Muchos entre nosotros han olvidado a Matías, el pequeño schnauzer que hace algunos años fue asesinado a sangre fría, con tres infames balazos, por el ex congresista Miró Ruiz (alias ‘Mataperro’). Debo admitir que yo también había dejado de recordar al finado can, hasta que la semana pasada Miró Ruiz anunció que planea tentar otra vez la gloria del poder político, esta vez como presidente regional de Huancavelica.
¿Debemos o no perdonar al ex congresista? Decidí sumergirme en el pasado para iluminar el enorme dilema moral y determinar si es que sus acciones merecían nuestra reconsideración. Pronto encontré una nota en El Útero de Marita (2008) que nos recordaba los argumentos con los que el legislador defendió sus acciones ante la Comisión de Ética del Congreso. Miró Ruiz aseguró que disparó contra el hambriento Matías mientras interpretaba el mundo de acuerdo con su idiosincrasia, dentro de la cual “aniquilar depredadores” es “la cosmovisión de su gente”. Matías y otros tres canes (contra los que también disparó) estaban comiéndose sus pollitos.
Recibidas estas clarísimas explicaciones –y dejando ahora elegantemente de lado que él no tenía licencia para portar armas, porque claramente ese no es ni fue entonces el fondo del asunto–, creo que la sanción de 60 días de suspensión que le dio el Congreso debe ser más que suficiente para pasar la página. Desde aquí prendemos un cirio blanco por Matías, y al otrora canicida le deseamos, al mismo tiempo, buenaventura electoral.