington”, advierte.
Ladines coincide en ese análisis y considera que “profundizar los lazos con los BRICS puede convertirse en una alternativa real para Brasil”, en un momento en que el país se siente presionado por Estados Unidos. “Los BRICS ya concentran casi el 40% de la economía mundial. Si se consolidan como una plataforma de coordinación económica, Brasil podría aprovecharlo”, argumenta.
Asimismo, no descarta que la medida anunciada por Trump tenga un trasfondo político más amplio. “Trump busca aliados más cercanos para su estrategia regional. No es casual que prefiera un Bolsonaro en el poder antes que una cuarta presidencia de Lula. En ese sentido, esta medida también puede leerse como una forma de presión política, no solo económica”, finaliza.
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