Giulio Valz-Gen

¿Qué tanto puede capitalizar Fuerza Popular el fallecimiento de su líder histórico, el expresidente ? Por capitalizar me refiero, directamente, a la posibilidad de sumar votos en la elección del 2026, que es el momento estelar de todo partido político.

Alberto Fujimori polariza. Eso lo sabemos desde hace décadas, solo que su sensible fallecimiento nos lo ha recordado. Las muestras de cariño, respeto y la evocación de los aspectos positivos de su legado muestran que el exmandatario tenía capital propio, pese a que dejó el poder hace más de 20 años.

Por otro lado, las válidas críticas a su gestión por sus violaciones a las reglas democráticas y la ley se confundieron en muchos casos con mensajes de odio y expresiones inaceptables. La combinación evidencia también que el antifujimorismo, la identidad política más fuerte de las últimas décadas, sigue activo y estará presente en la próxima campaña. Está por verse en qué intensidad, pues el paso del tiempo también hace lo suyo.

, el partido fundado por Keiko Fujimori y al que su padre se inscribió solo unos meses antes de morir, tiene el complejo reto de construir identidad y hasta una ideología, utilizando el legado albertista.

Por cómo se han dado las cosas, esa construcción, al menos en teoría, es algo menos complicada ahora que el ‘Chino’ no está y no es un potencial candidato.

Pero, como señaló Carlos Meléndez en su columna de ayer, es precisamente la ausencia de Fujimori la que puede generarle un problema grande a Fuerza Popular si no sabe jugar bien sus fichas y alinear a la vieja guardia con la nueva dirigencia. Esto se acentúa si consideramos que el fujimorismo tiene un serio competidor en la oferta política.

Me refiero al alcalde de Lima y líder de Renovación Popular, Rafael López Aliaga. El burgomaestre ha iniciado desde hace unos meses una serie de viajes por el territorio y firmado alianzas políticas con movimientos de regiones.

Busca diferenciarse de otros políticos teniendo un contacto más cercano con la ciudadanía y tiene una narrativa armada para el combate de la inseguridad ciudadana. Incluso ha tomado la iniciativa para que se legisle sobre el terrorismo urbano. Si hay alguien que podría crear políticas públicas evocando la presencia terrorista es, sin duda, el fujimorismo. Pero no parece que esta sea una prioridad para ellos en este momento desde el Congreso.

La narrativa (no digo la realidad) de López Aliaga respecto de su relación con el Gobierno es distinta a la del fujimorismo, pues, al menos públicamente, constantemente trata de marcar distancia de la presidenta Dina Boluarte.

Hasta ahora, López Aliaga parece más cercano a aquello que puede considerarse el legado de Alberto Fujimori y tiene la ventaja política de no llevar ese apellido.

Fuerza Popular está a tiempo de contrarrestar la situación, pero necesita dar señales más claras. Tiene una bancada más fuerte, una estructura partidaria y el enorme reto de transformar en votos el legado de Alberto Fujimori. Si no lo introduce inteligentemente, otros lo capitalizarán.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Giulio Valz-Gen Es socio de la consultora 50 + Uno