Cuenta la historia que el 11 de abril de 1980, la base aérea de La Joya en Arequipa fue escenario de un incidente extraordinario: un enfrentamiento entre un avión militar y un objeto volador no identificado (OVNI). Se sospechó que un objeto extraño detectado en el Perú podría ser un artefacto de espionaje que violaba el espacio aéreo y se habría ordenado derribarlo con uno de los cazabombarderos Sukhói SU-22 pilotado por el comandante de la FAP Óscar Santa María. A pesar de que alrededor de 1.800 personas estaban en la base ese día, solo el testimonio del piloto ha sido tomado como base del llamado “Incidente OVNI de La Joya”. El enfrentamiento dejó más dudas que certezas. Lo único claro es que hubo un ganador: Santa María se convirtió en una figura emblemática de la cultura ufológica.
Esta fascinación que ejerce el misterio nos hizo tropezar con la misma piedra y en el 2018 el Congreso cayó en la trampa y se convirtió en el primer Parlamento en presentar un proyecto para investigar restos presuntamente extraterrestres: las “momias alienígenas” de Nasca. La comunidad científica denunció que eran una burda falsificación. Expuse el fraude en “La manzana escéptica” con el paleontólogo Rodolfo Salas. Él explicó cómo estas “momias” fueron armadas con restos humanos y animales. La coherencia se impuso y la iniciativa se archivó.
Desde que Jaime Maussan adquirió ilegalmente estas “momias” de huaqueros, ha buscado aliarse con políticos desprevenidos para validarse. Recientemente, el congresista Germán Tacuri ha caído en sus redes, promoviendo un evento que se realizó el 9 de noviembre en las instalaciones del Parlamento.
¿Por qué esto ha generado tanto escándalo? ¿No es positivo fomentar el turismo ufológico en el Perú? Es verdad que promover el turismo basado en supersticiones no necesariamente plantea un conflicto moral. El Perú ya es un destino para quienes buscan experiencias místicas, desde tocar las piedras de Machu Picchu para “recargar energías” hasta realizar excursiones de avistamiento OVNI en Chilca. Pero el caso de los “seres tridáctilos” es diferente, pues fomenta la destrucción del patrimonio cultural.
El Estado debería investigar el origen de estas “momias” que incluyen restos precolombinos genuinos y arrestar a los huaqueros. En lugar de eso, el saqueo es incentivado en complicidad con el Legislativo, que parece colaborar con Maussan para repartirse el botín.