Maurizio Cavani

Cuando escuchamos la frase “tal persona tiene ” siempre imaginamos lo peor. Vemos con claridad el sufrimiento y el dolor venidero debido a los tortuosos tratamientos invasivos conocidos por todos: cirugía, y . Pero ¿acaso no existen otros tratamientos menos invasivos y más específicos y modernos? En esta columna quiero explorar la etiología de la enfermedad en términos generales y ahondar en algunos de los nuevos tratamientos que están dando que hablar a nivel mundial.

El cáncer corresponde específicamente a los ; es decir, a aquellos grupos de células somáticas de un tejido específico que crecen degeneradamente. Expliquemos brevemente la enfermedad. Esta parte de una sola célula que contiene alguna mutación particular que favorece a la mitosis (división celular). Estas mutaciones pueden ocurrir en los genes pro-tumorales (protooncogenes) que expresan proteínas que desregulan el ciclo celular, hiperactivándolo, o también en los genes supresores de tumores que expresan proteínas que ponen un ‘stop’ para regular el crecimiento.

Partiendo de esta premisa y a sabiendas de la inmensidad del genoma humano, existe una gran cantidad de genes que pueden ser suprimidos o activados por moléculas de naturaleza proteica o ácidos nucleicos (micro ARN), y sobrerregulados o regulados a la baja, lo que refiere exclusivamente a la expresión genética de “genes puntuales”. Todo ello conlleva a que una sola célula se reproduzca sin control (esto es, sin regulación). A este paso se le llama “promoción”.

A continuación, el primer gen mutado (oncogen) es acompañado de otros genes también mutados y el crecimiento se intensifica. A este paso se le llama “progresión”. La progresión no para y se añaden otras células (del sistema inmune innato y adaptativo), además de distintas moléculas que conforman un microambiente cerrado que, finalmente, se le conoce como “tumor”.

Debido a que ciertos tejidos contienen mayor irrigación sanguínea, cuando la progresión del tumor abarca el torrente sanguíneo ciertas células especializadas (que contienen proteínas en su membrana exterior que le van a permitir ingresar y salir de los vasos sanguíneos, y se les llama “células metastásicas”) ingresan y migran a otros tejidos periféricos. A este proceso se le llama “metástasis” y puede ser vista como una infección interna en la que la célula cancerígena inmigrante forma otro tumor.

Las terapias convencionales como la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia consisten en extirpar y atacar a las células malignas, y se hacen de forma invasiva. Además, tienen un efecto sobre las células sanas del tejido en cuestión. Estos son tratamientos que se siguen usando hasta la actualidad, sobretodo en países del tercer mundo. Sin embargo, hay tratamientos novedosos cada año. Muchos lucen muy prometedores por ser menos invasivos, y otros, además, por ser personalizados.

Por dar algunos ejemplos, en el el anticuerpo monoclonal llamado Trastuzumab Deruxtecan funciona como un caballo de Troya que cumple dos funciones: poner en evidencia a las células cancerígenas mediante la adhesión a sus receptores de membrana y la internalización para que la célula entre en apoptosis (tipo de muerte celular). En el caso del se ha producido un anticuerpo monoclonal llamado Dostarlimab, que cumple la función de sobreestimular al sistema inmune para atacar específicamente a las células malignas. Es preciso decir que Dostarlimab ha logrado erradicar la enfermedad en ensayos clínicos.

Finalmente, están las inmunoterapias con , moleculares y celulares. Entre las tantas terapias dirigidas con fármacos que se unen al ADN, la más prometedora es la terapia con Omomyc, que penetra en el núcleo celular para inhibir al onocogen MYC. También se encuentra Kymriah, que ataca directamente a las células tumorales. En un futuro cercano este podría ser el principal candidato para reemplazar la quimioterapia con cisplatino. Dado que las células tumorales son cúmulos de diferentes células que enmascaran su malignidad, otro tipo de terapia es una con receptores quiméricos de antígenos, también llamada terapia CAR-T. Esta consiste en modificar linfocitos T añadiéndoles el gen para expresar el receptor a fin de que puedan reconocer a las células cancerígenas. Esta terapia es particularmente útil y efectiva en leucemias, mielomas y linfomas u otros tipos de tumor que expresen el antígeno CD19 (si este no se expresa, el tratamiento no funciona).

Todas estas nuevas terapias, que se encuentran ultimando detalles, son la esperanza del futuro. Con el paso de los años, ser longevo ya no será extraño. Añadido a que los tumores son pan de cada día en las clínicas y hospitales, hoy en día existen oportunidades de derrotar a esta terrible y muy antigua enfermedad. No queda nada más, pues, que seguir creyendo en la ciencia, que logra hazañas invaluables día a día.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Maurizio Cavani es Biólogo computacional. MSc. UPCH

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