Thais Calvo Pérez

El en el enfrenta una crisis profunda, marcada por la sobrepoblación, los altos índices delictivos y de violencia en las calles que obligan a tener más establecimientos penitenciarios, y la falta de recursos adecuados. Sin embargo, uno de los aspectos más graves es la reincorporación social de las personas que salen de prisión. A pesar de cumplir sus condenas, esta población enfrentan enormes barreras para reinsertarse en la sociedad, lo que a menudo los condena a una vida de marginalidad y, en muchos casos, a reincidir en actividades delictivas.

La ausencia de una estrategia de reinserción efectiva no solo perpetúa el ciclo de la criminalidad, sino que también contribuye a la estigmatización social. La sociedad peruana, en su mayoría, sigue viendo a los ex reclusos con desconfianza, como personas peligrosas que no merecen una segunda oportunidad. Este prejuicio hace que la reintegración sea una tarea casi imposible para muchos.

Por ello es crucial fortalecer la formación educativa y capacitación laboral que se da dentro de las cárceles, ayudarlos a desarrollar habilidades básicas que les permitan encontrar empleo una vez en libertad, a través de programas de educación técnica y/o profesional. Asimismo, es importante que esto se trabaje en conjunto con el apoyo psicológico, preparando a los internos para una vida productiva fuera de la prisión.

Asimismo, es necesario crear redes de apoyo que conecten a los ex reclusos con oportunidades laborales y servicios sociales. Esto no solo facilitaría su reinserción, sino que también ayudaría a romper con las redes criminales que a menudo los captan nuevamente.

Finalmente, como sociedad debemos educarnos sobre la importancia de la reinserción social. Cambiar la percepción pública es fundamental para que esta población pueda ser aceptada y tengan la oportunidad de reconstruir sus vidas. Ese uno de los objetivos que tengo a lanzar el podcast Q’Cana, el cual busca acercar las historias de personas que viven o pasaron por esta experiencia, con la finalidad de descubrir qué los llevó a estar privados de su libertad, identificar los factores de riesgo en la sociedad y servir como herramienta para la prevención del delito.

En conclusión, implementar estrategias efectivas de reincorporación social no solo son una cuestión de justicia, sino también de seguridad pública. Una sociedad que cierra las puertas a quienes buscan redimirse se condena a perpetuar los mismos errores. Es hora de que el Perú adopte una política integral que permita, no solo a los ex reclusos convertirse en ciudadanos productivos y responsables, sino reconocer en qué estamos fallando como sociedad.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Thais Calvo Pérez es fundadora de la ONG Serhumano