Nuestro sistema parlamentario sigue fragmentándose y nadie parece tomarle la importancia debida. Esta semana se creó –nuevamente– la duodécima bancada conformada por cuatro renunciantes de Renovación Popular y un congresista que siempre aparece como actor de reparto listo para completar un elenco: .

Gracias al apellido, Héctor llegó al Congreso con Alianza para el Progreso (APP), el partido fundado y liderado por su hermano César. No duró mucho dado que en la bancada se negaron a darle la posibilidad de postular a la bajo el logo de APP. Como si hubiera sido una osadía de la bancada no darle el más alto cargo al hermano del dueño del partido.

Luego, Héctor Acuña se fue a la bancada izquierdista de Cambio Democrático-Juntos por el Perú siguiendo su sueño de ser presidente del Congreso. Se fue del grupo cuando perdió la elección para la Mesa Directiva, solo para después recaer en una banca integrada por conservadores como Esdras Medinas e izquierdistas castillistas como Katy Ugarte.

Pero, como a Acuña parecía solo importarle ser presidente de algo, lo nombraron titular de la Comisión de Cultura. Dicha bancada ya no existe, pero Acuña mantendrá la presidencia hasta junio del 2024.

Y como no podía estar mucho tiempo como “no agrupado”, el hermano de César Acuña ahora aparece como el elemento que le faltaba a los cuatro legisladores que renunciaron a la bancada de Renovación Popular. Al menos, esta vez podrá decir que está en una bancada que apunta solo hacia la derecha.

La pregunta de fondo, sin embargo, es hacia dónde apunta Acuña. Porque, si quería romper récords, ya logró ser el parlamentario con más camisetas políticas en apenas tres años de gestión parlamentaria. Héctor Valer cambió cuatro veces –al igual que Acuña–, pero en solo tres grupos (Renovación Popular, Perú Democrático y Somos Perú, siendo que en este último ha estado en dos etapas distintas).

Solo queda esperar que la afiliación de Héctor Acuña a la bancada Honor y Democracia no haya venido condicionada a una postulación a la Mesa Directiva, como ya hizo anteriormente. Esto solo confirmaría que Pasos Perdidos se convierte en un mercado persa cada vez que nos acercamos a las elecciones de la Mesa Directiva.

Es momento de que el Congreso establezca los parámetros claros sobre el traspaso de una bancada a otra. Sin ningún límite de por medio, los congresistas se seguirán moviendo de grupo en grupo buscando el más cómodo para filtrar su agenda informal o ilegal. La fragmentación que vemos hoy en día solo lleva al Congreso a tener una agenda de intereses particulares, una agenda alejada de lo que demanda el país con todas las crisis que afronta.

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Martin Hidalgo Bustamante es Jefe Editorial