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Una franja sin periodistas
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Una franja sin periodistas

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Desde octubre del 2023 han muerto en la franja de Gaza más periodistas que en la guerra civil estadounidense, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, las guerras en Iraq y Afganistán, y la que se libra ahora en Ucrania. El recuento elaborado a fines de marzo por el proyecto “Costs of War”, de la Universidad Brown, en Estados Unidos, señalaba que 232 periodistas habían muerto durante los bombardeos israelíes. Un promedio de 13 al mes.

A la fecha, el número se ha incrementado a 278, incluyendo el bombardeo del pasado 25 de agosto contra el hospital Nasser, que mató a cinco periodistas que trabajaban para Reuters, AP, Al Jazeera y Middle East Eye. Para decirlo sin rodeos: el Estado de Israel ha asesinado, a través de sus soldados, a 278 trabajadores de prensa, otro de los crímenes de guerra que Benjamín Netanyahu carga sobre sus hombros.

Según el derecho internacional humanitario, los periodistas son civiles y no son considerados blancos de ataque. Además, están claramente identificados. Esto no significa que los corresponsales de guerra no sepan que corren el riesgo de perder la vida cuando cubren un conflicto, pues pueden quedar en medio de un bombardeo o ser secuestrados. Pero las cifras en Gaza muestran que los periodistas están siendo uno de los objetivos del Gobierno Israelí, bajo el argumento de que muchos de ellos son agentes de Hamas. Así lo dijeron cuando mataron a Anas al-Sharif, uno de los reporteros emblemáticos de Al Jazeera, en un bombardeo en el que también murieron otros tres hombres de prensa.

El Gobierno de Israel sigue impidiendo a los medios internacionales ingresar a la franja, por lo que la única información que sale del enclave es a través de periodistas locales –la mayoría palestinos– que son contratados por las agencias o cadenas de televisión. La muerte sistemática de los reporteros plantea el riesgo de que se pierda el registro independiente de lo que está ocurriendo en el lugar, algo que ya ha alertado Reporteros sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas.

Mientras Israel no quiere que periodistas extranjeros estén en la franja, sí invierte dinero en pagar viajes a influencers estadounidenses (entusiastas MAGA, para mayor detalle) para que ‘verifiquen’ cómo abunda la comida en los centros de distribución y así desacreditar la declaración oficial de hambruna.

En la guerra ya han muerto 63.000 palestinos; la inanición está a la orden del día y Netanyahu se alista para arrasar Ciudad de Gaza. El mundo, entre tanto, sigue mirando de reojo mientras ningún gobernante de peso se atreve a imponer sanciones relevantes.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Gisella López Lenci es Periodista

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