La Dinasfera fue una especie de autorueda gigante que se presentó como un prototipo eléctrico y de gasolina. Su concepto buscaba la forma más sencilla de moverse a bordo de un vehículo.
Esta monorueda era fabricada en hierro y tenía tres metros de alto. En su interior viajaban el operador y un acompañante, aunque la versión eléctrica era monoplaza. Dos años después, hubo también una presentación para hasta ocho pasajeros denominada “Dynasphere 8″.
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El conductor iba sentado dentro de la rueda que, inicialmente, contaba con un timón con un desempeño muy medido. Por ello, para doblar, el piloto debía inclinar su cuerpo hacia el lado requerido. Luego, una presentación con un volante mejoró la maniobrabilidad de esta esfera dinámica.
Durante su presentación en la playa inglesa Brean Sands, al oeste de Londres; la unidad a gasolina alcanzó los casi 50 kilómetros por hora (km/h) con un motor de dos caballos y medio, lo que fue suficiente para mover, además, los 454 kilogramos del monociclo. Tenía una transmisión de tres velocidades.
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Este extraño proyecto, que se perfilaba como la movilidad del futuro en ese entonces, fue creado y patentado por el ingeniero inglés John Archibald Purves en 1930. Su inspiración habría sido un dibujo de Leonardo da Vinci.
Para ese año y época, el automóvil como tal ya existía, pero siempre se estaba en la búsqueda de innovación.
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Purves sostuvo aquel día en la playa que habían reducido la locomoción a la forma más simple posible al sustituir una rueda por las cuatro del auto convencional, con la consiguiente economía de energía.
Sin embargo, tras 1933 no se supo nada más de la Dinasfera y tampoco se supo muy bien cuáles fueron las causas determinantes de su inviabilidad.
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