:quality(75)/author-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub/elcomercio/18cfeba2-fab8-44f0-8a07-aa7d90f0a373.png "José Musayón Ayala")
Uno de los niveles más altos jamás registrados en cuanto a volumen de agua se observó este año en el río Rímac. El inusual caudal de agua debió haber arrasado, inundado y causado severos daños en las viviendas de los peruanos apostados en las márgenes de este importante cuerpo de agua, pero ha sucedido todo lo contrario.
Más de 70 mil peruanos distribuidos en 11 distritos ribereños hoy están fuera de peligro y todo gracias a un encargo cumplido.
La cronología de la NO emergencia
A finales del año pasado, el presidente de la Mancomunidad Municipal Lima Este y alcalde de Lurigancho-Chosica, Oswaldo Vargas, advertía del incremento del caudal del río Rímac y solicitaba, con suma preocupación, declarar en emergencia a su distrito y a otros aledaños, teniendo en claro que la historia podía volver a repetirse.
Tan solo 75 días después de este pedido, no se ha vuelto a escuchar o registrar pedido alguno ante la emergencia, ya que La ANA, ente técnico normativo y no ejecutor, hizo un trabajo potente, articulado y estratégico.
Este año la no emergencia reporta tan solo agradecimiento y seguridad, registrando por primera vez la imagen de alcaldes hermanados en una cadena unida por las manos.
Los trabajos encargados
El 7 de enero del 2025, el Gobierno central encargó la limpieza de 34 puntos críticos desplegados a lo largo de 30 kilómetros de este afluente a la ANA, aún al ser una entidad técnico normativa, mas no ejecutora. El precedente justificaba la decisión; y es que, durante la emergencia por el fenómeno de El Niño en el 2023, la entidad adquirió maquinaria para apoyar en las labores de descolmatación y limpieza de ríos en 07 regiones (Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Ancash, Lima e Ica).
El primer desafío fue el plan operativo, pues para intervenir con maquinaria en un contexto tan delicado por contar con poblaciones, agro e industria aledañas se requiere de una estrategia, más aún si se trabaja contra reloj. La temporada de lluvias había comenzado y para lograr la meta en el tiempo establecido, los expertos de la ANA decidieron descolmatar en cinco puntos en simultáneo, trabajando seis días a la semana en jornadas de 8 horas.
En solo tres días, 60 máquinas arribaron desde Ica, Áncash y de la propia región Lima a la cuenca del río Rímac para iniciar operaciones.
Paralelamente, se eligió un equipo multidisciplinario de más de 80 personas entre operarios, residentes, personal administrativo. Además, el plan contempló la operatividad al 100% de las máquinas para evitar eventuales retrasos las labores. Esto se logró con la presencia de personal mecánico en el sector, con repuestos que evitaban paralizaciones técnicas de cualquier tipo. La consigna seguía en pie: No podemos parar hasta conseguir el objetivo
La identificación de los puntos críticos es un logro a destacar, ya que fueron 34 los asignados originalmente por el Grupo Fuerza Tarea Ministerial para la Emergencia, pero la ANA en el camino identificó 10 más, adhiriéndolos a su ya recargado trabajo, y es que, si se hace algo, se hace bien.
Hoy el río Rímac no ha sido una amenaza, hoy lo contemplan distinto, como bien lo explica el alcalde de Chosica, uno de los distritos beneficiados, que declaró tras la culminación de los trabajos: “Es importante destacar la labor de la ANA en esta emergencia, porque respondimos a tiempo, y sigamos preparados con un trabajo articulado con los gobiernos locales, la Mancomunidad de Lima Este y del Valle de Santa Eulalia”.
Y es que el trabajo articulado con las autoridades locales y la población no era negociable. Pasar 5 alertas rojas en el río Rímac sin daños a la población es un logro importante, y es un indicador de todo lo que se puede lograr con labores preventivas que deben ser cada vez mayores y con más tiempo y planificación. Ello logrará no solo maximizar la gestión de los recursos al evitar daños a la población, sino también una cultura de preparación ante la emergencia a diferentes niveles, para que se vuelva una costumbre y deje de ser solo un oasis de buenas prácticas.
