Pablo De la Flor, director ejecutivo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). (Foto: archivo)
Pablo De la Flor, director ejecutivo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). (Foto: archivo)
Pedro Tenorio

Cuando en febrero del 2014 Nadine Heredia conspiró contra el entonces jefe del Gabinete, César Villanueva, y forzó su renuncia, inició una debacle que la llevaría pronto a perder el rango de “estrella” del régimen que, de acuerdo con las encuestas, venía ostentando. Tiempo después, la denuncia de los “narcoindultos” complicó toda expectativa electoral de Alan García, pero este se negó a aceptarlo. Sus disculpas públicas poco antes de la primera vuelta en el 2016 no lo salvaron del rechazo general. Las crisis políticas casi siempre avisan. Por eso la habilidad de un político radica en detectarlas a tiempo y atacarlas sin demora.

Sin embargo, no es lo que viene sucediendo con el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski en un tema tan sensible como el de la “reconstrucción con cambios”, luego de El Niño costero. La emergencia lleva siete meses sin que hasta el momento se vislumbre una solución eficiente. Fue un desastre nacional que afectó a cientos de miles de familias que hoy, para todo efecto práctico, continúan en la misma indefensión que el día en que los huaicos y crecidas de ríos arrasaron sus viviendas. La renuncia de Pablo de la Flor al organismo encargado ahonda la sensación de que en Palacio de Gobierno no entienden el problema ni cómo encararlo.

Así, es obvio que se avecina una crisis muy seria por este tema y que Mercedes Aráoz no es consciente de ello. Sale De la Flor y se anuncia su reemplazo, pero el problema no es de nombres sino de procedimientos y de voluntad política. Lo alertó en este Diario Roberto Abusada: “Trabajar en forma atomizada con 306 unidades ejecutoras es a todas luces una mala idea” (“”, 17/10/2017). El economista proponía que fuera el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a través de una oficina especializada, el que gestione las labores de reconstrucción ante la inoperancia de instancias regionales y provinciales para convocar concursos, adjudicar obras y supervisarlas con el criterio técnico requerido. Pablo de la Flor se estrelló con un muro de incapacidades en el que se estrellarán Aráoz y compañía si no hacen ajustes cuanto antes.

Sin embargo, ese es solo el flanco técnico del problema, pues hay un ámbito político donde únicamente hay discursos. No basta con que el presidente Kuczynski visite una mañana el norte para “inspeccionar” la limpieza del cauce de algunos ríos. Está clarísimo que, o el Gobierno corrige y actúa ya mismo o se lo llevará el huaico del descontento popular, lo que atizará el demoledor ataque de las fuerzas opositoras y le restará fuerza para implementar cualquier iniciativa o reforma (¡nadie querrá aparecer del brazo de un Ejecutivo socialmente insensible!). Avisados están.