"En el sueño fujimorista de la vacancia sin culpa, PPK es un árbol quemado que se caerá solo". (Foto: El Comercio)
"En el sueño fujimorista de la vacancia sin culpa, PPK es un árbol quemado que se caerá solo". (Foto: El Comercio)
Fernando Vivas

Sincerémonos. El fujimorismo sí desea que PPK vaque, pero dudo que un Daniel Salaverry llegue a plantearlo como planteó defenestrar a Pablo Sánchez. Disolver con la fuerza de la bankada al fiscal de la Nación que los investiga, aun si lo hace con un sesgo antifujimorista, es abusivo y radical. Pretender apurar su llegada al poder a la mala, acortando el quinquenio con una vacancia de su autoría, sería mucho peor, sería mancillar la esencia de sus legítimas aspiraciones de llegar al poder, algo así como convertir a Keiko en Alberto, disolviendo su identidad en la reivindicación del padre autoritario.

Por todo esto, la vacancia no está en boca del fujimorismo, salvo cuando se le pregunta por ella. Invocan al fantasma pero para negarlo. De hecho, anhelan que PPK no acabe su mandato; pero secreta y pasivamente, como el profesional que quiere ver muerto al colega que le quitó el puesto y espera que otro lo borre del mapa o este se hunda por sus propios errores. Hasta se cuidarán de que no los vinculen con el ‘vacador’ magnicida. Eso sí, podrán ayudar a preparar el escenario para que el fin de PPK por mano ajena fluya con rapidez. En el sueño fujimorista de la vacancia sin culpa, PPK es un árbol quemado que se caerá solo, sin que veamos el concierto de soplidos para apurar su caída.

Sigamos sincerándonos. Hasta ahora, PPK ha sembrado para su vacancia más de lo que el propio fujimorismo ha sembrado en sus episodios de censura y obstruccionismo congresal. Chinchero, su adenda y su recule fueron obra y desastre de autoría presidencial; mientras el agua –gran tema para una ‘revolución social’ como la que PPK prometió en el 2016– corría sin planificación ni comunicación política. Pretender combatir al fujimorismo con amigos regionales –¡clientelismo tecnocrático, apunten esa novedad!– es una ingenuidad que complicó la reconstrucción del norte.

Finalmente, ante el más serio trascendido contra su idoneidad moral, el presidente ha respondido mal. Marcelo Odebrecht, según varias versiones, ha revelado que PPK asesoró a su empresa. El presidente rechazó escuetamente tal versión, en lugar de hacer descargos extensos replicando a los indicios que se conocen. Además, ya lo había negado ante una comisión congresal, provocando que se hable de una posible mentira y así jalar la pita de la catadura moral hasta llegar a la vacancia.

Vamos, esto se tiene que parar de una vez saliendo al frente con gestos políticos que afirmen el compromiso contra la corrupción. Que PPK se explique ante la Comisión Lava Jato y que Keiko no arremeta contra Sánchez. Esos dos gestos y un pacto anticorrupción entre PPK y Keiko, comprometiéndose a fortalecer y respetar al sistema de justicia, sería un golazo.