"Las mujeres saudíes tienen las mismas tasas de educación universitaria que las mujeres alemanas y, sin embargo, siguen estando sujetas a la tutela masculina sobre ciertos aspectos de su vida".
"Las mujeres saudíes tienen las mismas tasas de educación universitaria que las mujeres alemanas y, sin embargo, siguen estando sujetas a la tutela masculina sobre ciertos aspectos de su vida".
Valerie. M  Hudson

En 1995, la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas para la defendió la idea de que el destino de las naciones estaba ligado al estatus de sus ciudadanas. En el 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas afirmó que la paz está inextricablemente ligada a la igualdad de género.

La investigación reciente solo ha puesto de relieve lo que se dijo entonces. Ahora sabemos, por ejemplo, que la prevalencia de la contra la mujer en un país puede ser un predictor de la predilección nacional por el terrorismo y los conflictos civiles. Por ello, 83 países han creado planes de acción nacional sobre la mujer, la paz y la seguridad.

Al mismo tiempo, también vemos indicios preocupantes de que los viejos males están volviendo. Ya sea que hablemos de intentos de prohibir casi todos los abortos, incluso en el caso de violación en EE.UU., o de debates sobre la legalización de la poliginia en Asia Central.

Es hora de repetir lo que se dijo hace un cuarto de siglo: el destino de las naciones está ligado al estatus de las mujeres. Hemos encontrado que las prácticas en el hogar en muchos países subordinan a las mujeres incluso cuando son educadas, incluso cuando están integradas en la, incluso cuando trabajan en el gobierno. Una de las conversaciones más cruciales que he tenido fue con una mujer del parlamento afgano. Ella tiene educación universitaria y una carrera profesional y, sin embargo, preguntó cuánta capacidad e independencia tenía en realidad si su marido podía divorciarse de ella simplemente diciéndolo, y con ello perder la custodia de sus hijos y no tener dónde vivir si lo hacía.

Las mujeres saudíes tienen las mismas tasas de educación universitaria que las mujeres alemanas y, sin embargo, siguen estando sujetas a la tutela masculina sobre ciertos aspectos de su vida. Ruanda tiene las tasas más altas de participación mujeres en la fuerza laboral, así como el porcentaje más alto de mujeres en el Parlamento nacional en el mundo, mientras que el derecho de familia y los derechos de propiedad a menudo se rigen por tradiciones que favorecen a los hombres.

Esto significa que debemos examinar las cosas que limitan a las mujeres en sus hogares, en su vida personal: altos niveles de violencia contra las mujeres y la impunidad de sus asaltantes, falta de derechos de propiedad y herencia, leyes que favorecen a los hombres en los casos de divorcio y custodia de los hijos, poligamia, precios de la novia, dotes. Estas prácticas constituyen parte del orden político de cualquier sociedad y si ese orden permite la autocracia, la violencia y la extorsión, una nación se inclinará también en esas direcciones.

Los estudios han demostrado que los hombres que sostienen que las mujeres son inferiores son mucho más propensos a participar en violencia política. También son mucho más propensos a ser hostiles con las minorías y los extranjeros. El hogar es el campo de entrenamiento: los hombres son entrenados en las prácticas que usarán cuando ganen poder social.

Las sociedades que subordinan a las mujeres también se encuentran cargadas con una desestabilización crónica causada por las prácticas que producen esa subordinación. Si el aborto selectivo en función del sexo ha eliminado del 12% al 15% de las mujeres de una sociedad, como ha sucedido en China y la India, se produce inestabilidad nacional. Cuando los precios de las novias se disparan, los grupos terroristas descubren que pueden conseguir reclutas prometiendo dinero para los precios de las novias e incluso novias para los hombres jóvenes.

Hay mucho que hacer, y se debe comenzar en casa. Asegurar que las mujeres puedan combinar la reproducción y la producción, así como entender la violencia doméstica como lo que realmente es: una forma de terror que debe ser tratada como tal por la ley.

En resumen, la ley del orden político es esta: lo que le haces a las mujeres, se lo haces a tu nación.

–Glosado y editado–

© The New York Times

Contenido sugerido

Contenido GEC