Como tantas otras cifras oficiales en estos días, la de la cantidad de efectivos de la Policía Nacional infectados por el COVID-19 hasta la fecha no es fácil de obtener. Al 14 de abril –es decir, siete días atrás– se habían reportado “más de 300” casos. Y a decir del comandante general de la institución, general José Luis Lavalle, los fallecidos sumaban ya cinco. La lógica sugiere que desde entonces ese cuadro, lamentablemente, solo puede haber empeorado.
En esta página hemos llamado ya la atención sobre la necesidad de proteger a quienes nos protegen y la PNP cae desde luego dentro de esa categoría. Sin embargo, las carencias en materia de precauciones en comisarías y el propio hospital de la policía han sido noticia recurrente desde que empezó la pandemia. E, increíblemente, las malas nuevas continúan. La más reciente, la contratación de una compañía que suele prestar servicios de impresión y fotocopiado al Fondo de Vivienda Policial para realizar, junto con otras empresas, las labores de desinfección y fumigación en 180 comisarías de Lima y Callao. Una compañía, además, que no tiene autorización del Ministerio de Salud (Minsa) para encargarse de esa delicada tarea.
Para comprender la gravedad de lo que esta irregular situación podría suponer, cabe mencionar que entre las comisarías fumigadas por la empresa en cuestión –Azur Servicios S.A.C.– se cuenta la de Villa Reyes en Ventanilla, uno de cuyos agentes ha relatado que él y algunos de sus compañeros tuvieron hace poco tos, fiebre, vómitos y sudoración. Y no era que hubiesen contraído el COVID-19 (como creyeron en un principio), sino que estaban intoxicados…
El asunto por cierto huele muy mal. ¿Quién dispuso o autorizó la contratación de esa empresa para la citada tarea y con qué criterio? Esa respuesta tiene que ser ofrecida cuanto antes por las autoridades del sector y, de no ocurrir ello, exigida por el Congreso. Máxime en un contexto en el que el presidente Vizcarra acaba de declarar que, sin importar dónde esté, la corrupción en medio de la lucha contra el coronavirus tiene que merecer un castigo ejemplar.
La fumigación que hace falta en este caso es doble.
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