“Yo no soy mentirosa”, ha dicho en mensaje a la nación la presidenta Dina Boluarte. Sin embargo, hay evidencia de su inclinación por la mentira.
El caso emblemático es el de los relojes Rolex. En ese caso mintió de manera flagrante.
“Lo que quiero decirle, no a la noticia tendenciosa, sino al Perú entero –dijo–, trabajo desde mis 18 años y lo que tengo es fruto de mi esfuerzo y de mi trabajo”.
Esta es una versión elaborada. Ella sabía que no era fruto de su trabajo. Y tuvo cara para inventar que el reloj era “de antaño”.
Wilfredo Oscorima compró uno de los relojes el 31 de mayo del 2023, día del cumpleaños de la mandataria. Dijo que lo hizo “para regalar a una familia muy querida”. Esa tarde estuvo en Palacio.
Después, ante la fiscalía, Boluarte declaró que los relojes y otras joyas fueron un préstamo. Nos quiso hacer creer que Oscorima fue el día de su santo a Palacio a “prestarle” unos relojes Rolex.
En el reciente mensaje a la nación, la presidenta ha dicho que no se hizo una cirugía estética. Las imágenes del antes y después marcan una notoria diferencia estética en su rostro.
La jefa del Estado asegura que fue una intervención sobre “funcionalidad respiratoria”. Puede ser, pero no se puede excluir la intervención estética.
Lo más grave son las firmas suscritas en varios documentos oficiales, durante su posoperatorio.
Si se comparan las firmas de los documentos, se ve que no es el mismo trazo. La grafóloga Rosa María Cifuentes, en el programa “Beto a saber”, mostró cómo los bastones de las letras “d” y “b” no eran iguales, además de las “a” y la “t” final.
Sospechosa resulta, también, la afirmación de que ella no estuvo en la playa Mikonos, sino en Asia del Sur, que queda al lado.
En Mikonos fue buscado Vladimir Cerrón, prófugo de la justicia. El secretismo se mantiene: no se dice a qué familia visitó ni por qué despachó a toda su seguridad.
La vida de la presidenta no es la vida de un particular. Está sometida a escrutinio público. Le pagamos su sueldo y, sobre todo, ejerce el poder en nombre de todos los ciudadanos.
Queremos saber la verdad desde el principio, no solo cuando la fiscalía la pone contra las cuerdas. Y que no mienta sobre si es mentirosa.