Víctor Jáuregui

Nuestro país ha logrado un notable avance en diversos ámbitos. Uno de ellos es el de las telecomunicaciones. En el mapa sudamericano de este sector, el Perú ha irrumpido con fuerza, ocupando el tercer lugar en velocidad de Internet, según el último informe de Ookla. Este ascenso no es obra del azar, sino del despliegue masivo de una tecnología que ha revolucionado el panorama digital del país.

Desde su llegada a los hogares peruanos en el 2017, la ha transformado radicalmente el acceso a Internet en el Perú. Ya no se trata solo de algunos distritos y ciudades privilegiadas, sino de muchas localidades conectadas a una alta velocidad y baja latencia. Este logro, que simboliza el progreso y la modernización de nuestra nación, merece ser celebrado.

Según Osiptel, se espera que, al cierre del 2028, el Perú cuente con más de cinco millones de conexiones a Internet fijo, dado que, al primer trimestre de este año, se registran más de 3,6 millones de puntos de Internet fijo, de los que un 61,97% corresponden a fibra óptica. Este avance no solo mejora la conectividad, sino que también impulsa el desarrollo económico y social de nuestro país.

Sin embargo, aunque hemos avanzado significativamente, todavía existen grandes desafíos que debemos superar para asegurar que todos los peruanos se beneficien de la era digital. En muchas áreas rurales y zonas remotas, la conectividad sigue siendo un problema. La es un reflejo de otras desigualdades que afectan a nuestro país y es fundamental que trabajemos juntos para cerrarla.

El impacto económico y social de una mayor conectividad es innegable. Las empresas pueden operar de manera más eficiente, los estudiantes tienen acceso a recursos educativos en línea y los hogares pueden conectarse con el mundo de una manera que antes parecía inalcanzable. Sin embargo, para que todos puedan disfrutar de estos beneficios, es necesario seguir invirtiendo en infraestructura y capacitación. La expansión de la red de fibra óptica a áreas menos favorecidas debe ser una prioridad, al igual que la formación en el uso de tecnologías digitales.

Además, es crucial que no olvidemos la importancia de la inclusión y la equidad en este proceso. Debemos asegurarnos de que todas las comunidades, independientemente de su ubicación geográfica o nivel socioeconómico, tengan acceso a las oportunidades que brinda la conectividad. La competencia entre proveedores de servicios de Internet ha mejorado la calidad de los servicios y reducido los costos para los consumidores, pero aún queda trabajo por hacer para garantizar que nadie se quede atrás.

En estas fechas patrias, celebremos no solo nuestra independencia, sino también los avances que nos impulsan hacia un futuro más conectado y próspero. Reconozcamos las brechas que aún existen y comprometámonos a trabajar juntos para cerrarlas, construyendo un Perú más justo y equitativo para todos.

* El autor es VP Comercial de WIN

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Víctor Jáuregui es especialista en telecomunicaciones y transformación digital

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