Aunque es tentador llamar “milagro” al ‘boom’ de la agroexportación peruana, la verdad es que el despegue tuvo pilares terrenales bastante claros. La integración comercial del Perú al mundo –a través de tratados de libre comercio y otros instrumentos similares– abrió mercados antes inaccesibles. La Ley de Promoción Agraria, recientemente extendida, permitió adecuar los ciclos productivos del campo a la regulación laboral, haciendo posibles las contrataciones. Grandes proyectos de infraestructura hídrica, complementados con inversión privada, lograron convertir desiertos de la costa en fértiles valles para uvas, espárragos, arándanos y paltas.
Los avances en este último punto, sin embargo, han quedado en el limbo en los últimos años. Motivos distintos paralizaron los megaproyectos de irrigación Majes-Siguas II y Chavimochic III, a cargo de los gobiernos regionales de Arequipa y La Libertad, respectivamente. Entre ambas inversiones se podría ampliar la frontera agrícola en casi 70 mil hectáreas. No obstante, luego de períodos largos de para y debate, ambos estarían encontrando un nuevo impulso para su concreción.
Respecto de Majes-Siguas II, el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) anunció la semana pasada que entre marzo y abril próximos se destrabará su ejecución luego de que el Gobierno Regional de Arequipa acordara suscribir una adenda pendiente. Todavía queda camino por recorrer –el consejo regional debe aprobar la adenda– y el estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto vence en mayo –de modo que nuevas demoras implicarían un alto riesgo–, pero hay ya un panorama más claro y consensuado para la realización del proyecto.
Por su parte, hoy se cumple el plazo para que el Gobierno Regional de La Libertad responda a las observaciones que planteó el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) sobre el avance de Chavimochic III. Como se recuerda, los escándalos de corrupción vinculados a Odebrecht motivaron la paralización de las obras en la presa Palo Redondo, que tiene ya un avance de 70%.
Para continuar con el “milagro” peruano de la agroexportación se requiere seguir trabajando.