En Perú, un país con una matriz energética relativamente limpia gracias a la abundancia de gas natural, el debate acerca de la transición ha pivotado alrededor de la generación eléctrica, una discusión que varios expertos consideran que debe ser superada para que el país encuentre su propia senda.
“La agenda de la transición está centrada en el tema eléctrico (...) cuando Perú fundamentalmente tiene una matriz eléctrica limpia”, explica a EFE Carlos Gomero, socio fundador de LQG Energy and Mining Consulting.
Las emisiones de gases de efecto invernadero de Perú no suponen un porcentaje elevado a nivel global, pero “cuando se habla de transición energética, inmediatamente se piensa en el sector eléctrico para la promoción de energías renovables”, agrega.
“Perú produce gas natural propio”
“Se está errando el foco, porque un 95 % de las emisiones está en otros ámbitos (...), como la deforestación y el transporte”, comenta Gomero, para quien los puntos de partida de Perú en materia de transición energética deben incluir el gas natural.
“Muchos países en el mundo dependen de importaciones de gas natural (....) y tienen que importarlo de fuera, a precios internacionales. Perú produce gas natural propio y a precio regulado por el Estado, muy barato”, comenta.
El directive de LQG Energy and Mining Consulting propone no dejar de lado la “neutralidad tecnológica”, porque en su opinión no debería preferirse “una tecnología sobre otra”, sino que todas deben “competir en el mercado en función de sus condiciones y aportaciones a los servicios”.
El “trilema” de Perú
Perú debe considerar “el trilema energético”, que aspira a “buscar un equilibrio” entre la sostenibilidad ambiental -es decir la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero-, la competitividad y la seguridad en el suministro, sugiere el exministro de Economía y director ejecutivo de Videnza Instituto, Luis Miguel Castilla.
Hasta ahora, el “vértice” de la sostenibilidad ha sido “la agenda predominante”, pero Perú se diferencia del resto del mundo, donde las emisiones de gases de efecto invernadero proceden casi en un 30 % del sector eléctrico.
“El caso peruano es muy distinto”, la fuente de emisiones tiene que ver fundamentalmente con otros factores, apunta Castilla.
“El uso de los suelos, la deforestación, la minería ilegal, las prácticas agrícolas no sostenibles explican al 60 % de la emisión de efectos de gases invernadero, mientras que la electricidad solamente representa el 7%”, sostiene.
Perú carece de una política consistente, considera, y una muestra es que no existe una reglamentación “clara respecto a ordenar el uso del suelo o a lidiar con la deforestación”.
Rumbo Energético
Por otro lado se han estado promoviendo una serie de energías y otorgando una serie de subsidios “que resultan un tanto incoherentes”, apunta el director de Videnza Instituto, una asociación sin fines de lucro que elabora propuestas de políticas públicas en Perú.
Una de ellas es la iniciativa Rumbo Energético que busca “generar conciencia en los ámbitos públicos sobre la importancia de una transición energética eficiente, equilibrada y acorde a la realidad del país”.
Mientras tanto, las autoridades peruanas otorgan a la vez subsidios al gas licuado de petróleo (GLP), al diésel importado -a través de devoluciones del impuesto selectivo al consumo a los transportistas-, al gas natural vehicular y a la electromovilidad, afirma Castilla.
“Se subsidia algo que no cambia de manera ostensible la participación de los recursos energéticos renovables en la matriz eléctrica”, pese a “haber recibido muchos subsidios”, agrega el directivo de Videnza Instituto, para quien Perú debe “transitar más bien hacia el fomento de un uso racional de la energía termoeléctrica y la hidroenergía”.