En Lima, una ciudad enclavada en un desierto, el agua no abunda. Una malla atrapaniebla de 20 metros cuadrados puede proveer de al menos 200 litros de agua al día a una familia de bajos recursos en Villa María del Triunfo.  (Foto: ONG Movimiento Peruanos Sin Agua)
En Lima, una ciudad enclavada en un desierto, el agua no abunda. Una malla atrapaniebla de 20 metros cuadrados puede proveer de al menos 200 litros de agua al día a una familia de bajos recursos en Villa María del Triunfo. (Foto: ONG Movimiento Peruanos Sin Agua)
Lourdes Fernández Calvo

La idea, que luego se convirtió en proyecto, nació hace 17 años, cuando Abel Cruz Gutiérrez llegó de Cusco a Lima a vivir en un asentamiento humano ubicado en la zona alta de Ancón, donde el agua era un lujo. Abel, ingeniero ambiental de profesión, dejó los campos de Echarati para trabajar de mensajero en un estudio de abogados en el Centro de Lima. Ese trabajo lo obligaba a salir a las 6 a.m., cuando la neblina lo cegaba, y regresaba a casa por la noche, cuando las goteras invadían su techo de calamina.

“Se me ocurrió cercar el lugar con mallas de nailon y empecé a ‘atrapar’ la niebla para que se convirtiera en agua. Cuando esto ocurrió, festejé. De niño mi familia celebraba cuando llovía porque así el campo se regaba y teníamos agua para cocinar”, cuenta Cruz, hoy presidente de la ONG Movimiento Peruanos Sin Agua. Esta asociación busca soluciones al problema del agua potable, saneamiento básico y medio ambiente en las zonas periurbanas y rurales del país.

Con apoyo de fundaciones internacionales, la ONG ha instalado 1.550 atrapanieblas en las zonas altas de Moquegua, Tacna, Arequipa, Apurímac, Huancavelica, Huaral y Lima. El primer distrito beneficiado fue Villa María del Triunfo.

Las mallas atrapanieblas logran captar el agua de la neblina que cubre los cerros de las zonas altas durante al menos ocho meses al año. En verano, las mallas son retiradas para que no se estropeen por el sol y el clima. ¿Cómo funciona el sistema? Es simple. La malla condensa la niebla, luego, el agua que se capta es transportada por una red de canales y es depositada en un tanque. En una primera etapa, el agua es utilizada por los vecinos para regar los cultivos o para la limpieza diaria, como el lavado de ropa.

Abel Cruz señaló que con el presupuesto implementarán el sistema de captación de agua en una asociación de vecinos del distrito de Calana, en Tacna. (Foto: ONG Movimiento Peruanos Sin Agua)
Abel Cruz señaló que con el presupuesto implementarán el sistema de captación de agua en una asociación de vecinos del distrito de Calana, en Tacna. (Foto: ONG Movimiento Peruanos Sin Agua)

Pero ‘los sin agua’, como son conocidos los integrantes de la ONG Movimiento Peruanos Sin Agua, piensan ir más allá. En una segunda etapa, se ha incluido el proceso de potabilización para que las familias también puedan consumir el agua. Para ello han creado el ‘cloro ecológico’, que ya ha sido certificado por la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa).

“Hoy estamos beneficiando a unas 30 mil familias que no tienen acceso a este recurso en el país”, precisa Cruz. El problema del agua es especialmente duro en la capital, considerada la segunda ciudad más grande del mundo ubicada en un desierto, luego de El Cairo (Egipto). Según la asociación Aquafondo, aquí solo llueven nueve milímetros de agua al año y –a diferencia de El Cairo, que cuenta con el Nilo–, Lima no tiene ríos muy caudalosos y hay muy pocas reservas de agua.

—Ganadores—
Ocho de los 25 miembros de la ONG Movimiento Peruanos Sin Agua llegaron hasta México el pasado 16 de noviembre con una nueva ilusión: ganar el Desafío Google.org, el certamen regional que busca apoyar a organizaciones sin fines de lucro y fomentar iniciativas de innovación con impacto social en América Latina.

Ese día, la delegación peruana quedó entre los cinco finalistas junto a representantes de México, Argentina, Colombia y Chile. Luego, en menos de 20 minutos, Jorge Poma Deza, director ejecutivo de la ONG, tuvo que explicar ante el público y el jurado por qué el proyecto merecía ganar el premio. Y lo logró.

El jurado integrado por Rigoberta Menchú, embajadora de buena voluntad de la Unesco y ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992; Gabriel Baracatt, director ejecutivo de Fundación Avina; Anamaria Schindler, responsable de Ashoka para América Latina; la presidenta de Google.org, Jacquelline Fuller; y Adriana Noreña, vicepresidenta de Google para Hispanoamérica, aplaudieron el proyecto y le dieron el segundo lugar regional. La ONG recibió como premio US$150.000 adicionales (en total son US$500.000), el cual deberán invertir en los próximos 12 meses.

Abel Cruz (izquierda) y Jorge Poma expusieron su proyecto de captación de agua ante Google y el público en México. 
 (Foto: Google)
Abel Cruz (izquierda) y Jorge Poma expusieron su proyecto de captación de agua ante Google y el público en México. (Foto: Google)

En conversación con El Comercio, Poma aseguró que con este dinero se implementará el aquamóvil, un camión con el cual se repartirá el agua potable a las poblaciones que no tienen acceso a ella. “Esperamos beneficiar a 100 mil familias”, contó emocionado Poma.

Asimismo, Abel Cruz señaló que con el presupuesto implementarán el sistema de captación de agua en una asociación de vecinos del distrito de Calana, en Tacna. “En 53 hectáreas instalaremos el equipamiento necesario para una ciudadela modelo, con atrapanieblas, paneles solares y biodigestores. Esto será monitoreado por un año por Google”, dijo Cruz.

‘Los sin agua’ ahora piensan a futuro, prometen seguir atrapando neblina en todo el país para convertirla en agua bebible.

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