Uno de los temas relevantes que tiene entre manos este Congreso es terminar de aprobar las reglas que aplicarán en las próximas elecciones, así como las que se utilizarán para el funcionamiento de las dos cámaras que tendremos en el Parlamento a partir del 2026 (diputados y senadores).
En el caso de las leyes electorales, por ahora no se debaten iniciativas concretas respecto del financiamiento partidario de empresas privadas ni de la posibilidad de establecer alianzas entre partidos. Esto último, para no tener que elegir presidente y congresistas, probablemente, entre cerca de 50 partidos.
El retorno del financiamiento privado es vital para, al menos, tratar de equilibrar la cancha. La prohibición aprobada en el 2020 no tuvo mayor debate y terminó favoreciendo a las economías informales e ilegales. A la luz de varias de las contrarreformas aprobadas por este Congreso parece claro que estos sectores tienen poder e influencia. Los privados formales que transparentemente declaren su apoyo a tal o cual candidatura deberían poder canalizar recursos a favor de ella. Los ilegales e informales lo hacen, pero fuera de la ley. Es natural que un empresario ponga recursos para promover agendas favorables al libre mercado y políticas sociales que las acompañen. Que nadie se escandalice.
En el caso de las alianzas electorales, resulta interesante analizar los datos de una reciente encuesta de Datum para El Comercio. Consultados respecto a que un partido postule individualmente o en alianza a las elecciones, el 64% de peruanos prefirió la candidatura individual y solo el 26% optó por las alianzas. Estimo que la mayoría de la población no sabe que probablemente la cédula del 2026 tendrá cerca de 50 casillas. Por eso, quizás a esa pregunta le faltó un tanto de contexto y no debería ser utilizada para desvirtuar las iniciativas que buscan promover los agrupamientos políticos.
Otras normas electorales relevantes son las relacionadas con la propia elección de diputados y senadores. Con los superpoderes que tendrá el Senado, el día del próximo ‘flash’ electoral interesará igual o más el resultado de esos comicios que los de la elección presidencial.
La forma de elección y el número de senadores (podemos tener más de 60) debería ser evaluada técnicamente para que ninguna región esté subrepresentada (Lima, especialmente). No hay mucho tiempo y no es una tarea para cualquiera. Se requieren científicos expertos trabajando en alguna propuesta, así como una gran difusión y debate de esta. No hay nada peor que el secretismo en aquello que determinará la conformación de un gran poder futuro.
Por eso mismo, más allá de las críticas iniciales y válidas sobre la constitucionalidad de un proceso de suspensión del presidente, es importante que Fuerza Popular, a través de Martha Moyano, haya presentado la semana pasada proyectos de ley para reglamentar al Congreso, la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. Son textos que requieren amplia difusión y análisis para que no se encaleten sorpresas, como lamentablemente nos estamos acostumbrando.